Revista Cultura y Ocio

La soledad de Charles Dickens. Dan Simmons

Por Mientrasleo @MientrasleoS

La soledad de Charles Dickens. Dan Simmons
     "Mi nombre es Wilkie Collins, y supongo, ya que pienso postergar la publicación de este documento por lo menos un siglo y cuarto después de la fecha de mi muerte, que no recordarán mi nombre. Algunos dicen que soy un jugador empedernido, y los que aseguran tal cosa están en lo cierto, de modo que apuesto, querido lector, a que ni ha leído ni ha oído hablar jamás de ninguno de mis libros ni obras de teatro. Quizás ustedes, británicos o norteamericanos que están en el futuro, dentro de ciento veinticinco años, ni siquiera hablen ya inglés. Quizá vistan como hotentotes, vivan en cuevas iluminadas por gas, viajen por el mundo en globos, y se comuniquen mediante pensamientos telegrafiados sin verse entorpecidos por lenguaje hablado o escrito alguno."
     Cuando leí el título que hoy traigo no sé qué me sorprendió más, si el propio título o que estuviera ligado a Dan Simmons, un autor al que identificaba directamente con el terror. Pero lo cierto es que tras leer la sinopsis la atracción fue inmediata y no pude evitar llevar el libro a casa. Hoy traigo a mi estantería virtual, La soledad de Charles Dickens.
     En este libro conocemos los últimos años de Dickens de la voz de su rival Wilkie Collins. Tras sufrir un accidente ferroviario, su vida da un giro hacia los temas macabros que siempre le habían atraído. Comienza a obsesionarse con un pasajero, Edwin Drood y con el oscurantismo que parece rodearlo. Collins ayudará al lector a acompañar a Dickens durante sus últimos años entre secretos y misterios.
     Es un libro diferente a cualquier otro del autor, lo primero porque se aleja del terror y lo segundo porque me resulta bastante difícil de encuadrar, el autor ha realizado una documentación temenda que, mezclada con la ficción, dotan al libro de un realismo que provoca que demos sus hechos como reales. Sin apenas darnos cuenta vamos descubriendo a un Dickens que, en mi caso al menos, poco o nada tenía que ver con el autor que yo conocía. Así mismo Collins se descubre como un hombre a la sombra, con complejos, y un toque de ironía en su crónica, incluso mala leche, que provoca una sonrisa maliciosa en el lector más de una vez. Conocemos también a la familia de Dickens, su mujer, hija, amante, y el carácter marcadamente autoritario que tenía, sus fobias, adicciones y obsesiones van apareciendo en este libro que, sin ser trepidante, consigue que sus ochocientas páginas vayan pasando sin apenas darnos cuenta. Nos llevamos además alguna sorpresa si somos lectores propensos a tirar de buscador para comprobar determinado tipo de afirmaciones, yo por ejemplo, saqué varios títulos apuntados para leerme de este dueto improvisado.
     Hay referencias literarias, ciudades subterráneas, atmósferas asfixiantes y un toque gótico que hacen las delicias de los aficionados al género y por otro lado no profundiza demasiado en ninguna como para espantar a quienes no lo son.
     De este modo consigue un libro bastante equilibrado escrito a ritmo de best seller en el que lo único que queda es que su recta final nos deje satisfechos. Eso ya es a criterio del lector, aunque... no, no se trata de lo único. En mi caso, la gran pega que le pongo al libro es la cantidad de errores que lo encontré. Tal vez haya sido mi edición solamente, pero la traducción me ha parecido pésima, casi robótica, con artículos y preposiciones mal colocados, adjetivos que bailaban en las frases y géneros indefinidos. No he podido quitarme la sensación de haber puesto un traductor informático que no fuera capaz de darle al libro el tono y estructura que en justicia se merecían.
     Me da mucha pena además cuando esto sucede porque, aunque no sea su culpa, desmerece mucho al título que leemos.
     ¿No os pasa a vosotros que si encontráis muchos fallos termináis por perder el hilo de lo que estáis leyendo?
     Gracias
  

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