Revista Sociedad

Lalu Prasad Yadav (1)

Por Tiburciosamsa
Lalu Prasad Yadav (1)
Siempre me había preguntado porqué los políticos provincianos y localistas son más coloridos (o ridículos, todo depende del ojo que les mire), hasta que descubrí la teoría de la importancia relativa del ombligo. El ombligo promedio mide un centímetro cuadrado. La Ley inflacionaria del ego político de Pareto muestra que todo político tiende a sobreestimar el tamaño de su ego por un factor de 10 a la novena potencia. Es decir, todo político se cree que su ombligo mide mil millones de centímetros cuadrados, más o menos 10.000 metros cuadrados. Así pues, para un político aranés su ombligo equivale al 0,001% de la superficie total del valle de Arán. ¿Parece una proporción ínfima? ¡No para un político que es capaz de autoconvencerse de que la economía crecerá este año porque ayer en el restaurante pidió una botella de agua de Solares en lugar de agua del grifo, con lo que tiró de la demanda agregada para arriba! En cambio para un político ruso, su ombligo no representa más que el 0’00000005% de la superficie rusa. Demasiado exiguo, incluso para un político. Por esto los políticos más coloridos se suelen mover a nivel local y provincial, allí todavía sus ombligos parece que cuentan algo.
Aunque en España no nos ha faltado nuestra porción de políticos coloridos, creo que ninguno le ha llegado ni a la altura de los talones al indio Lalu Prasad Yadav.
Lalu procede de una familia de campesinos pobres de Bihar. Eso, que para el 99% de las personas representaría un pasaporte para una vida miserable, en manos de un político hábil y carismático es un boleto para el éxito político. Lalu siguió un esquema que hoy en día es muy normal para los políticos: meterse en política mientras están en la universidad. Antes se decía “el que vale, vale y el que no, a letras”, ahora la tónica es “el que vale, vale y el que no a la política”. Lalu fue Secretario General del sindicato de estudiantes de la Universidad de Patna en 1970. Allí atrajo la atención de los líderes del Partido Janata, que lo presentaron a las elecciones generales de 1977. Salió elegido por el distrito de Bihar y con 29 añitos se convirtió en uno de los parlamentarios más jóvenes del Parlamento indio.
En la década de lo ochenta fue parlamentario en la Asamblea Legislativa de Bihar. Los políticos cucos saben que la política nacional mola mucho, pero donde uno puede apalancarse y que no le muevan es en la política local. Jordi Pujol estuvo al frente de la Generalidad durante 23 años. ¿Cuántos años habría estado de mandamás si hubiese sido Primer Ministro nacional? Con mucha suerte catorce, que fue los que estuvo Felipe González, en un récord que creo difícil que supere ningún otro Presidente del Gobierno. Lalu fue creando su base de poder con paciencia y para cuando la coalición opositora se hizo finalmente con el gobierno de Bihar, él era su líder.
Lalu fue Ministro Principal de Bihar de 1990 a 1997. Divertido, demagogo, populista y con un corte de pelo diseñado por su peor enemigo, fue un Ministro Principal controvertido. Sus seguidores le adoraban y sus enemigos le acusaban de utilizar en exceso la carta de la casta.
En 1996 saltó a la luz el “escándalo del forraje”. Se descubrió que en Bihar durante varios años se habían gastado hasta 290 millones de dólares de los programas nacionales de apoyo a la agricultura en piensos, medicinas y equipos de inseminación artificial para unos rebaños que no existían. El cabreo fue supino: ahí es nada, descubrir que llevas años gastándote dinero en unas vacas que no existen, casi como descubrir que los niños a los que has estado pagando la escolaridad durante quince años en realidad eran los hijos del lechero. Lalu hizo lo que se hace en estos casos: denunciar que todo era una conspiración de la oposición, que no soportaba lo bien que lo estaba haciendo en Bihar. Lo cierto es que Lalu no inició la trama, que ya estaba montada cuando asumió el poder en Bihar. Él simplemente la perfeccionó y se llevó su parte.
