Revista Toros

La verdad de Jiménez Fortes

Por Malagatoro

La verdad  de Jiménez Fortes

Tarde destacada de Jiménez Fortes. La verdad de la inocencia del toreo, frente a la madurez y la técnica al servicio del ventajismo de sus “maestros”


Ficha del festejo:

Plaza de La Malagueta, 16 de agosto de 2012. Tres cuartos de entrada.

Un toro de Domingo Hernández y cinco de Garcigrande. Bajó sensiblemente la presentación con un impresentable quinto más en felino o “perritoro”. El de mejor presencia fue el sexto. Descastados, blandos que se dejaron. El mejor fue el quinto. El tercero, con genio, fue complicado y desarrolló peligro.

EL JULI. Estocada caída y trasera. (Ovación). Estocada trasera y descabello. (Petición, ovación y saludos desde el tercio).

ALEJANDRO TALAVANTE. Casi entera y dos descabellos. (Aplausos y saludos). Pinchazo, pinchazo hondo y trasero. Aviso. (Oreja).

SAÚL JIMENEZ FORTES. Estocada algo trasera fulminante. (Oreja). Pinchazo, buena estocada, aviso y descabello. (Aplausos).


Fue llegar El Juli, el que pone el grito en el cielo con los novillos que salen en Las Ventas, y bajar sensiblemente la presentación del ganado. Para ello contó con la estimable colaboración del usía que ayer presidió el festejo y que, una vez más, demostró también su falta de criterio y su indecisión en el palco al conceder la oreja a Talavante, inmerecida pero mayoritariamente solicitada, cuando se arrastraba al cornúpeta.

Muy justa de presentación la corrida de Garcigrande, más en “Garcichicos”, con un impresentable anovillado quinto. El de mejor presencia fue el sexto.  Blandos y descastados, pero manejables. Complicado y con peligro el tercero. Pobres de cara primero y segundo. El tercero el más ofensivo. Todos limpios de pitones, astifinos, por lo que parece que no pasaron por la barbería o no hubo tiempo para ello. Era lo que les hubiera faltado para haberse transformado en unas inmundas defecaciones bovinas.

La verdad  de Jiménez Fortes
El primero, el único de Domingo Hernández que se lidió, fue flojo y apenas fue picado en un tercio que, una vez más, fue un simulacro de la suerte de varas. Con el capote anotamos una verónica aceptable a El Juli. Noticia: ¡hubo quites!. En su turno lo hizo Jiménez Fortes por delantales y Talavante por chicuelinas. El toro humillaba pero no tenía fuelle y El Juli hace su toreo ventajista, descolocado, al hilo del pitón, descargando la suerte, sin ceñimiento, con demasiados enganchones y rematando los muletazos para afuera. Tan sólo un buen natural de mano baja. Luego vino el circular invertido, que fue lo más ovacionado por el público y el “Julipie” para dejar una estocada caída y trasera. Con el cuarto manejó bien la capa, templado, en unas buenas verónicas. Saúl al quite con unas chicuelinas ceñidas de manos muy bajas. En varas, ni para un análisis. El toro, descastado, muy blando y con poco recorrido, al que Juli, sacando técnica y valor, intentó meterlo en la muleta en algunos derechazos largos. El toro acortaba el viaje y los muletazos quedaban sin rematar. Finalizó dándose el arrimón ante el semoviente, donde consiguió sacar tres derechazos, que no torear, a su moribundo oponente, que enardecieron a los tendidos. Y como consecuencia de su técnica de ejecutar la suerte suprema, con el consabido saltito, pasaportó a su oponente de una estocada trasera. Juli, figura salvífica de la fiesta, se fue de vacío tras cubrir el expediente en Málaga.

