Revista Opinión

La traición de los falsos intelectuales de izquierda (II), aunque también podría titularse: 2ª parte de mi carta abierta a bemsalgado.

Publicado el 16 septiembre 2011 por Romanas

La traición de los falsos intelectuales de izquierda (II), aunque también podría titularse: 2ª parte de mi carta abierta a bemsalgado.
La traición de los falsos intelectuales de izquierda (II), aunque también podría titularse: 2ª parte de mi carta abierta a bemsalgado.
La traición de los falsos intelectuales de izquierda (II), aunque también podría titularse: 2ª parte de mi carta abierta a bemsalgado.
No es lo mismo predicar que dar trigo. Joder, qué refrán, cuánta sabiduría se esconde en esas 8 palabras, tanta que me han dado pie a una reflexión quizá definitiva sobre 3 jerifaltes de izquierda. Porque ya son 3 los “brillantes” adalides de la izquierda que no han podido pasar la prueba del algodón. Verás, bem, ser de izquierdas es algo más que vociferar por las esquinas de internet “soy de izquierdas, soy de izquierdas”, sino que, como decía antes, además de predicar esto, hay que dar trigo, ¿comprendes?, hay que ser de izquierdas cuando se te presenta la ocasión de demostrarlo, tocándote el bolsillo, por ejemplo, o cuando, mucho más difícil aún, hay que rebajarse uno mismo los propios humos de nuestra desmesurada soberbia personal. Para ser de izquierdas, bem, antes, hay que ser una buena persona, porque, si me apuras, bem, tal vez, esto de ser una buena persona sea precisamente ser de izquierdas, porque, en el fondo de toda esa faramalla de estar con Libia, Siria, Cuba, etc., desde aquí, donde no se puede hacer nada, lo que hay que hacer, aquí, en nuestro ambiente, por el que nos movemos cotidianamente, es ceder a la irresistible compasión de estar con los que sufren, por eso tal vez tenga razón esta santa mujer mía cuando dice que ella es de izquierdas porque no puede ver sufrir a nadie y yo, hasta ahora, intentaba refutárselo diciendo que no, que ser una buena persona, sólo es ser una persona de bien, una especie de aspirante a santo. Pero Saco, Malditos Bastardos y tú, por último, me habéis hecho reflexionar a fondo sobre todo esto. Los 3 sois los más furibundos militantes de izquierda que conozco y no sólo no os conformáis con vuestra militancia sino que habéis hecho objeto de vuestra vida el proselitismo. ¿Por qué, por qué, por qué? Como diría el ínclito Mourinho. A los 3 os ha dotado la madre naturaleza con una buena capacidad de pensar, ojo, que no es lo mismo que razonar. Pensar sólo es utilizar la cabeza, los sesos, la mollera, la materia gris que todos tenemos, en mayor o menor cantidad, para extraer conclusiones de la realidad que nos rodea.  Y eso lo hacemos todos los seres humanos incluso sin querer. Pero razonar supone un salto cualitativo. Razonar es aplicar a esa tarea extractiva los procedimientos más adecuados, o sea, las reglas del pensamiento, la lógica. Vosotros 3 sois unos pensadores habituales, no hacéis en toda vuestra puñetera vida otra cosa que pensar pero más bien razonáis poco. Si Saco razonara más no sería habitualmente tan duro con los que no piensan como él porque progresía es también comprensión, compasión con los demás, y, desde luego, lo que no es nada comprensivo, compasivo con los demás, es el desprecio. Lo mismo sucede con MB, MB es el típico resentido contra un mundo que lo ha tratado muy mal, un hombre herido en lo más profundo por una gran injusticia personal, es literalmente un bastardo, no sabe muy bien quién es su padre porque el que teóricamente lo era lo abandonó y esto no es compatible con una paternidad real, o, por lo menos, con una paternidad como debe de ser, de modo que aunque su padre putativo fuera efectivamente su padre, éste era un cabrón malnacido y, por ende, MB un pobre bastardo hereditario, que quiere vengarse de todo lo que se mueve. Me quedas tú, bem, por analizar, de ti, personalmente, no sé nada. Sólo que eres un feroz militante de la izquierda que quiere ser además, esencialmente proselitista porque, en tu afán de captar adeptos para la causa, fuiste creando blogs en internet, uno tras de otro, para abarcar el mayor número posible de perspectivas a fin de predicar la buena nueva