La sonrisa del Sr. Iglesias

La inusual primera imagen de nuestra entrada de hoy, muestra a un Iglesias risueño, con amplia sonrisa y frente amplia y despejada, embutido en un esmoquin que le sienta como a Jesucristo unas pistolas; la instantánea fue tomada durante la pasada gala de los premios Goya, a la que acudió ajustandose al protocolo -vestir de etiqueta- mientras se pasa por el glorioso arco de los dídimos la misma norma cuando la reunión es con el Rey. Eso nos da idea de sus prioridades en el respeto a las instituciones; se conoce que la academia del cine le merece más relevancia con la monarquía, con la que no comulga, pese a pretender reflejarse en los países nórdicos, que lo son en su mayoría.

Sin embargo, la segunda fotografía muestra un rictus más frecuente en el político emergente; ceño fruncido, labios apretados, profundamente preocupado por los problemas de la “gente” para los que tiene elixires mágicos que nos devolverán el bienestar, como sucede en grecia, Cuba o Venezuela. Este aspecto de D. Pablo es muchísimo más frecuente, y lo podemos observar, imagino que influenciado por su asesor de imagen, tanto en entrevistas de televisión, como en el Congreso o en declaraciones a los medios.

En definitiva, nuestro pobre líder morado, solo es feliz entre correligionarios integrantes del mundo de la “kultura” subvencionada por un gobierno insensible hacia determinados valores que representan tanto en el ideario progresista. Entonces, es capaz de poner el esmoquin y mostrar amplia sonrisa beatífica, hasta parecer otra persona distinta. si estuviera en una iglesia, la aureola lo haría automáticamente santo.