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La soledad no es una epidemia

Por Davidsaparicio @Psyciencia
La soledad no es una epidemia

El sociólogo Eric Klinenberg argumenta en The New York Times por qué la epidemia de la salud es un mito:

La evidencia principal para el aumento del aislamiento proviene de un artículo de una revista de sociología al que se le ha hecho mucha referencia y que sostiene que, en 2004, uno de cada cuatro estadounidenses no tenía a nadie en su vida en quien sintiera que podía confiar, en contraste con uno de cada diez durante la década de los ochenta. No obstante, resulta que ese estudio está basado en datos incorrectos y otras investigaciones muestran que la proporción de estadounidenses sin alguien de confianza es aproximadamente la misma desde hace mucho tiempo. Aunque uno de los autores se desligó del artículo (declaró que ya no es confiable), los estudiosos, periodistas y encargados de las políticas continúan citándolo.

Los otros datos sobre la soledad son complicados y a menudo contradictorios, en parte porque hay muchas maneras de medir el fenómeno. No obstante, está claro que las estadísticas sobre la soledad que citan quienes hablan de una epidemia son atípicas. Por ejemplo, un conjunto de estadísticas proviene de un estudio que definía como personas solitarias a aquellas que decían sentirse “excluidas”, “aisladas” o “faltas de compañía” —incluso solo una “parte del tiempo”—. Ese es un umbral excesivamente bajo y ciertamente no es el que queremos que usen los médicos ni los encargados de las políticas públicas.

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lo que no significa que la soledad no pueda provocar problemas en la salud y en el funcionamiento de las personas. Sino que exagerarlo reduce la capacidad de los sistemas de salud para dar respuesta a las personas que realmente sufren de los efectos de la soledad:

Cuando el Reino Unido anunció su nuevo ministerio, los funcionarios insistieron en que todos, jóvenes o viejos, están en riesgo de estar solos. No obstante, las investigaciones señalan algo más específico. En países como Estados Unidos y el Reino Unido, son los pobres, los desempleados, los desplazados y las poblaciones migrantes quienes sufren más por soledad y aislamiento. Su vida es inestable, al igual que sus relaciones. Cuando se sienten solos, son los menos capaces de conseguir apoyo médico o social.

En el artículo también explica cuales son los factores que pueden contribuir a la soledad y algunos beneficios de la soledad.

Lee el artículo completo en The New York Times en español.


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