del progresismo. Los he puesto a los 3 sobre la platina  de mi microscopio y les he dado mil vueltas, los he contemplado del derecho y del revés, y, al fin, he descubierto lo que los 3 tienen en común: la soberbia. Los 3 sois unos formidables soberbios. En el fondo de vuestras respectivas personalidades se halla esa hipertrofia del egoísmo en que consiste la soberbia. Saco quería ser director de uno de los grandes rotativos nacionales. Y no lo ha conseguido porque le faltaba ostensiblemente la humanidad necesaria; para dirigir un grupo de hombres, que no otra cosa es un periódico, se necesita la capacidad empática de situarte, hombro con hombro, con cada uno de ellos, sentir y sufrir como ellos, compartir sus necesidades reales y sus deseos. Y Saco siente un asco profundo por todos los demás, tanto más cuanto los que le asquean están más cerca. Por eso desprecia irremediablemente a esa corte de lameculos que lo rodean porque nadie sabe mejor que él que no merece en absoluto el culto de adoración que le profesan. En cuanto a MB, ¿qué decir? Sólo hay que asomarse cualquier día al chat de Saco y leer uno de sus comentarios. Su desprecio, su odio a los demás te salta a la cara como un puñetazo o como una de esas patadas giratorias de las que hace ya mucho que no habla quizá porque, al fin, ha comprendido lo incompatible que resultaban con el hacer de un verdadero hombre de progreso. En cuanto a ti,  bem, eres el más oscuro de los 3, en apariencia, pero, en el fondo, el mejor dotado como nos demuestras con ese gusto para la poesía, que no es sino el deseo de conocer mejor el alma humana, con esa vocación para los viajes que no es sino el deseo de conocer mejor el mundo, con esa irrefrenable vocación de actuar sobre él para mejorarlo. Y lo siento mucho, bem, pero ha resultado que el más soberbio de los 3 eres tú, porque Saco aguantó a pie firme una carta abierta de casi 3 folios en la que le decía todos y cada uno de los defectos que yo observaba en el manejo de su chat y no me echó, entonces. MB resistió heroicamente varias acometidas mías antes de declararme la guerra sin cuartel y tú, apenas, si te has apoyado en una tan tonta como inocente broma mía sobre el galleguismo y los gallegos cuando trataba de decirte que no acababa de comprender bien lo que me decías en un comentario a un post de mi blog,  para expulsarme de tu paraíso y arrojarme definitivamente a tu infierno, un infierno que, por cierto, no es menor y mejor que el de Saco . Ninguno de ellos se conforma con ser como es. No ya quiere ser mejor, no, quiere ser el mejor. Y ha escrutado su entorno buscando esa palanca que le hiciera capaz de mover el mundo, su mundo, el mundo  que hay  a su alrededor y la ha encontrado en esa ideología maravillosa que es el izquierdismo, la progresía. “Me haré de izquierdas”, se dijeron, “el mejor, el más avanzado de todos los de izquierdas, el más progresista de todos”. Y lo intentaron, lo están intentando, lo intentan, pero olvidaron lo esencial, para ser algo, para conseguir algo, hay que saber 1º qué es precisamente eso que se pretende conseguir, eso que se quiere ser, y ellos ni siquiera se plantearon esta cuestión como el 1º de los problemas a resolver. Nosotros lo decíamos hace unas cuantas líneas, al principio, para ser un auténtico hombre de izquierdas, un verdadero progresista, antes hay que ser una buena persona, porque el primer mandamiento de la izquierda es sacrificarse por los demás, en realidad, a lo mejor es sólo esto en lo que consiste la izquierda. Y mal se puede ser progresista, es imposible ser de izquierdas, cuando lo 1º que te propones es hacer el mal a los demás, propalar la incomprensión de los otros, el odio a todo el que no sea como tú, cuando haces todo esto tú, teóricamente, puedes proclamarte el paladín de la izquierda, el hombre más progresista del mundo pero no eres más que un pobre hombre de derechas. Gritarás por todas las esquinas las mejores consignas de la izquierda, pero como actúas como un ultraderechista, que no otra cosa es el que odia, el que desprecia, el que rechaza a los demás, no eres, no serás más que un puñetero derechista de mucho cuidado. Fin.

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