Revista Cultura y Ocio

LA TRAVIATA. Palau de les Arts. 24/10/2013. UN HOMENAJE A VIOLETTA VALÉRY

Publicado el 27 octubre 2013 por Miguelb
LA TRAVIATA. Palau de les Arts. 24/10/2013. UN HOMENAJE A VIOLETTA VALÉRY
Este comentario se basa en la función del jueves 24 de octubre. Sobre lo ocurrido el día del estreno ya se ha hablado mucho en medios impresos y digitales y las torticeras alegaciones de "normalidad" ante un "imprevisto" no han calado mucho en la opinión de los que vivieron la situación y sufrieron de todo lo contrario: la falta de previsión ante una anormalidad que se sabía que podía ocurrir.
En esta segunda función a la que asistí, sí que discurrió todo con absoluta y excelente "normalidad". Tanto Jessica Nuccio como Aquiles Machado en sus respectivos papeles de Violetta Valéry y Alfredo Germont y que sustituían por enfermedad a los interpretes previstos inicialmente, han puesto el listón muy alto y mucho tendrán que esforzarse Yoncheva y Magrì, si logran superar sus dolencias y cantan en las nuevas fechas anunciadas, para hacer olvidar a sus sustitutos.
Esta contemporánea visión del personaje de Violetta, hace que tenga que enfrentarse, con total premonición y desde el comienzo, a sus ultimas horas de vida y a una sociedad masculina e implacable, que solo le produce incomprensión, rechazo y un acuciante sentimiento de soledad. La redención vendrá en el último acto, aunque, como ella misma dice: ya es tarde.
Plasmar la evolución del personaje de Violetta siempre es un reto, pero mucho más en esta producción, donde ella es el constante foco de atención y Jessica Nuccio lo consiguió. En el primer acto estuvo solvente con algún apuro en el comprometido "Sempre libera", pero en el segundo y tercer acto convenció plenamente, transmitiendo con voz segura y un comunicativo fraseo toda la vorágine de sentimientos a la que se ve sometida. Con un intencionado y emotivo "Addio del pasato", donde casi se le quiebra la voz, remató una muy meritoria labor, que dada su juventud, hace vislumbrar un futuro prometedor.
Aquiles Machado fue convocado pocos días antes, lo que dobla el merito de implicarse en esta producción de la manera que lo hizo. Su personaje de Alfredo, sometido aquí a vejaciones (bofetón incluido) y mofas varias, se lo curró con total entrega física y vocal. Su voz sigue siendo hermosa y la proyectó con mayor seguridad que en otras ocasiones. Un lujo haber asistido a su única representación de esta Traviata.
Simone Piazzola fue una grata sorpresa, su Giorgio Germont fue un tanto exivicionista vocalmente, pero por su canto y su voz se ganó al publico. Compuso un padre más autoritario e implacable, tal como se le requería en esta ocasión, pero también compasivo, asumiendo la tragedia que provoca con su comportamiento. Un barítono verdiano prometedor.
Completaron el reparto, entre otros, María Kosenkova como Flora Bervoix, Cristina Alunno como la fiel Annina, Mario Cerdá en el papel de Gastone, Javier Franco como Barón, Maurizio Lo Piccolo representando al Marques y todos ellos contribuyeron a que la "normalidad", esta vez sí, imperara en la representación.
Mención extra para el veterano bajo Luigi Roni en la interpretación del doctor Grenvil que solo canta en el ultimo acto, pero esta presente en toda la obra acompañando a Violetta en sus horas bajas hacia su irremediable final. Este papel ya lo estrenó en el Festival de Salzburgo en el 2005, lugar y año en el que Willy Decker gestó esta admirable producción. De Nederlandse Opera de Amsterdam adaptó la misma producción a las medidas más convencionales de un teatro de ópera y es la que se representa actualmente en Les Arts bajo la dirección de Meisje Barbara Hummel.
La primera guinda de esta excelente versión que tuvo esta Traviata la pusieron el coro y la orquesta titulares del teatro que siguieron demostrando, contra viento y marea, que están a un altísimo nivel y la segunda la puso Zubin Mehta, con una versión redonda, matizada, vibrante y emotiva, perfectamente concertada y sabiendo acompañar a los cantantes para que todo fluyera con naturalidad. Otro lujo.
A esta producción se la ha calificado de elegante y minimalista, totalmente de acuerdo, y yo añadiría que es feminista y algo conceptual. Eficaz en su lado narrativo y planteada desde una visión actualizada de los personajes, intentando hacerlos mucho más próximos y reconocibles vistos con la mentalidad de la sociedad actual...Cruel es la mofa a que son sometidos tanto Alfredo como Violetta en la fiesta del segundo acto en casa de Flora Bervoix.
Un directo y novedoso homenaje a Violetta Valèry tal y como era la pretensión de Willy Decker con su original propuesta.

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