Revista Cine

Las 10 adaptaciones del Cine Español nunca realizadas (Parte 2)

Publicado el 23 abril 2011 por Fimin

Continuamos con el repaso de los 10 bombazos de la narrativa española que no han vivido aún su salto al cine. En esta entrega, con mucha más polémica. Reputados nombres como los de Javier Marías, Jorge Semprun o David Trueba dan pie a Juan Marsé y 'la polémica de Sodoma'. Allá van.

6. La mort i la primavera, de Mercè Rodoreda.

Una película que nunca se rodó sobre una novela nunca acabada que hablaba de un pueblo que jamás había existido. Una cadena tan romántica como imposible, sin duda. La obra póstuma de Mercè Rodoreda era el proyecto soñado del director mallorquín Agustí Villaronga. La que hubiera sido su tercera película, después de “Tras el cristal” y “El niño de la luna”, se paralizó a pocos días del arranque del rodaje tras caer la financiación alemana y francesa, tras una década de gestación. Guión, localizaciones y decorados en Sort, vestuario, banda sonora a manos de Aina Bonner (“Gladiator”) y hasta Victoria Abril como actriz protagonista. ¡Todo estaba listo! Pero el proyecto costaba más de 3 millones de euros y ninguna productora española era capaz de asumir sin ese coste en el 1990 sin coproducción extranjera. Hace pocos meses se inauguró en el Palacio de la Virreina de Barcelona una exposición sobre la hazaña de este no-rodaje. Allí comentaba Villaronga que hubiera sido “una película épica, una especie del “Andrei Rublev” de Tarkovski a la catalana, con el valor antropológico de las películas de Flaherty o Murnau”. El director admitió que aún hoy hay cierto interés en el proyecto por parte de la productora Oberon Cinematográfica y que tiene la esperanza de que “la exposición sirva para retomar el proyecto”. Habrá que esperar.

7. Cuatro amigos, de David Trueba.

Como Manuel Gutiérrez Aragón, Jodorowsky o su propio hermano Fernando Trueba, David combina su labor como cineasta con la de novelista. Su relación con el mundo de la narrativa es estrecha y se trata de un guionista sin recelos para la adaptación. Cabe recordar que estuvo nominado al Goya al mejor guión con su adaptación de la novela de Javier Cercas “Soldados de Salamina”. Y cabe destacar, también, que David es uno de los principales discípulos del mayor adaptador de la historia de nuestro cine, Rafael Azcona, que tiene en su haber 5 Goyas de los cuales 4 son guiones adaptados (“El bosque animado”, “Ay, Carmela”, “Tirano Banderas” y “La lengua de las mariposas”). Pero pese a esta escuela, el director de “La buena vida” no mezcla sus facetas de escritura y nunca se ha decidido a adaptar al cine lo que concibió como un relato postadolescente para ser leído y no interpretado, “Cuatro amigos”.

8. Corazón tan blanco, de Javier Marías.

En 1998 estrenaba Gracia Querejeta “El último viaje de Robert Rylands”, adaptación libre de la novela “Todas las almas”, de Javier Marías. Una agria disputa envolvió el proyecto y enfrento a los Querejeta con el novelista madrileño. El plató del reality, exactamente el mismo que el de Marsé y Vicente Gómez, lluvia de declaraciones cruzadas en la sección de Cultura del diario El País. Javier Marías llegó a declarar que él había firmado un contrato para la adaptación de toda la novela, “no de una página o incluso una frase”. Denunció a la productora y tras dos sentencias favorables que reconocían que “no se le garantizó el respeto de la adaptación cinematográfica al espíritu de la obra”, Elias Querejeta tuvo que indemnizar al escritor de “Mañana en la batalla piensa en mí” con 36.000€. Desde entonces, Marías ha rechazado las ofertas de llevar al cine otras obras suyas, como “Corazón tan blanco”. “Creo que no se prestan mucho porque es una novela en la que la voz narrativa es tan importante como la historia, como el argumento, y creo que sería imposible llevarla al cine”, comentó en una entrevista. Pero ¿veremos algún día otra obra de Marías proyectada sobre la lona blanca? Nunca digas nunca.

9. Veinte años y un día, de Jorge Semprún.

Se trata de la primera novela escrita originalmente en castellano por parte del que fuera Ministro de Cultura durante el mandato de Felipe González, que siempre había escrito en francés. Y sorprende, de nuevo, que Semprún siempre combinó su prolífica faceta narrativa con la de guionista de altura. Fue autor de famosos libretos como “La guerra ha terminado” o “Stavisky”, de Alain Resnais; “Z” o “La confesión”, de Costa-Gavras; “Las rutas del sur”, de Joseph Losey; o “Los desastres de la guerra”, de Mario Camús. Eso sí, nunca adaptó ninguna de sus novelas porque distinguía entre sus dos actividades literarias. Diferentes medios, distintos lenguajes.

10. Sin noticias de Gurb, de Eduardo Mendoza.

El punto de arranque nos remite inevitablemente a la fusión perfecta entre “Supernova” y “El Gran Marciano”, aquél oportunista título que aprovechó el boom mediático de los concursantes de la primera edición de GH1 y que dirigió, para sorpresa del mundo, Antonio Hernández (“En la ciudad sin límites” o “Los Borgia”). Eso sí, el desarrollo de esta compilación de relatos de Eduardo Mendoza resulta más brillante y mucho más interesante que las dos ficciones antes mencionadas. Y es que “Sin noticias de Gurb” comienza con la llegada accidental a nuestro planeta de un extraterrestre que acaba adoptando la apariencia de Marta Sánchez en la Barcelona preolímpica. Si en 2008 ya se estrenó la adaptación teatral a manos de la dramaturga y actriz Rosa Novell, de esta breve novela de carácter sarcástico y delirante no se conoce ninguna noticia en relación a su posible adaptación cinematográfica.

11. 'La polémica de Sodoma'

A principios del 2009, Juan Marsé confesó haber leído la última versión del guión de “El cónsul de Sodoma”, biopic de Jaime Gil de Biedma basado en la novela de Miguel Dalmau. Marsé ya plantaba su futuro posicionamiento en relación al film: “no me ha gustado, pero hasta el peor proyecto del mundo merece siempre una oportunidad, así que esperemos a que la película exista”. Entonces llegó su estreno el pasado noviembre y se desató la polémica. Marsé, interpretado en el filme por Alex Brendemühl, se alzó como cabeza visible de todos los amigos del Gil de Biedma que consideraban que la película de Sigfrid Monleón ("La bicicleta") ofrecía una visión distorsionada y falaz de la vida del poeta. Entonces empezó la secuencia de epístolas abiertas entre el premio Cervantes y el productor de la cinta, Andrés Vicente Gómez. “Grotesca, ridícula, sucia, pedante (…) mal interpretada y con diálogos deplorables. Es una película desvergonzada, de título infame y producida por gente sin escrúpulos”, decía Marsé. “Cascarrabias que siempre ha tenido un contencioso con el cine español y que gana más con las adaptaciones de sus novelas al cine que de los editores”, arremetía el productor. Y la historia sonaba a vieja.

 

 

 


 


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