El escándalo era inmenso incluso para los estándares indios. Lalu prepraró su defensa de una forma muy hábil. Provocó una escisión en su partido, el Janata Dal, y formó su propio grupo, el Rashtriya Janata Dhal, cuyo emblema es una lámpara de petróleo de las que utilizan los campesinos en las zonas rurales. Tal vez quisiera indicar que se proponía buscar a cualquier hora del día las vacas que faltaban en Bihar. La base política del partido eran las comunidades yadav y musulmanas, las dos más desfavorecidas y también las dos más activas políticamente del estado. Dimitió y logró que fuese su mujer, Rabri Devi, quien le sucediese como Ministra Principal en Bihar.
Lalu tuvo la inmensa suerte de que en el mismo momento en que dimitía a su mujer se le despertase el interés por la política, porque la señora hasta ese momento no había dado muestras ni de ambiciones políticas ni de tener muchas luces. Rabri había pasado de la casa de su padre a la de su marido, cuando se casó (o la casaron) a los 14 años con Lalu, que entonces tenía 26. Rabri dice que su familia era acomodada y que su padre optó por casarla con un hombre pobre a propósito, que sólo se fijó en el carácter de Lalu. Seguro que fue por eso y que el hecho de que un hombre pobre se conformaría con una dote pequeña no contaría para nada en los cálculos del padre. Rabri hizo sólo estudios primarios y se definió a sí misma en una entrevista como analfabeta. Pienso que sería más apropiado considerarla como analfabeta funcional. Para que no se la vea como una marioneta de Lalu, Rabri ha afirmado: “No es cierto que le esté subordinada. También funciona mi cerebro. Si hace falta, le consulto [aqui se refiere a consular a Lalu, no a consultar a su cerebro]”
Lalu hizo lo que los políticos inteligentes: si en este sitio no me quieren, me marcho a otra parte. Tras haber dejado Bihar en las competentes manos de su mujer, se presentó a las elecciones al Parlamento nacional por Bihar y las ganó. Lalu marchó a Delhi anunciando que trabajaría a favor de la unión de las fuerzas laicas en contra del confesional Bharatiya Janata Party. No es que Lalu hubiera descubierto de repente las bondades del laicismo, sino que había entendido que si uno lidera un pequeño partido y quiere medrar en la política nacional, tiene que aliarse aquí y allá y ladrar mucho. Los finales de los noventa fueron tiempos de mucha inestabilidad política en la India. Entre mayo de 1996 y marzo de 1998 se sucedieron cuatro Primeros Ministros. En las cuatro ocasiones Lalu se candidateó para el puesto con nulos resultados. En lo que sí tuvo más suerte fue en que en cada ocasión jugó un papel importante en la elección del ganador.
En 2004 el Partido del Congreso llegó al poder y Lalu consiguió ese premio tan ambicionado por los políticos: una cartera ministerial, concretamente la de Ferrocarriles. Puede sonar a poco, pero en la India ser Ministro de Ferrocarriles cuenta mucho. Los Ferrocarriles Indios son un pequeño estado dentro del Estado. Me corrijo: son un gran estado dentro del Estado. Son el principal empleador del país, ya que dan trabajo a 1,6 millones de personas, y casi interesan más como generadores de empleo que como empresa rentable. Los Ferrocarriles tienen sus propias fábricas en las que construyen elementos para las vías más otros materiales de ingeniería que necesitan. El Ministro controla además una serie de empresas públicas que trabajan para los Ferrocarriles.
Lalu se lució al frente de los Ferrocarriles, hasta el punto de que llegó a convertirse en un caso práctico de estudio en Harvard. En cuatro años hizo que una empresa que perdía dinero y que se esperaba que hiciese bancarrota para el 2014, pasase a tener beneficios de 5.200 millones de dólares. Y todo esto lo consiguió sin cambiar las tarifas y usando el mismo personal con el que la compañía había perdido dinero anteriormente.
Dicen los malévolos que Lalu simplemente dejó que los que sabían, actuasen y que no interfirió. A mí me parece muy meritorio. No espero que los políticos sean unos genios y sepan de todo. Me basta con que se rodeen de buenos asesores y se dejen aconsejar. Siguen diciendo los malévolos que Lalu sacó tajada en la operación. Como Ministro, sabía dónde se iban a tender nuevas vías y qué tierras se iban a revalorizar. Esto ya me parece un poco, bastante, mucho peor.

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