Las 10 mejores películas de 2010

Grafiteros comprometidos, juguetes rebeldes, superhéroes chapuceros, Facebook y una idea

Como recordábamos hace unos meses en nuestro ranking de lo más esperado de 2010, salvo un par de excepciones, el año que acaba de terminar comenzó con un semestre desastroso donde las decepciones se daban una (Robin Hood, Iron man 2) tras otra (Wall Street 2, Prince of Persia). Tuvo que llegar el verano para que los muñecos de Pixar y el fenómeno Nolan abrieran la presa a un torrente de calidad que, aunque no ha sido muy númeroso en títulos, si lo ha sido en propuestas arriesgadas que perdurarán en la memoria del público mucho más tiempo que las principales finalistas de 2009 (Up in The Air, Avatar, En Tierra Hostil, Precious...)
Y eso que grandes candidatas como El Cisne Negro, Valor de Ley, The Figther o The Kids Aren´t All Rigth aún no han llegado a estrenarse en nuestro país por culpa del cada año más dilatado retraso en la salida internacional de los títulos con aspiraciones a premios. Un táctica que como ya hemos comentado, se da para evitar que los académicos no se "contaminen" con la crítica internacional.
Tras el salto, adéntrate con nosotros en el ranking de lo mejor que ha llegado a nuestros cines en 2010.
10. Balada Triste de trompeta
Balada Triste de Trompeta es muchas cosas, aunque no todas buenas. Alex de la Iglesia se ha marcado un festival de excesos muy particular, en el que se dan la mano desde una critica política innecesaria al gore más gratuito. Pero lo que nadie puede negar es que supone un antes y un después en nuestro cine. No solo ha conseguido romper el muro del reconocimiento internacional, que hasta ahora parecía una exclusividad de Almodovar, sino que también significa que nuestra industria está preparada para salirse de los raíles prefijados dando libertad a un creador total.
Los encarnizados debates entre los defensores de esta cinta y sus detractores no dejan de inundar la red. Que si arroja una visión simplista de la Guerra Civil, que si no llega a funcionar nunca como comedia, drama o cinta de terror plena, que si su reparto está increible… Una tremenda variedad de opiniones que ha levantado un revuelo inusual en nuestro cine y por la que ya se merece un hueco en nuestro ranking de lo mejor del año. Además de por un diseño de producción prácticamente perfecto.
Crítica aquí.
9. Tron Legacy
Si en 2009 todos picamos con el tan cacareado 3D cuando el formato aún no estaba perfilado del todo, en esta Tron Legacy encuentra su justificación más plena. Más allá de servir como recurso visual, ayuda a que el espectador se introduzca de manera irremediable en ese maravilloso mundo tecnológico que nos plantea Disney.
Precisamente, ser un producto de la casa de Mickey es el único factor que le quita enteros. La compañía aún se muestra incapaz de salir del gueto infantil-adolescente y no explota todo el potencial dramático e incluso de crítica social que emana el argumento de esta continuación. Una secuela tardía pero tremendamente bienvenida que se queda a las puertas de elevar a la saga al nivel de otras franquicias como Star Wars.
Mención especial para la banda sonora de Daft Punk, la mejor del año, y para la labor de los técnicos de efectos especiales, que recrean un Jeff Bridges joven que aunque difícilmente daría el pego insertado en el mundo real, queda como anillo al dedo como el Darth Vader digital del mundo informático.
Crítica Aquí.
8. Exit Through The Gift Shop
El debut como director del famoso grafitero Bansky es tan complicado de describir como el desconocido rostro de su autor. Muchos recordaréis a este personaje por sus esporádicas apariciones en los informativos, un grafitero que se mantiene en el anonimato mientras sus cuadros callejeros alcanzan un estatus de obra de arte nunca visto en su estilo. 
En un ejemplo del doble juego que siempre rige el discurso de Bansky, con esta ETGS rompe su silencio sin revelar su identidad, y lo hace con un documental nada convencional. Lo que comienza como una documentación brillante de lo que creemos son las aventuras de estos artistas callejeros, termina siendo una reflexión sobre el origen del arte y su forma de llegar al público. Un camino que en ocasiones deforma por completo todo el sentido de la creación de la obra.
