Revista Opinión

Las aventuras de Super Strauss-Kahn y el amable FMI

Publicado el 16 mayo 2011 por Reven

Este texto que podrán leer aquí forma parte de una maravillosa obra de ficción que está colocada en la sección internacional de El País, y su autor intenta, como buen día de los inocentes, colarnos su chiste (negrita y cursiva son mías):

Genio y figura; tal vez demasiado figura. Dominique Strauss-Kahn, detenido anoche por una supuesta agresión sexual, ha conseguido en los últimos años revitalizar un Fondo Monetario Internacional que languidecía -en el mejor de los casos- en su papel de bombero económico del mundo, ignorados sus consejos tras unos años en los que el FMI imponía a los países con problemas (latinoamericanos y asiáticos, durante los ochenta y los noventa) una severa cura de adelgazamiento con el sesgo neoliberal -y hoy totalmente desfasado- del Consenso de Washington. En estas llegó el huracán financiero internacional. Y el FMI, con Strauss-Kahn a la cabeza -socialista y francés, para más señas, en una institución acusada de ser el patio trasero de EE UU y el epítome de su política económica de desregulación y capitalismo de casino-, resucitó entonces a Keynes. Pidió estímulos fiscales en todo el mundo, consiguió que los emergentes -China, India y Brasil- contribuyeran a las arcas del FMI para volver a ejercer el papel de bombero en los países con problemas, fue uno de los ideólogos de sustituir el G-7 por el G-20 y, en fin, se le considera uno de los personajes capitales a la hora de impedir que la Gran Recesión fuera aún peor: una Gran Depresión en toda regla, al estilo de los años treinta del siglo pasado.

El FMI se ha quitado con Strauss-Kahn buena parte del marchamo de ultraortodoxo.

Un FMI keynesiano que lucha contra el mal y se codea con los países en desarrollo para ayudarlos desinteresadamente a solucionar sus problemas. Un FMI que no ha impuesto ni un recorte ni un adelgazamiento liberal -por parafrasear al autor de fantasía del momento- de las finanzas y empresas públicas a ningún país en esta gran crisis. Un FMI que no condena a ningún país a la deuda eterna y escucha sus plegarias. Un utopía capitalista sin parangón.

Ficción de la buena. Eso o nuestro amigo Claudi Pérez ha vivido con el cráneo introducido en su ano los últimos 3 años. Cosa que desde este blog nos parece improbable. Seguramente será otra cosa.


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