La teleasistencia en zonas rurales se convierte en un servicio vital durante las olas de frío

La mejora de la calidad de vida de población rural es una de las preocupaciones y de las líneas de trabajo de los servicios de teleasistencia. Especialmente en algunas provincias españolas en las que por su geografía y su dispersión poblacional cuenta con usuarios muy diseminados.  
La población mayor de 65 años supone un colectivo muy importante en la mayoría de las zonas rurales y con escasa densidad de población, especialmente en el interior de España. Por este motivo muchos ayuntamientos han iniciado varios programas para mejorar la calidad de vida de los mayores.
La teleasistencia en zonas rurales es un servicio prioritario estos días de intenso frío y de nevadas en las que muchas zonas quedan aisladas en algunos periodos de tiempo. Lo normal es que el personal realice llamadas telefónicas a todos los domicilios para recordar las alertas meteorológicas activas y explicar cuáles son las acciones más indicadas para evitar los efectos de las bajas temperaturas.
La teleasistencia consiste en instalar en el domicilio un terminal y un pulsador. En caso de emergencia o por cualquier otro motivo el usuario activa el pulsador y se pone en contacto verbal, modo manos libres, con el centro de atención, donde será atendido 24 horas al día los 365 días al año.
En algunas provincias la dispersión de usuarios es tal que sólo cuenta con un único usuario en la localidad. Es el caso por ejemplo del servicio de teleasistencia de la Diputación de Zaragoza en zonas de baja densidad de población en la zona de Ribera Alta del Ebro que cuenta con 235 usuarios muy repartidos con poblaciones como Bárboles con 2 usuarios, Figueruelas (3), Alcalá de Ebro (4), Sobradiel (4)… etc.
Especialmente en estos casos, en que la teleasistencia domiciliaria es vital para estos usuarios  no tendría que haber ningún tipo de dudas sobre la financiación del programa.