La verdad  de Jiménez Fortes
Talavante no fue ni sombra del torero que vimos la tarde anterior. Al segundo de Garcigrande, flojo y noble, lo lanceó por delantales “cocineros” de alivio. ¡A ver si se estira usted a la verónica alguna vez! Manseó el animal en el caballo queriéndose quitar el palo. Buen quite de Jiménez Fortes, con sus características chicuelinas de manos bajas y de mucho ajuste. En la muleta comenzó en redondo, con derechazos acelerados, despegado, metiendo pico de muleta, descargando la suerte con descaro, y sufriendo muchos enganchones. Toreo ventajista y sin hondura. No supo coger la distancia al astado. Tan solo una una buena tanda de naturales. Luego vino el desarme, el toreo chapucero tocando al toro que tanto gusta al entendido público, algún buen ayudado por bajo y el desarme. El quinto “perritoro”, fue nobilísimo y bueno, al que apenas se picó, pues es cosa muy distinta el que el toro entre al encuentro del caballo a que se le pique. Por no picar, el del castoreño fue muy aplaudido. Meritorio quite de Jiménez Fortes por gaoneras, rematado con la rebolera. Una buena tanda de naturales parecieron el presagio de una buena faena. Pero todo quedó en eso. Pues el resto de la faena transcurrió por la senda del toreo ventajista, descargando la suerte, sin ajuste y aliviándose. Lo mejor vino al final, con las arrucinas  y ayudados por bajo y pases cambiados. Tras esta faena para el cuadro de honor del destoreo moderno, el bonancible público pidió la oreja, despojo que fue concedido por la presidencia cuando se arrastraba al toro.

La verdad  de Jiménez Fortes
El tercer Garcigrande fue un toro astifino, complicado y que desarrolló peligro. En varas derribó, más por genio, que por bravura, por mala casta. Salió con la embestida descompuesta, la cara alta, y apretó en banderillas. El toro punteaba y era tobillero. No quería nada por arriba, todo había que hacérselo por bajo. En la muleta iba con la cara alta, se ceñía y se quedaba en el embroque. Saúl Jiménez Fortes se la jugó a sangre y arena, con el valor y la verdad del que empieza y tiene hambre de triunfo. El toro le tenía marcado y fue cogido de mala forma, temiéndonos lo peor, pero, por suerte, no tuvo consecuencias para la integridad física del torero. Sin mirarse, volvió a la cara para torear al natural, con la verdad por delante, sin trampa ni cartón, para jugársela de nuevo. Se tiró a matar de ley cobrando una buena estocada. Oreja al valor y a la entrega sin límites. El sexto, fue el mejor presentado, no siendo el de más peso, certificándose una vez más que la romana nada tiene que ver con el trapío. Con este que cerraba plaza vino el mejor toreo de capa que hasta ahora hemos visto. De entrada Jiménez Fortes lo recibió con unas verónicas de mucho empaque, echando los vuelos del capote, con templanza, manos bajas y cargando la suerte. Vino el quite del Juli con dos verónicas de cartel, rematadas con una excelente media. No se amilanó el joven Saúl que replicó con un quite por chicuelinas de manos muy bajas, sin que entre torero y torero cupiera una brizna de polvo, de esas que cortan la respiración. Destacó la maestría de Juan José Trujillo con el capote de brega. El cornúpeta esperaba en banderilleras y tenía querencia a tablas, y fue apagándose. Debió sacarlo hacia los medios, porque en el tercio el toro se defendía. Valentísimo, pero con los naturales defectos técnicos de alguien que está empezando, la faena se vino a menos. Pero todo lo que hace este torero lo realiza con pureza. Pocos cargan la suerte como él. Es algo natural, innato en este torero, el adelantar la pierna de salida, en torear exponiendo. Valor seco y ética caracterizan su toreo. Con el tiempo, estoy convencido que limará esos defectos técnicos. A corto pronto este toreo logrará esa madurez, porque hay mimbres suficientes para que Jiménez Fortes sea un torero muy caro.

Paz y salud

Pepe Pastor


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