Revista Opinión

Las bajezas y mentiras de los enemigos de España

Publicado el 14 octubre 2016 por Franky
Dicen que los culpables de la injusta y falsa leyenda negra sobre España son los ingleses, holandeses, norteamericanos, franceses y, en menor medida, otros pueblos que, cargados de envidia y odio, tergiversaron y llenaron de mentiras y suciedades una historia de España que tuvo sus errores y fallos pero que, comparada con las de esos mismos pueblos denunciantes, fue un modelo de pulcritud, generosidad, respeto y prudencia. Pero la verdad es que los principales culpables de la mala fama de España y de la condena de su Historia fueron los mismos españoles, en especial esa masa de traidores y canallas que, a lo largo y ancho de nuestra historia no han hecho otra cosa que intentar destruir la nación, dividiéndola, enfrentándola y corrompiéndola con suciedades, injusticias, mentiras y abusos. La leyenda negra sobre España es una de las mayores injusticias cometidas por la cultura universal. Es una imagen injusta que España no se merece por sus actos, aunque quizás si la merezca por la labor cainita y autodestructiva de los mismos españoles, que muchas veces han sido los primeros en apuntarse a la mentira y a la condena de la obra de aquella España cuyos mayores "pecados" fueron haber realizado las exploraciones y descubrimientos más importantes y sorprendentes de la Historia humana, haber creado una cultura impresionante en su Siglo de Oro, haber sido el país más poderosos del mundo durante dos siglos y haber derrotado a todos los ejércitos de Europa en ese periodo, sin una sola derrota cosechada. --- Las bajezas y mentiras de los enemigos de España Como dijo Bismark, el día que los españoles dejemos de autodestruirnos, España volverá a ser la nación más poderosa de Europa.

Pero, para nuestra desgracia, hay siempre españoles dedicados a practicar la terrible afición de aniquilar a sus vecinos y a la nación que les acoge. En cada tiempo histórico, los enemigos internos de España han tenido rasgos y disfraces diferentes. En tiempos de Viriato, los enemigos de España fueron los traidores que le entregaron a Roma. En la época del miserable Fernando VII, fueron el mismo rey, los eclesiásticos, los nobles adictos al antiguo régimen absolutista y las masas adoctrinadas por una Iglesia Católica corrupta y decadente, que apoyaban las "caenas" y taponaban el progreso y los derechos humanos. En el siglo XX, los destructores de España llegaron al extremo de causar casi un millón de muertes en una guerra civil que podía haberse evitado si los políticos hubieran sido menos canallas y miserables. En la actualidad, los destructores de España son una multitud tan variopinta como diversa y despreciable, donde figuran los políticos corruptos, injustos, arbitrarios y adictos al privilegio y el abuso, las feministas y su corte de lesbianas, gays y sus protectores de la falsa "pregresía", todos ellos beneficiados por la debilidad traidora de la casta política y sus subvenciones, los comunistas, que quieren resucitar, ahora travestidos de populistas y falsos demócratas, los cientos de miles de parásitos habituados a ordeñar el Estado y los muchos millones de españoles que, tras haber sido mal educados y embrutecidos por unos políticos miserables que prefieren gobernar sobre borregos que sobre hombres y mujeres libres, se dedican a votar a sus verdugos cada vez que se abren las urnas.

Esa inmensa panda de miserables son los que dicen que la Historia de España está cuajada de injusticias y abusos y, con una incultura sorprendente, presentan el descubrimiento e incorporación de América a la Hispanidad como el peor ejemplo de esos pretendidos abusos e injusticias, ignorando que fue una gesta con errores y abusos, pero ejemplar y deslumbrante cuando se la compara con lo que hicieron con sus colonias y sus pobladores los ingleses, holandeses, franceses, norteamericanos y otros pueblos realmente crueles y brutales.

