Revista Insólito

'La temida prisión y su leyenda'

Publicado el 02 febrero 2012 por El_observador

Los hombres que escaparon de Alcatraz

La prisión de Alcatraz es sin duda una de las cárceles más famosas de la historia. Ubicada en un islote situado en medio de la bahía de San Francisco, durante los 29 años que estuvo en funcionamiento albergó a la población reclusa más selecta de de todo Estados Unidos. La dureza de su régimen disciplinario era temida hasta por los hombres más duros, y las estrictas medidas de seguridad hacían de 'La Roca' un territorio inexpugnable a prueba de fugas. El penal federal fue víctima de hasta 14 intentos de evasión, que acabaron siempre con la detención o la muerte de sus autores. Sin embargo, hubo una notable excepción: Frank Morris y otros dos reclusos consiguieron escapar de los muros de la prisión ideando una de las fugas más astutas de la que se tiene contancia. Esta es su historia.

Frank Morris no tuvo una vida sencilla: Provenía de una familia desestructurada, pasó su infancia y adolescencia entrando y saliendo de distintas casas de acogida. Cometió su primer delito a la tierna edad de 13 años, y desde entonces fue acumulando un impresionante historial delictivo que incluía numerosas condenas por hurtos, atracos a bancos, robos con violencia o tráfico de drogas. A lo largo de su vida visitó numerosas cárceles, lo que lo convirtió en un 'convicto profesional'. Según su ficha, gozaba de una enorme inteligencia -un coeficiente de 133, propio de superdotados-, y gracias a su carisma personal conseguía hacer amigos allí donde recalaba. Después de protagonizar varias fugas con éxito en distintas penitenciarias, las autoridades federales decidieron mandarlo a un destino del que no podría escapar: La prisión de Alcatraz. Allí desembarcó el 18 de enero de 1960, dispuesto a cumplir una larga condena de 14 años.

Los hombres que escaparon de Alcatraz

Ficha de recluso de Frank Morris con el número AZ-1441. Fijaos en la anotación de debajo de la fotografía: En ella se advierte que es 'un artista de las fugas'.

Las condiciones de vida en 'La Roca' eran muy duras. Nada más ingresar, los presos eran desparasitados con una manguera. Después los trasladaban completamente desnudos a través de la galería principal del penal, a la vista de los demás reclusos. Se hacían una docena de reecuentros al día, y las infracciones disciplinarias eran castigadas con dureza: Las más graves se sancionaban con una estancia en 'el agujero', una minúscula celda  en la que se mantenía al recluso aislado y en la más absoluta oscuridad.

Nuestro protagonista intentó desde el primer día idear un plan que le permitiese escapar del islote. Mientras meditaba el plan de huida, Morris se encontró con dos viejos conocidos de sus anteriores estancias en prisión: Los hermanos John y Clarence Anglin, vinculados al mundo del crimen organizado. Frank decidió hacerles partícipes de su intención de huir para que pudieran colaborar con él en la organización de la fuga. También se unió a la conspiración otro recluso que ocupaba la celda adyacente a la de Morris y que trabó amistad con él: Allen West.

En diciembre de 1961, Frank descubrió que debajo del lavabo de su celda había una pequeña rejilla de ventilación que conectaba con  una galería. Para su sorpresa y satisfacción, comprobó que tanto la rejilla como la pared en la que estaba incrustada eran poco sólidas. Por fin había encontrado un método para conseguir salir de su celda. 

La primera parte del plan consistió en conseguir hacer un hueco en la pared de sus respectivas celdas lo suficientemente grande como para que les permitiera introducirse en él. Para ello emplearon pequeñas herramientas sustraídas del taller de carpintería del penal. La operación de excavar era lenta y tediosa. Los cuatro reclusos trabajaban todos los días de 17.00 a 21.00 en dos turnos: Mientras uno excavaba en su celda, otro vigilaba la galería para anunciar la presencia de los funcionarios que hacían la guardia. En mayo de 1962, habían conseguido realizar un agujero de 15x22 centímetros que les permitía introducirse en la galería adyacente a las celdas. Para cubrir el hueco, crearon una pared falsa de cartón pintada con los mismos colores que la celda, en la que incrustaron la rejilla.


Los hombres que escaparon de Alcatraz

Este es el tamaño del hueco que Frank Morris y sus compinches abrieron en sus celdas. Con tan solo 0,33 metros cuadrados de superfice, había que ser muy flexible para conseguir pasar a través de él.
Resuelta la salida de la celda, aún tenían que averiguar cómo conseguir escapar de los gruesos muros de la prisión, por no hablar de la huida a nado de la bahía. Morris y su equipo comenzaron a 'excursiones' a galerías restringidas introduciéndose por el hueco que habían abierto. Como las rondas de los guardias eran constantes, idearon un ingenioso método para no despertar sospechas: Utilizando papel mojado de revistas, pintura y pelo de la barbería, construyeron unas cabezas de maniquí para colocarlas medio tapadas en los catres de las celdas. Los guardias pensaban cuando los veían que se encontraban durmiendo en sus celdas, cuando en realidad se encontraban dando paseos nocturnos por la prisión.