Pero más allá de reflexiones profundas (que las hay) y de discursos tan necesarios como enrevesados (que también los hay), lo que ofrece el debut de Bansky es un falso documental tremendamente entretenido y didáctico, que muestra un aspecto desconocido de un mundo en el que existe mucho más debate y pasión de la que pensábamos.
7. El Discurso del Rey
A diferencia de Precious, la candidata al Oscar por excelencia de este año logra esa posición aventajada más allá de su etiqueta, es decir, por méritos propios. Nos encontramos ante un drama amable (o una comedia dramática, como prefiráis), impecablemente rodado y con unos actores en estado de gracia.  
Colin Firth tiene practicamente asegurado el Oscar tras perder in extremis el pasado año con su aún mejor trabajo en Un Hombre Soltero, pero además, El Discurso del Rey nos da la oportunidad de disfrutar de los siempre estimulantes Geoffrey Rush y Helena Bonham Carter más allá de los aparatosos trajes y pelucas que acostumbran a ponerse para los blockbusters en los que han participado en los últimos años.
Sin duda, se trata de la cinta ideal para ver en familia y ejemplo de ese casi extinto cine cargado de sobriedad y clasicismo sin caer por ello en el aburrimiento.
Crítica aquí.
6. Green Zone. Distrito Protegido
Su estreno a principios de año ha hecho olvidar a casi todo el mundo que en 2010 nos llegó la cinta definitiva sobre la guerra de Iraq tras decenas de intentos vacíos. 
Green Zone no solo hacía reflexionar sobre las mentiras del gobierno estadounidense y los efectos políticos y sociales de la ocupación, sino que además ofrecía el mismo porcentaje de adrenalina gracias a la dirección del siempre estimulante Paul Greengrass, que con Green Zone demuestra que hay mundo fuera de Bourne (United 93 no deja de ser un panfleto, muy bien rodado y tal, pero increíblemente superfluo).
Además, siempre es un placer contar en pantalla con 3 monstruos como Matt Damon, Brendan Glesson y Greg Kinnear. A todas luces, la mejor película de acción del año...tras el título que ocupa el cuarto lugar de este ranking. 
Crítica aquí.
5. The Road  (La Carretera)
Una de las cintas más olvidadas en las ceremonias de premios del año pasado y que a nuestras carteleras llegó un tardío 5 de febrero. La Carretera no es solo una adaptación magistral de la novela de Cormac McCarthy, sino que además viene acompañada de la mejor interpretación de toda la carrera de Viggo Mortensen. 
Eso sí, su tono lento y no abierto a las concesiones puede que aburra al que se espere una cinta apocalíptica en la línea de Mad Max o El Libro de Eli. Pero sin duda se trata de una de las películas más duras que hemos podido ver en los últimos años y un título que no dejará indiferente a nadie.
Crítica aquí.
4. Kick-Ass
El héroe de pacotilla llegó por la puerta trasera y acabó pateando los traseros de todos los enmascarados que se han atrevido a saltar al cine en lo que llevamos de siglo (con permiso del amo de la noche por supuesto). Como si de una película de Tarantino se tratara, Kick-Ass baila de géneros utilizando el cine de superhéroes como excusa para elaborar la parodia definitiva. ¿Su secreto? Una utilización perfectamente calculada de los tópicos y fórmulas.
Si a esa función perfectamente orquestada por Matthew Vaughn le sumas una banda sonora de auténtico lujo y la recuperación de Nicolas Cage tras varios truñacos ya tienes la mejor película de acción del año. Además, para el hall de la fama nos queda el personaje de Hit-Girl, el mejor ejemplo de ese espíritu gamberro y directamente violento del que nunca huye la película.
De buscarle un pero este sería su recorte de agallas con respecto al cómic, una auténtica sobrada que he tenido oportunidad de leer recientemente, y que en términos generales, han adaptado de una forma más que correcta aunque no exploten del todo su potencial.
Crítica aquí.
3. Origen (Inception)