España ha sido un país que ha sufrido tantas invasiones y conquistas que sentía como natural incorporar las nuevas tierras de América a su cultura, religión y monarquía. España ha sido invadida y a veces, arrasada por galaicos, astures, cántabros, caristios, várdulos, vascones, autrigones, berones y turmogos, vetones, célticos, lusitanos, brácaros, arévacos, carpetanos, olcades, vacceos, oretanos, pelendones, titos, lusones, bellos, Ilergetes, ceretanos, ausetanos, indigetes, lacetanos, sedetanos, suessetanos e ilercavones, edetanos, contestanos, bastetanos, bástulos, túrdulos, turdetanos, gimnesios, fenicios, tartessos, griegos, rodios, focenses, suevos, vándalos, alanos, celtíberos, visigodos, cartagineses, romanos, árabes, vikingos y hasta gabachos franceses. Los progretas y esos millones de enemigos de nuestra historia deben pensar que todos esos invasores llegaron a España flameando sus estandartes y sus banderas de paz, repartiendo caramelos y juguetes entre los niños, sin cometer atrocidades, ni violaciones ni cortar cabezas, ni derramamientos de sangre, ni quema de pueblos enteros, ni asesinatos en masa, ni pasar poblaciones a cuchillo, ni violar a sus mujeres, ni robados sus tesoros, ni quemas, ni talas en sus campos e industrias.

Hay otra parte de españoles, infinitamente mejores que los miserables que escupen sobre la Historia común, desprecian nuestros símbolos y intentan destruir la unidad, que intentamos convivir armoniosamente en la sociedad moderna, aunque incompleta, que nos hemos dado, criticando lo que merece ser mejorado y acosando a los políticos porque de ellos han partido casi todas nuestras desgracias, pero también sin rencor alguno a nuestro pasado, sin achacar nuestros males actuales a Suetonio, Mendívil, Wamba, Aníbal, Pompeyo, al infeliz don Rodrigo, a Tarik o a la laboriosa dinastía de los Omeya.

Sólo merecen rechazo y reproche esos grupos que nos señalan con el dedo acusador, afirmando que debemos avergonzarnos de aquellos soldados y exploradores de la talla de Cristóbal Colón, Pizarro, Hernán Cortés, Vasco Nuñez de Balboa, Diego de Almagro, Francisco de Orellana, Juan de la Cosa, quienes hace 500 años, cumpliendo órdenes reales, alcanzaron aquellas tierras desconocidas de América conquistándolas para su corona al entenderlas vírgenes, según los tratados de guerra de aquellos siglos y nos piden también, los muy idiotas, que nos olvidemos y comprendamos las atrocidades que cometían aquellos pueblos indígenas en sus bárbaros ritos, o sus crueles venganzas ejercidas con sus enemigos vencidos en al campo de batalla...mayas, incas, caribes, yanomamis, majoríes, guaraníes. quechuas, aymaras, mapuches...e infinidad de pueblos indoamericanos que, según las corrientes actuales antisoberanistas, eran inocentes angelitos sojuzgados y expoliados por el imperialismo español, que no practicaban el sacrificio humano, ni el canibalismo, ni el aplalstamiento y la tortura con los vencidos.

La panda de los imbéciles antiespañoles, los destructores a los que se refería Bismark, nos dicen que todo lo autóctono de América era angelical y que la independencia de esos pueblos fue gloriosa y semilla de paz y concordia, olvidando a los Pinochet, Pérez Jiménez, Hugo Chaves, Nicolás Maduro, Velasco Alvarado, Fujimori, Perón, Videla, Menem, Stroessnes, Hugo Banzer, Humberto Branco, Lula da Silva, Trujillo, Somoza, Daniel Ortega, Noriega, Tiburcio Carías, Fidel Castro, Guillermo Rodriguez Lara, Gustavo Rojas Pinilla, en su mayoría crueles dictadores que desvalijaron las arcas públicas y sometieron al pueblo a la peor de las calamidades de toda su historia.

Dejen de una vez de mentir y de tergiversar la Historia. Dejen de arrojar excrementos sobre el suelo de España, una suciedad que practicáis sin otro fin que ganar poder y ocupar vosotros las estancias de los palacios para poder así desvalijar mejor el Estado y las haciendas de los pobres españoles. Dejen de culpar a nuestros antepasados y miren en su entorno, donde tienen miseria propia suficiente para llenar cientos de barcos, desde el robo de los Pujol a los abusos de poder de la Generalitat, sin olvidar la humillación y marginación de los que piensan diferentes y de los que cometen el terrible "pecado" de amar a España.

Permitidnos a los que amamos a esta España desgraciada del siglo XXI recordar en paz, al menos una vez cada año, sin ofender a nadie, el 12 de octubre, la grandeza de nuestros antepasados y las gestas de aquellos españoles que, cuando fueron grandes, lo fueron porque no tenían en sus filas, infiltrados, a traidores, a políticos cobardes y a miserables de todos los pelajes, como vosotros.

Francisco Rubiales



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