Los hombres que escaparon de Alcatraz

Cabeza de maniquí realizada por Morris utilizando cabello humano, pinturas y papel mojado. Desde luego se le daban bien las manualidades.

Al otro lado del muro de sus celdas se encontraba una galería de mantenimiento que permanecía cerrada. Morris la escudriño durante varios días hasta que por fin detectó una posible salida: Había unos túneles de ventilación que atravesaban la galería y conectaban todo el edificio. Si conseguían abrir un hueco en uno de sus ventiladores, conseguirían llegar al tejado. Para lograr su propósito construyeron con el motor de una maquinilla de afeitar y unas brocas un taladro eléctrico improvisado. No fue una tarea sencilla, puesto que la maquinaria que utilizaban generaba un gran estruendo. Necesitaron muchos días de paciente trabajo hasta que por fin consiguieron abrir un hueco lo suficientemente grande como para que los cuatro cupieran

Mientras los reclusos se ocupan de tratar de abrir un hueco en el conducto de ventilación, no se olvidaban de otros detalles de su plan de fuga. Para conseguir salir de la isla, Morris ideó la construcción de una balsa hinchable tejida con 50 impermeables de los que se suministraban a los presos. Como complemento, John Anglis construyó a partir de una concertina (un instrumento musical) una bomba de aire que permitiese inflar la barca en pocos minutos.

Una vez finalizados todos los preparativos, se estableció como fecha para la fuga el 11 de junio de 1961, aprovechando la luna nueva de aquella noche. Cuando los presos entraron en sus celdas después de la cena, Morris y sus compinches colocaron cuidadosamente sus cabezas de cartón en sus respectivos catres. Tanto Frank Morris como los hermanos Anglin salieron de sus celdas a través del agujero que habían abierto en la pared. Sin embargo, Allen West no fue capaz de salir de su celda -no sé sabe a ciencia cierta la razón, aunque se sospecha que el miedo lo paralizó-, y sus compañeros tuvieron que dejarle atrás.
Morris y los hermanos Anglin ascendieron por el agujero que habían hecho en el túnel de ventilación. Después de reptar varias decenas de metros por él, consiguieron finalmente salir al tejado del módulo en el que se encontraban.

Los hombres que escaparon de Alcatraz

Agujero del conducto de ventilación por el que los reclusos accedieron al techo.
Una vez  que llegaron  hasta el techo, debían conseguir llegar hasta la base de la isla sin atraer la atención de los guardias apostados en las torretas, que disparaban a matar. Después de caminar a hurtadillas por el techo, llegaron a una de las fachadas del edificio, y utilizando unas cañerías bajantes, consiguieron descender hasta el suelo. A continuación tuvieron que escalar hasta 3 líneas de cercas metálicas de varios metros de altura, siempre evitando las batidas que los guardias realizaban utilizando los focos de las torretas.
Por fin, a una hora no determinada de la madrugada del 12 de junio, llegaron a la costa de la isla. El trayecto que les esperaba era duro, puesto que tenían que atravesar a nado más de un kilómetro de mar para llegar a la costa más cercana. Además, precisamente para prevenir posibles fugas, las duchas de Alcatraz unicamente suministraban agua casi hirviendo, para que los reclusos no se pudiesen aclimatar a las frías aguas de la bahía de San Francisco. Después de inflar la barca haciendo uso de la concertina modificada, Morris y los hermanos Anglis iniciaron su camino a la libertad.
Las alarmas saltaron a las 7.15 de la mañana, durante el primer recuento de la mañana. Los guardias se quedaron anonadados al ver que los tres reclusos que no se levantaban de sus camas eran en realidad tres cabezas de maniquís. El FBI y el departamento de prisiones estableció un dispositivo especial de búsqueda, pero no lograron encontrarlos.
A posteriori, Allen West confesó a las autoridades el plan detallado de la fuga. Morris había pensado en llegar a nado a la cercana Isla del Angel, para desde allí pasar a San Francisco. Una vez en el continente, robarían un coche y ropa y continuarían su fuga por separado. El FBI los dió por muertos, ya que encontraron objetos personales de Morris flotando en la bahía. Además, no se registró ningún robo de vehículos ni en tiendas de ropa en los condados próximos a la isla de Alcatraz durante esos días. Sin embargo, nunca se encontraron los cadáveres de Morris y sus compinches, lo que  impidió que el caso se archivase definitivamente. A día de hoy, continua siendo un misterio el desenlace de esta fascinante y audaz fuga.
¿Y vosotros, pensáis que están vivos?
Fuentes:
- La página web con la información más completa de esta fascinante fuga: alcatrazhistory.com (en inglés)
- En la wiki: Frank Morris y prisión  de alcatraz
- En la celda de Frank Morris, de condecanalla.com
- Si os ha gustado la entrada, la película 'la fuga de Alcatraz' cuenta la historia de Frank Morris, con un genial Clint Eastwood como protagonista


Volver a la Portada de Logo Paperblog