Mucho se ha dicho y escrito sobre el proyecto post-TDK de Nolan y nadie pone en duda que las expectativas se han cumplido. Quizás Inception no suponga la verdadera revolución en el género que muchos esperaban, pero nunca la ciencia ficción estuvo tan bien dirigida.
Si en Matrix lo que más llamaba la atención eran sus espectaculares escenas a cámara lenta, aquí encajan perfectamente en un cuadro donde todas y cada una de las pinceladas están dadas con mano maestra. Su argumento, intencionadamente enrevesado, hubiera caído en el caos más absoluto de no estar pendiente Nolan de que la tensión y la emoción no decaigan en ningún momento. Lo que no deja de ser un juego de espejos al fin y al cabo, pero también el mejor espectáculo del año más allá de la pirotécnia tridimensional de Tron Legacy.
Pero más allá de que nos encontremos ante una obra maestra, o solo una gran película, lo que Inception significa para el séptimo arte tiene que ver con su creador, el origen de la idea, Christopher Nolan. Un hombre capaz de cumplir unas expectativas que harían tambalearse a cualquiera, una cruz que arrastrará toda su carrera y que solo unos pocos escogidos como James Cameron saben sobrellevar.
Crítica aquí.
2. Toy Story 3

Pixar ha demostrado con el paso de los años que solo es capaz de crear obras maestras. Y tratándose de la prometida conclusión de la cinta que lo inició todo solo cabía esperar lo mejor. Eso es exactamente lo que nos han dado y este año no son pocos los que piden un Oscar a la mejor película para una cinta de animación.
La última aventura de unos juguetes que nos han acompañado a lo largo de más de una década no solo resulta tan fresca y divertida como en anteriores ocasiones, sino que además viene cargada de un plus de sentimentalismo perfectamente calculado que se sirve del factor nostalgia para dejarnos la película más emotiva del pasado año. Un 2010 que ha venido cargado de prodigios de la técnica y en el que, al final, unos jueguetes recreados por ordenador han sido los únicos capaces de arrancarnos sonrisas y lágrimas a partes iguales.
Crítica aquí.
1. La Red Social

Porque al fin y al cabo las grandes películas son las que te embargan de las sensaciones más intensas, y no son pocos los que terminan de ver La Red Social con ganas de comerse el mundo. Fincher ha logrado convertir un proyecto excéntrico y condenado a la indiferencia en el bombazo del año, y en vez de servirse de aventuras épicas o de un denso drama, lo ha hecho con un supuesto retrato de la juventud moderna, de sus ambiciones y traiciones, es decir, con un thriller en toda regla. No en vano estamos hablando del realizador de Zodiac o The Game.
Pero no terminan aquí los méritos que han llevado a The Social Network a la cabeza de nuestro ranking. La gran aspirante a los Oscar de este año ha recaudado casi 200 millones de dólares en todo el mundo a pesar de contar con actores no consagrados y unos nada escandalosos 50 millones de presupuesto. Un hito en toda regla cuando estamos hablando de una cinta que se nos vendió con biopic de un programa informático, y de la que se esperaba que fuera un proyecto menor de su realizador tras la grandilocuente Benjamin Button (que costó 150 y recaudó poco más del doble, es decir, fue igual de rentable).  
Pero no hay que engañarse, al igual que solo hay un Harvard, también existe sólamente un Mark Zuckerberg. Al final poco importa si La Red Social sirve como radiografía del siglo XXI de la misma forma que nos da igual si la chica realmente existió o no. Ese mundo se nos antoja tan lejano que estamos dispuestos a creernos lo que la incansable pluma del gionista Aaron Sorkin (El Ala Oeste, La Guerra de Charlie Wilson) quiera contarnos. 
Principalmente porque el que pone movimiento al libreto es un David Fincher capaz de transformar escenas que merecerían ser borradas de cualquier guión por superfluas en pequeñas piezas hipnóticas, lo que sumado al descubrimiento de Jesse Eisenberg y la música de Trent Reznor terminan por perfeccionar el mejor ejemplo de lo que es capaz de hacer Hollywood en pleno siglo XXI, es decir, un clásico moderno.  
Crítica aquí.