Revista Maternidad

Lactancia materna y celiaquía

Por Contraejemplo

[ Vía: Celiac Sprue Association ]

Recientemente hemos podido leer en algunos medios españoles una noticia que, aunque señalaba correctamente los beneficios de la lactancia materna para reducir el riesgo de celiaquía, ofrecía unas recomendaciones erróneas sobre la introducción de la alimentación complementaria. Así que me he puesto a buscar las evidencias científicas al respecto y me he encontrado con un artículo que ya había hecho ese trabajo en el pasado.

Captura de pantalla de la web donde se encuentra el artículo:  Breastfeeding and celiac disease: To breastfeed or not? That is the question!
Ofrezco aquí una traducción al español ya que el original fue escrito en inglés:

Lactancia materna y enfermedad celiaca: ¿amamantar o no amamantar? ¡Esa es la cuestión!

Jean E. Guest, MS, RD, LMNT
Diálogos con tu dietista
Lifeline, Winter 2004, Vol XXIV, No 1, pp. 22, 24

La Academia Americana de Pediatría recomienda enérgicamente la lactancia materna como la mejor fuente de nutrientes para todos los bebés. Además, la leche materna es tan completa que proporciona factores inmunológicos que no están disponibles en las fórmulas de leche artificial. Pero dar el pecho también beneficia la función gastrointestinal, el desarrollo neurológico y el bienestar psicológico de los niños.

Un dato interesante sobre la leche materna es que su composición nutricional cambia a medida que cambian las necesidades nutricionales de los lactantes. Y no sólo cambia según crece el bebé sino que la composición de la leche materna también cambia en el transcurso de una toma. De igual modo, la leche materna de madres de niños prematuros tiene una composición diferente a la de las madres de niños nacidos a término. ¡La naturaleza es sabia!

Historia: Hasta la llegada del siglo XX, todos los recién nacidos eran amamantados bien por su madre bien por una nodriza. Pero el desarrollo de las leches de fórmula cambió las actitudes familiares, culturales y de estilo de vida hacia la lactancia materna. Las tasas de lactancia materna comenzaron a descender durante la Segunda Guerra Mundial y continuaron bajando hasta 1971, momento en el que tan solo el 24,7% de los bebés nacidos en los Estados Unidos recibían leche materna. A finales de los años 70, a través de programas educativos y de salud pública, las tasas de lactancia materna comenzaron a recuperarse. En 1984 el 59,7% de los recién nacidos en EE.UU. eran amamantados, y en 2001 la tasa de lactancia materna llegaba al 69,5%.

Inmunidad: El sistema inmunitario desempeña una de las funciones más excepcionales y menos conocidas del cuerpo humano. La función inmunológica es muy básica en el momento del nacimiento, pero hacia el final del primer año de vida, se encuentra a pleno rendimiento. La protección inmunológica de los bebés durante este proceso de maduración viene dada por la transferencia de anticuerpos de la madre al feto antes del parto y, también, a través de la leche materna en cada una de las tomas. La leche materna humana contiene numerosos componentes inmunológicos protectores entre los que se incluye la inmunoglobulina A (IgA). Algunos investigadores han sugerido que la IgA es importante para reducir o retrasar el comienzo de los síntomas clínicos en niños con riesgo de Enfermedad Celiaca (EC).

Investigación: En 1983, Auricchio y sus colaboradores sugirieron que la lactancia materna y su duración estaban asociadas con un menor riesgo de desarrollar los síntomas de la EC. En 1985, otro grupo de investigadores (Greco et al.), confirmó dicha sugerencia. Este grupo hizo un estudio retrospectivo de 146 niños celiacos con edades comprendidas entre los 4 meses y los 11 años. Recogieron datos sobre su alimentación junto con los síntomas que presentaron. Y demostraron estadísticamente que los síntomas de la EC aparecieron más tarde en aquellos niños que fueron amamantados durante al menos tres meses. También encontraron que en dichos niños pasó más tiempo desde que se les introdujo el gluten hasta que desarrollaron la celiaquía. Así, la aparición de la enfermedad celiaca estaba directamente relacionada con la duración de la lactancia materna, mientras que no presentaba una relación directa con la edad a la que se introducía el gluten en la dieta.

Estudios más recientes parecen apoyar las conclusiones de estos investigadores. En 2001, Peters et al., estudiaron la relación entre la duración de la lactancia materna, la edad de introducción del gluten en la dieta y la edad de aparición de la celiaquía. Para ello evaluaron a 143 niños con EC y 137 niños sin EC, elegidos aleatoriamente. Hallaron que la lactancia materna durante al menos dos meses reducía significativamente (63%) el riesgo de desarrollar la enfermedad celiaca. Al igual que Greco et al., la edad a la que se introducía por primera vez el gluten en la dieta del niño no parecía tener un impacto significativo en el desarrollo de la enfermedad.

Sin embargo, en 2002 Ivarsson y su equipo llevaron a cabo un estudio mucho más amplio con el que demostraron que los niños de menos de dos años de edad tenían un menor riesgo de desarrollar la enfermedad celiaca si el gluten se introducía mientras que aún tomaban leche materna. Dicho riesgo era menor si el gluten se introducía en pequeñas cantidades. Pero, además, el efecto protector de la lactancia materna era aún mayor en los niños que seguían siendo amamantados tras haberles introducido el gluten en la dieta. Estos investigadores concluyeron que la introducción gradual del gluten mientras que los bebés aún toman leche materna reduce el riesgo de desarrollar la enfermedad celiaca y este beneficio puede extenderse hasta la primera infancia.

Conclusión: Los padres deben tomar muchas decisiones en relación con sus hijos. Amamantar o no amamantar puede no ser una elección difícil para muchos. Para otros, el trabajo o las circunstancias sociales pueden tener una influencia mayor. En familias con antecedentes de enfermedad celiaca (EC), esta cuestión puede tener consecuencias más allá de las puramente nutricionales. Amamantar o no amamantar es una cuestión que debe ser abordada de forma individual. Aunque la evidencia científica es aún limitada, ha demostrado que la lactancia materna beneficia el retraso de la aparición de los síntomas clínicos de la EC. Otras consideraciones para decidir si amamantar o no tienen que ver con que la leche materna es fácil de transportar, no requiere refrigeración, se prepara al instante y no te quedas sin ella en mitad de la noche.

Bibliografía: American Academy of Pediatrics. Pediatric Nutrition Handbook , 5th ed. Ronald E. Kleinman, editor. American Academy of Pediatrics, 2004.

Auricchio S, Follo D, de Ritis G, Giunta A, Marzorati D, Prampolini L, Ansaldi N, Levi P, Dall'Olio D, Bossi A, et al. "Does breast feeding protect against the development of clinical symptoms of celiac disease in children?" J Pediatr Gastroenterol Nutr . 2(3):428-33, 1983.

Greco L, Auricchio S, Mayer M, Grimaldi MJ. "Case control study on nutritional risk factors in celiac disease." Pediatr Gastroenterol Nutr . May-Jun;7(3):395-9, 1988.

Greco L, Mayer M, Grimaldi M, Follo D, De Ritis G, Auricchio S. "The effect of early feeding on the onset of symptoms in celiac disease." J Pediatr Gastroenterol Nutr . Feb;4(1):52-5, 1985.

Ivarsson A, Hernell O, Stenlund H, Persson LA. "Breast-feeding protects against celiac disease." Am J Clin Nutr., May; 75(5):914-21, 2002.

Ozkan T, Ozeke T, Meral A. "Gliadin-specific IgA antibodies in breast milk." J Int Med Res. Sep-Oct;28(5):234-40, 2000

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