Revista Arte

La Venus de Laussel o sobre teorías infructuosas

Por Lparmino @lparmino

La Venus de Laussel o sobre teorías infructuosas

Venus de Laussel
Musée d'Aquitaine (Burdeos, Francia) - Fuente

Es imposible rastrear el significado último del arte prehistórico. Las primeras manifestaciones artísticas se han asociado tradicionalmente a la aparición del hombre moderno aunque, en la actualidad, muchos expertos consideran la alta posibilidad de la existencia de prácticas artísticas anteriores atribuibles a las poblaciones neandertales que habitaron Europa hasta la llegada del Homo Sapiens. Pese a las constantes calibraciones cronológicas y los vaivenes en las fechas obtenidas, parece evidente que el arte paleolítico, en sus manifestaciones más espectaculares puede atribuirse de forma indudable a las poblaciones humanas modernas. Y en todo ese contexto cultural, prácticamente indescifrable y sujeto a las más variadas conjeturas respecto a su último significado, especial relevancia y atención han merecido las llamadas Venus paleolíticas. Pequeñas representaciones femeninas sujetas a todo tipo de divagaciones y especulaciones respecto a su valor y sentido. Entre ellas, la localizada en el abrigo de Laussel presentaba algunas particularidades respecto a otros hallazgos europeos.

La Venus de Laussel o sobre teorías infructuosas

Venus de Laussel, detalle
Musée d'Aquitaine (Burdeos, Francia) - Fuente

La primera de estas figurillas fue localizada en el año 1893 por Édouard Piette (la Venus de Brassempouy) y hasta el momento se han recuperado en torno a doscientas. En general todas responden a unas mismas características: representaciones femeninas en las que el “artista” presta una atención obsesiva a los aspectos reproductivos de la anatomía representada. Figuras de abultadas caderas y portentosos vientres, grandes pechos y el sexo especialmente marcado. El resto del cuerpo, sin embargo, apenas se sugiere, mientras que el rostro se obvia de forma descarada reservando un seguro anonimato a estas estatuillas. Desde sus primeros descubrimientos, las Venus han despertado el interés de arqueólogos e investigadores que se han lanzado a aventurar todo tipo de teorías sobre su significado último. Desde un principio se adoptó la terminología de Venus para este tipo de orondas figuras considerando que respondían a la representación del ideal de belleza del momento. Evidentemente, una simple suposición sin mayor base posible que el resto de teorías barajadas. Para otros, nos encontraríamos ante algún tipo de divinidad femenina relacionada con la fecundidad o la fertilidad. En este caso se consideraría la importancia de estos factores en las sociedades de cazadores – recolectores en las que se alumbró este tipo de representaciones. Por el momento, son muchas las elucubraciones y las propuestas interpretativas para una manifestación condenada al oscurantismo del tiempo y la falta de un contexto adecuado que ofrezca unos datos precisos y ciertos sobre su papel último.

La Venus de Laussel o sobre teorías infructuosas

Venus de Laussel, detalle
Musée d'Aquitaine (Burdeos, Francia) - Fuente

La Venus de Laussel fue descubierta en el abrigo del mismo nombre (Marquay, Dordoña, Francia) en el año 1911. El responsable de la excavación fue el doctor Lalanne, un psiquiatra metido a arqueólogo (práctica común en una época en que la Prehistoria constituía una ciencia naciente y necesitada de una imperiosa institucionalización y profesionalización). Se trata de una figura femenina en un relieve sobre piedra caliza. En general, participa de todas las características propias de este tipo de representaciones(grandes pechos sobre un vientre abultado y un sexo marcado y grandioso que destaca sobre las anchas caderas. Sin embargo, el resto de la anatomía apenas se ha destacado y el rostro es completamente anónimo), aunque sea de un tamaño ligeramente superior y técnicamente nos encontremos ante un relieve y no una escultura de bulto redondo. Ofrece la peculiaridad de sostener en su mano derecha un cuerno que muestra varias marcas mientras que se conservan restos de ocre rojo que debía cubrir su cuerpo (al igual que la Venus de Willendorf).Sin embargo, el contexto arqueológico donde se ha localizado esta figura ofrece determinadas singularidades. El abrigo de Laussel se extiende a lo largo de treinta metros cuadrados a una altura de trescientos metros sobre un valle. Junto a esta Venus, aparecieron otros relieves con figuraciones animales y antropomorfas (cuatro mujeres y un hombre itifálico). El conjunto ha hecho suponer a los investigadores la presencia en este abrigo de un santuario o cualquier otro espacio destinado a algún tipo de actividad simbólica o espiritual. De hecho, incluso, en alguna ocasión se ha considerado la posibilidad de determinadas prácticas relacionadas con el ciclo menstrual femenino.Sin embargo, a pesar de hipótesis, teorías, ideas y suposiciones, es imposible prácticamente rastrear el significado verdadero y final de este tipo de representaciones. La falta de un contexto o de registros adecuados que proporcionen más información sobre las Venus imposibilita estimar cualquier hipótesis como cierta y comprobable. Mientras tanto, sólo es posible establecer conjeturas y tratar de entender la mente que se escondía detrás de estas representaciones llenas, ante todo, de misterio.Luis Pérez Armiño

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