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La sutileza de la poesía sin palabras – Crítica de “La tortuga roja” (2016)

Publicado el 16 enero 2017 por Manuzapata @vivazapatanet
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El mundo no es lo suficientemente sencillo como para explicarlo en palabras. La sentencia la firma Hayao Miyazaki, director de cine de animación japonés recientemente retirado del que se ha dicho que combinaba elementos de Walt Disney, Steven Spielberg y Orson Welles. Nadie mejor que el fundador del mítico Studio Ghibli, del que surgieron obras maestras como La princesa Mononoke y El viaje de Chihiro, para introducir la crítica de la primera película no nipona producida por la factoría de sueños del país del sol naciente. El mérito de tan singular honor ha recaído sobre un realizador holandés, Michael Dudok de Wit, que les impresionó de tal manera con su cortometraje ganador del Óscar Padre e hija que, además de solicitarle la distribución del mismo, le pidieron que dirigiese un filme para ellos. Dieciséis años más tarde llega La tortuga roja, que también supone el estreno como largometrajista del cineasta de Utrecht.

La sutileza de la poesía sin palabras – Crítica de “La tortuga roja” (2016)

La cita de Miyazaki resulta totalmente oportuna ya que se nos presenta un trabajo realizado con un esmero y una elegancia exquisitas que relata sin necesidad de palabras el discurrir de la vida de un náufrago en una isla desierta habitada por tortugas, cangrejos y aves. La fuerza del viento, la persistencia de la lluvia, la fiereza de la mar embravecida, los gritos del protagonista, el canto sibilante de los albatros y una partitura que se mueve entre la épica y la emotividad componen la banda sonora que, unida a las poderosas imágenes, transmite de manera llana la magia de esta historia capaz de conmover a espectadores de todas las latitudes.

La sutileza de la poesía sin palabras – Crítica de “La tortuga roja” (2016)

Los trazos que definen las figuras recuerdan a los característicos dibujos de los cómics de Tintín e incluso en determinados momentos nos da la sensación de contemplar pasajes relacionados con la animación para adultos que nos ofrecía Vals con Bashir. Aún así, el desarrollo de la narración sigue la senda de la maravillosa introducción de Up, que supo arrancarnos sinceras lagrimas silenciosas.

La sutileza de la poesía sin palabras – Crítica de “La tortuga roja” (2016)

Este pequeño tesoro tan solo adolece de una pequeña tara, achacable a la falta de soltura en la distancia larga de quien tan excelentemente evoluciona en las duraciones breves. El espectador ha de ser paciente para poder superar una introducción que prolonga en exceso su desarrollo y de esta forma acceder al momento en que la fantasía, marca de la casa de la productora oriental, entra en contacto con un relato que hasta el momento había discurrido pegado al mundo real.

La sutileza de la poesía sin palabras – Crítica de “La tortuga roja” (2016)

A partir de ese momento, que coincide con la llegada de la enigmática tortuga roja, la cinta se eleva, poco a poco nos va enganchando hasta atraparnos, como si de una planta carnívora se tratase, con la poesía que surge de la sutileza de sus imágenes sublimada por la emotividad de unos acordes que consiguen que se nos encoja el alma, dando lugar a una de las obras más delicadas y singulares surgida de la imaginación y la pluma de un dibujante.

La sutileza de la poesía sin palabras – Crítica de “La tortuga roja” (2016)

Copyright del artículo © Manu Zapata Flamarique. Reservados todos los derechos.

Copyright imágenes  © Prima Linea Productions, Why Not Productions, Wild Bunch, Studio Ghibli. Cortesía de Karma Films.  Reservados todos los derechos.

La tortuga roja

Dirección: Michael Dudok de Wit

Guión: Pascale Ferran y Michael Dudok de Wit

Música: Laurent Pérez del Mar

Montaje: Céline Kélépikis

Duración: 80 min.

Francia, Bélgica, Japón, 2016


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