La vuelta al primer amor

“Loco de pensar queriendo entrar en razón y el corazón, tiene razones que la propia razón nunca entenderá”. La frase de “La Renga” describe a la perfección las sensaciones que habitan el cuerpo de Guillermo Barros Schelotto en estos momentos. Su primer amor lo necesita en su objetivo de salvarse del descenso y el “Mellizo” no dudó. Su sangre tripera fue mucho más fuerte que el confort estadounidense o la platea del Juan Carmelo Zerillo y la 7 de Gimnasia volverá a ser vestida por su mejor dueño durante seis meses.

Parecía que nunca iba a volver, los años iban pasando y las ilusiones de los hinchas del “Lobo” decaían. Muy lejos había quedado aquella noche del 12 de agosto de 1997, cuando Gimnasia perdió 1-0 ante Huracán de Corrientes y Guillermo disputó su último partido con la camiseta platense. Bastante más atrás aparecía el 6 de octubre de 1991, cuando debutó al ingresar en el segundo tiempo en la victoria de su equipo ante Independiente por 3-2. Su habilidad y su gambeta comenzaban a enamorar a los hinchas triperos. Las oportunidades de regresar se iban acabando, pero el “Mellizo” necesitaba escribir un capitulo más de su historia. Y tenía que ser en Gimnasia.

Las agujas del reloj marcaban las 18.30hs cuando apareció Guillermo acompañado del presidente Héctor Delmar y el director técnico Ángel Cappa para la presentación. Alrededor de 5000 personas coparon Estancia Chica para recibir al ídolo al canto de “El que no salta es un inglés” haciendo alusión al máximo referente de Estudiantes, Juan Sebastián Verón. La sonrisa pícara del “Mellizo” era indisimulable.

Luego de las palabras de bienvenida del mandatario platense y del entrenador, Guillermo tomó el micrófono y avisó: “Soy una parte de un equipo, no soy un mesías. Nos dejaron al borde del abismo y lo tenemos que sacar”, mientras al mismo tiempo su gente no paraba de ovacionarlo. El “Mellizo” con un discurso muy realista, aclaró que el objetivo es dejar a Gimnasia en primera y en ningún momento menciono la palabra título.

Guillermo está de vuelta. No pudo decirle que no a su viejo y primer amor en su momento más crítico, según lo definió el propio Barros Schelotto. El efecto contagio ya comenzó y al parecer la figura del “Lobo”, Fabián Rinaudo, decidió quedarse en el club.

Retornó el 7, más experimentado, sin la velocidad de aquel 1997 cuando se despidió para triunfar más tarde en Boca, pero con el hambre intacta. Su gente se ilusiona, pide terminar con tanto sufrimiento. Y al “Melli” le calza magnífico otra frase de La Renga: “El final es en donde partí”.