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La trilogía malaya de Burgess (2)

Publicado el 06 septiembre 2011 por Tiburciosamsa

“La Trilogía malaya” de Burgess la componen las novelas “Tiempo para un tigre” (“Time for a tiger”), “El enemigo en las sábanas” (“The enemy in the blanket”) y “Camas en el este” (“Beds in the East”).

“Tiempo para un tigre” es una novela picaresca centrada en los personajes de Nabby Adams y Alladad Khan. Nabby Adams, personaje que se basa en Dunkeley, es un teniente de la policía colonial, cuya vocación en la vida es la cerveza y cuya condición es la de estar perpetuamente endeudado. Su cómplice es Alladad Khan, su asistente, un indio casado a la fuerza con una mujer imponente, que no para de compararle con su hermano, al que tiene como el musulmán perfecto. Alladad Khan comparte con su jefe el amor a la cerveza, al que añade la fascinación por las mujeres rubias y de ojos azules.

Amigos y víctimas de los sablazos de Nabby y Alladad son Victor y Fenella Crabbe, que son evidentemente Anthony y Lynne Burgess. Victor Crabbe es profesor en la Mansor School, donde tiene que enseñar historia a unos alumnos indiferentes, protegerse de la inquina de un director obtuso que le considera como un elemento disolvente y bandearse continuamente entre las querellas étnicas de sus pupilos. “Los mismos pupilos, por medio de sus prefectos, defendieron las ventajas de una división racial. Los chinos temían que los malayos enloqueciesen en los dormitorios y utilizasen cuchillos; los malayos decían que no les gustaba el olor de los indios; las distintas razas indias preferían realizar sus vendettas sólo entre ellos.”

Un ejemplo de las dificultades de Crabbe como profesor es el momento en el que tiene que explicar la Revolución Industrial, que trajo las máquinas para ayudar a que los hombres trabajasen menos y tuviesen más ocio. Un estudiante malayo responde con toda lógica: “Pero, sir, en los “kampongs” [aldeas malayas] no tienen máquinas pero tienen un montón de ocio. Se sientan al sol y no trabajan y son felices. No veo cómo las máquinas pueden dar ocio.” Sigue una discusión en la que los estudiantes pierden completamente de vista lo que Crabbe les quiere enseñar y… “De nuevo se sintió desesperanzado. Esto era el Este. La lógica era una importación occidental que, a diferencia de las películas y las neveras, tenía poco mercado.”

La ironía y la comicidad de “Tiempo para un tigre” continúa en “El enemigo en las sábanas”, pero allí adquiere tintes más sombríos. “El enemigo en las sábanas” transcurre en el estado malasio ficticio de Dahaga, que es un trasunto del estado de Kelantan. Dahaga es un lugar atrasado, en el que contratar a un sicario para que te abra la cabeza con un hacha es más fácil y barato que encontrar una cerveza bien fría. Victor y Fenella y los personajes que se encuentran en Dahaga parece que no tuvieran más aspiraciones en la vida que sobrevivir a su situación presente y abandonar el estado lo antes posible.

Algunos de los personajes estrambóticos que se dan cita en Dahaga son: Talbot, poeta y glotón, y su mujer Anne, erotómana y frustrada; Rupert Hardman, abogado fracasado, que piensa que la mejor solución a sus problemas financieros es la de convertirse al Islam y casarse con la voraz y terrible viuda ‘Che Normah, experta en enviudar cuando sus maridos se vuelven un poco pesados; el Padre Laforgue, expulsado de China por los comunistas, que vive en el pasado y al que Confucio parece importarle más que Jesucristo; Ah Wing, el viejo cocinero chino que Crabbe hereda junto con la casa y el puesto de su predecesor, porque no hay manera de hacerle entender que está despedido; Syed Omar, un bueno para nada, que sólo espera a que Malasia sea independiente para que los malayos se repartan las propiedades y los puestos de los chinos y los tamiles…

La tercera novela de la trilogía, “Camas en el Este”, es la más floja. Burgess insiste en meter personajes estrambóticos en una Malasia a punto de alcanzar la independencia, pero no consigue crear una arquitectura novelística sólida. Crabbe, que hubiera debido proporcionar cierta hilazón a la trama, es un personaje bastante periférico, más un espectador que un actor.

Burgess tiene especial arte para crear personajes redondos, que solía sacar de gente que había conocido en la realidad. Celine Arnold, la profesora de educación física del colegio en el que trabajó en Kelantan, le proporcionó el personaje más memorable de “Camas en el Este”, Rosemary Michael. Rosemary es una tamil de clase baja, que está autoconvencida de que proviene de la realeza. Su máxima aspiración es casarse con un europeo y mientras la consigue se acuesta con todo europeo y no europeo que se cruza en su camino. Rosemary tiene una portentosa capacidad para no ver la realidad que no quiere ver. Parece el Presidente Rodríguez Zapatero. Cuando su novio inglés, le escribe para decirle que lo siente mucho, que los polvos estuvieron muy bien, pero que se va a casar con una inglesa, Rosemary sólo necesita tres minutos para autoconvencerse de que fue ella la que le dio la patada. Rosemary sola habría bastado para una novela, pero Burgess prefiere seguir con la técnica de las otras dos novelas, de presentar toda una procesión de personajes a cuál más estrambótico.

Tomada en su conjunto hay tres temas que permean toda la trilogía: la inminente retirada de los ingleses, deseada por todos, pero especialmente por los malayos, que no ven el momento de volver a ser dueños de su propio país y de ajustarles las cuentas a los chinos y a los tamiles; las divisiones étnicas; la presencia del Islam. Resulta curioso que cincuenta años después de que Burgess hubiera escrito la trilogía, sigan siendo las tres cuestiones principales a las que se tiene que enfrentar Malasia. ¿Qué tipo de novela malasia habría escrito Burgess en 2011? Seguramente una mucho más cáustica y más sombría.


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Por  Nacho Castignani San Emeterio
publicado el 22 abril a las 13:16

Siento decirlo, pero la primera novela está mal traducida, en realidad es "Momento para una Tiger", que es la cerveza que se vende allí. La traducción libre sería "La hora de la cerveza"

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