Revista América Latina

La vida oscura de Clara: Fruncida.

Publicado el 28 julio 2014 por Jmartoranoster

Carola Chávez.

la foto

Clara, la de la vida oscura, hace su tradicional maleta de julio mayamero. Revisa su los últimos detalles y nota que olvidó el desodorante. Frunce en vano su cara que ya no da para más fruncimiento. En el baño, abre un gabinete del que se desbordan decenas de frasquitos de su desodorante en crema, ese que huele a “baby powder” y que blanquea la delicada piel de sus axilas perfectamente depiladas. “Menos mal que los compré todos aquel día y que compro todos cada vez que hay”. -Piensa con una mueca torcida que se supone es su sonrisa-. “Recuerdo la cara de aquella vieja que me miraba con odio chavista -valga la redundancia- cuando le arrebaté la caja de desodorantes al acomodador que pretendía ponernos en los anaqueles. Vieja insolente que pretendía llevarse uno de mis desodorantes, con ese discursito idiota de que alcanzaría para todos, señora, si usted no se llevara los 60 potes que trae esa caja. Los chavistas y su empeño de que alcance para todos es lo que tiene en ruinas a este pobre país”.
Fruncida revisa su boleto Caracas-Miami-Caracas y lo estruja contra su árido pecho como queriendo dar un abrazo solidario a quien que le vende los únicos momentos felices que recuerda de estos quince años, porque para Clara, la felicidad solo se existe en el momento en que subes a un avión para irte de aquí… “Y ahora esto, a estas empresas que tuvieron a bien venir a este fin de mundo a vendernos sosiego y el comunismo que pretende secuestrar el fruto de su trabajo restringiendo la libertad de empresa a empresas que sí saben de libertad de ídem. Y con esos argumentos de pacotilla, ¿que nos cobraron por un viaje a cualquier destino cinco veces lo que cobran por ir al mismo sitio desde Bogotá? Sí, ¿y? Todos sabemos que es por culpa de Maduro. Y ahora dice el gobierno que hay que revisar, que ese abuso no puede ser. ¡Denles sus dólares a esa gente y evítennos la vergüenza y los vuelos cancelados!… Y la ridiculez de decir que lo hacen en defensa del salario… ¿Acaso no saben que los asalariados no viajan? Lo hacen por ofender: ¡llamarnos asalariados a la gente decente y pensante de este país!”
Fruncida se va Clara, la de la vida oscura, dejando en su alacena 18 kilos de leche, otros tantos de arroz, azúcar, harina… “porque en este país uno no sabe lo que pueda pasar”.


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