La tormenta pasará

En la más serena hora del día, una súbita explosión se atreve a perturbar a un ser que únicamente anhela tener un poco de paz. ¿Hay alguien dispuesto a desafiar esa furia? La lluvia sique cayendo con calma, pero las heridas parecen no cerrar. La sangre todavía está impregnada del aroma de aquellos que perecieron en la batalla de ayer. ¿Cuántas de estas memorias seguirían dañando a inocentes? El clamor sigue vivo, dispuesto a seguir vibrando hasta que los edificios de la vieja ciudad se reduzcan a ruinas. Las paredes lentamente se transforman en polvo. ¿Es señal de alguna clase de redención? Aunque la mayor parte de los ciudadanos siente temor de creer, en el aire puede sentirse el cambio. La vida está gritando por renacer, y aunque los violentos señores de la guerra se empeñen en ahogar su voz, ella no siente temor alguno. No todos los espíritus se han dejado corromper por el falso oropel que es venido como oro por los medios de comunicación. Todavía hay miles de espíritus que sueñan con sanar en lugar de destruir. ¿Puedes oírlos? La lluvia cae ahora con mucha más intensidad que antes. Sin embargo, su feroz sonido no causa dolor alguno. La hora de la purificación está cada vez más cerca. No tiene caso alguno tratar de negar los pecados. Esta es la última batalla antes de alcanzar las plateadas montañas celestiales; ese mítico sitio donde ya no hay necesidad alguna de usar la violencia.

Después de la feroz tormenta, viento parece ahora dejar de llorar. Todo vuelve lentamente a la calma. Las sombras van quedando atrás… La angustia va quedando atrás…

Sin importar lo que pase, el agua de la lluvia siempre encuentra la forma de regresar al cielo. No le temas a la larga noche, al final, el sol siempre encuentra la forma de volver a brillar.