Revista Opinión

Las aguas fecales de Podemos

Publicado el 25 abril 2016 por José Simón Gracia @mehuelea

Jose_marco_100Millones de cubanos han acompañado a Fidel Castro en las manifestaciones populares desde 1959. Convencidos o presionados, pero la mayoría con sentimientos de admiración o respeto. Cuando ya no esté con ellos, muchos le preguntarán, como en el bolero, ¿por qué no me enseñaste cómo se vive sin ti?”

No se le ocurrirá hoy a ningún cargo político de la derecha afirmar que millones de españoles acompañaron a Franco en las manifestaciones populares desde 1939 hasta 1975, fuera por convicción o presionados, aunque la mayoría con sentimientos de admiración y respeto. Que su cabeza rodara, sería cuestión de horas más que de días. Del PSOE, incluido, a la izquierda antisistema, imagino el rosario de condenas ante la ‘intolerable apología de la dictadura‘.

Sin embargo, las dictaduras de izquierda (perdón, las revoluciones de izquierdas) tienen en España mejor prensa. Tan buena, tan buena, que hay formaciones políticas (Podemos, entre otras) que las proponen(debidamente camufladas) en sus programas electorales. Tan buena, tan buena, que poderosos medios de comunicación privados como Cuatro y La Sexta y otros más modestos como Público apuestan claramente por ellos. Entre quienes apoyan con escaso disimulo ese tipo de regímenes políticos se encuentra el autor de la entradilla.

En 2005, el periodista José Manuel Martín Medem escribía en El viejo topo: “Millones de cubanos han acompañado a Fidel Castro en las manifestaciones populares desde 1959. Convencidos o presionados, pero la mayoría con sentimientos de admiración o respeto. Cuando ya no esté con ellos, muchos le preguntarán, como en el bolero, ¿por qué no me enseñaste cómo se vive sin ti? “. Hoy, como entonces, sabemos que los cubanos viven en las más absoluta miseria por la santa voluntad del camarada Fidel. Y también allí donde se ha exportado la dictadura de izquierdas (perdón, la revolución), Venezuela, pongamos por caso.

José Manuel Martín Medem es miembro de la Comisión ejecutiva del Sindicato de Periodistas de Madrid (SPM) y, como tal, ha salido raudo y veloz a defender al populista Pablo Iglesias de los ataques de la prensa que controla la oligarquía española. Dice que Pablo Iglesias no ataca a los periodistas sino a la prensa, a los poderosos medios de comunicación que los manipulan (a los periodistas). Bien, si lo dice Martín Medem supongo que será por su experiencia de más de 30 años mangoneando, eso sí, siguiendo instrucciones de la dirección de RTVE. El sabrá. Y, si él se prestó, en buena lógica considera que sus colegas de El País son hábiles manoseadores, burladores y tergiversadores de la realidad política de Podemos con el único objetivo de destruirlo.

La escusa para su alegato ha sido el editorial del diario El País, Iglesias ataca a la prensa, de 21-4-2016. El periodista le atiza de lo lindo al periódico, al tiempo que lanza una soflama sobre la bondad del programa de contención y control de medios que propugna Podemos. Acusa a El País de manipular el mensaje del secretario general de Podemos ya que Iglesias nunca ha atacado a los periodistas orientados sino a la prensa. Y de modelo bolivariano, nada de nada, que lo que quiere Pablo Iglesias es que se cumpla la ley (será la primera vez).

¿Está meritando Medem para futuro director general plenipotenciario de la RTVE en un gobierno de coalición liderado por Podemos ? Seguramente. Como buen conocedor de las dictaduras comunistas, sabe que a Iglesias le gustan aquellos que entienden la democracia como él, que condenan las dictaduras pero que, si son de izquierdas, las aplauden hasta con los dientes. Bueno, para ellos, no son dictaduras sino revoluciones con fallos. Fallos que son intolerables democracias como la española pero totalmente justificados en Cuba o Venezuela, aunque supongan la violación sistemática de los derechos humanos más elementales.

No seré yo quien defienda la política informativa de El País ni de otro medio, ni quien niegue la considerable dosis de contaminación existente en los medios. Sin embargo, si comparamos nuestras aguas informativas con las que discurren por territorios castristas o bolivarianos, no hay color. Si las nuestras son más o menos turbias, las otras son fecales. Y si se trata de optar entre El País y Público, las turbias del primero devienen cristalinas frente a las fecales de Podemos.

José SIMÓN GRACIA

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