Revista Cultura y Ocio

La viuda descalza. Salvatore Niffoi

Por Mientrasleo @MientrasleoS

La viuda descalza. Salvatore Niffoi
     "Me lo trajeron a casa una mañana de junio, degollado, descuartizado a hachazos como un cerdo. Ni una gota de sangre le había quedado. Dos mitades que para unirlas no habría bastado un ovillo de bramante negro, de ese alquitranado que usan los zapateros en las empellas de los xosinzos de cuero. El perro daba vueltas alrededor del níspero y gruñía enloquecido de miedo."
     Y este es el brutal comienzo del libro que os acerco hoy. Está claro, ante un párrafo así no hay medias tintas; o bien necesitas llevarte el libro a casa, o sales corriendo. Yo me lo traje. Y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, La viuda descalza.
     Conocemos a la viuda Mintonia que, tras encontrarse con el cadáver descuartizado de su marido y jurando encontrar al asesino y vengarse, nos relatará su vida en Cerdeña. Una isla dura, con unos habitantes más duros aún.
   Pocos libros me he tropezado hasta este momento de mi vida lectora, y os aseguro que he leído unos cuantos, con un comienzo tan directo como este. Uno no sabe realmente lo que va a encontrarse tras algo así. Pero no puede evitar seguir leyendo, máxime cuando es una mujer quien lo narra, posiblemente porque no estamos acostumbrados a este tipo de protagonistas femeninas que son todo temperamento. Y nos adentramos en una lectura que habla de sentimientos de principio a fin. Unos sentimientos descarnados que nos van relatando una vida, la de Mintonia, desde su infancia hasta el momento actual. Nos encontramos  así con una tierra árida, en la que la vida es complicada, incluso en la escuela.
     En este recorrido por su historia nos encontramos con un costumbrismo descarnado, áspero, sin concesión alguna, ni para la protagonista, ni para su entorno. Ni siquiera su gran amor se salvará de la lengua afilada de la ahora viuda ni de la honestidad de su mirada a la hora de retratarlo. Nos presenta a Micchedu, su amor de toda la vida, como un delincuente al que no excusa, simplemente lo quiere. Y del mismo modo nos presenta su tierra como un lugar en el que se sobrevive más que se vive, donde la violencia es tan natural como respirar y la venganza es un sentimiento arraigado en el corazón de quienes allí habitan. Salpicada de palabras en sardo, nos sumerge en un lugar y una época que me eran totalmente desconocidos para conseguir que respiremos el mismo aire que su protagonista, y de este modo que el lector clame esa misma venganza que ella pide al comienzo de la historia. O, más que pedirla, advierte de lo que puede suceder. Y si algo aprendemos pronto, es que allí no se miente, así que asistimos a su testimonio esperando esa venganza que sabemos no nos fallará.
     La vida descalza es, en definitiva, una novelita corta que he disfrutado prácticamente de una sentada. Una intensa historia de la que uno sale cubierto de polvo y con marcas de esas que deja la vida, más novela costumbrista que negra. Repetiré con el autor.
     Y vosotros, esta semana no os he preguntado  ¿qué estáis leyendo?
     Gracias

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