Revista Cultura y Ocio

"Las chicas", primera novela de Emma Cline

Publicado el 01 mayo 2017 por Juancarlos53
"Pero había otra posibilidad que se deslizaba encorvada, insistente e inmperceptible. El monstruo bajo la cama, la serpiente al pie de la escalera: puede que yo también hubiese hecho algo"("Las chicas")

Foto:
Cordon Press/ Anagrama

Según he leído por ahí, en la Feria de Frankfurt de 2014, los distintos editores y productores cinematográficos se pelearon por adquirir los derechos de una ópera prima titulada "Las chicas" firmada por una tal Emma Cline
¿Quién es Emma Cline? ¿Es normal este revuelo? ¿"Las chicas" es una novela de calidad? Dar respuesta a estas tres cuestiones me llevó a leer la novela. Bueno, no sólo fue la necesidad de encontrar respuestas a esas preguntas, también me movió a ello la serie de reseñas leídas en blogs que frecuento y que hablaban, la mayoría, positivamente de ella. Y, por último, y éste sí que fue el impulso definitivo, "Más que palabras...", la Tertulia Literaria a la que asisto, la eligió como lectura del mes de abril que está a punto de finalizar.
¿Quién es Emma Cline?De la autora, Emma Cline, por su edad, sólo 27 años, y ser "Las chicas" su primera incursión en el mundo de la narración, no se saben muchas cosas. Nació en 1989 en Sonoma, California (Estados Unidos) en el seno de una conocida familia americana (su abuelo paterno fue uno de los inventores del jacuzzi y su padre fundó unos viñedos con su apellido familiar en Sonoma [California] en los 80.) Siete hijos tuvo el vinocultor con su esposa; y de los siete, salvo el primero y el último que son varones, cinco son mujeres, siendo Emma la mayor de ellas.  Este puesto de 'primus inter pares' -primogénita entre las chicas- puede, quizás, hacernos entender que haya sido desde muy pronto una chica despierta y muy interesada por el mundo que le rodeaba, por el papel de las mujeres en el mundo, por la lectura y la escritura.
¿Es normal este revuelo?Me refiero con esto a si una primera novela de una autora muy joven también puede explicar el revuelo editorial que se formó en Franfurt en 2014. La contestación debiera de ser no; sin embargo, y dado que tal alboroto existió, habrá que buscar algún tipo de justificación al mismo. Yo creo que todo este barullo viene dado por el asunto que toca la novela, que no es otro que la ficcionalización del tremendo y sangriento asesinato de la actriz Sharon Tate, esposa del cineasta Roman Polanski, en ese momento embarazada de ocho meses, y de los invitados que estaban con ella en su residencia. Los agresores fueron tres mujeres de una secta hippie que encabezaba Charles Manson, gurú cuya atrayente personalidad  tenía a sus adeptos totalmente abducidos. El crimen se cometió bajo los efectos de drogas alucinógenas y se escenificó con rituales un tanto satánicos.
Si bien en el relato de Emma Cline no estamos ante un relato de no-ficción, tipo "A sangre fría" de Truman Capote, la situación del asunto exactamente en el tiempo -madrugada del caluroso 9 de agosto de 1969- y en un lugar -una mansión de un lujosos barrio habitado por estrellas del espectáculo- donde sucedieron los asesinatos reales carga a autora y novela de un morbo añadido que los popes de la industria editorial y cinematográfica no podían dejar pasar de largo. La novela de esa jovencísima chica californiana que había tardado -confiesa ella en alguna de las muchas entrevistas que le han hecho- siete años en escribirla y dos más en corregirla olía a dinero, a mucho dinero. 
Las asesinas del clan Manson, Sharon Stone, Roman PolanskiLos gestores de la industria de los libros se han ocupado muy mucho de resaltar la inspiración real de los hechos ficticios que se relatan. Una inspiración que encuentra total correspondencia en los personajes que funcionan en la trama novelesca. Es la siguiente:
El músico Mitch Lewis de la ficción es trasunto del Roman Polanski real; los cuatro asesinos de la ficción se corresponden con los cuatro miembros de la secta de Manson, Susan Atkins, alias ‘Sexie Sadie’, Patricia Krenwinkel, Leslie van Houten y Tex Watson, que armados de cuchillos y un rifle entraron esa noche de agosto en la residencia donde estaba Sharon Tate y mataron a todos los que en ese momento allí se encontraban.
Y junto al tremebundo asunto de los sangrientos crímenes se encuentra la juventud de la autora, ciertamente una niña superdotada pues si a 2014 le restamos (7 más 2) los 9 años que le ocupó la narración, nos encontramos con una niña de ¡¡sólo 16 años!! que se pone a investigar, preguntar, pergeñar y finalmente escribir esta novela. Es evidente, como ya he dicho antes, que el efecto mediático y publicitario era más que atractivo siempre, claro está, que la novelita en cuestión diese cierto soporte literario a tan ambiciosa operación. 
 ¿"Las chicas" es una novela de calidad?Contestar rotundamente a preguntas como la anterior es difícil. Yo diría para concluir, y eso que acabamos de comenzar, que no es para tanto. Es una novela legible, pero con fallas que pienso podría la escritora haber evitado para ofrecer un relato algo más redondo.
"Las chicas" se estructura en tres partes. Cada una de estas partes se subdivide en otras dos: una primera situada en el momento de escritura, o sea, cerca de cuarenta años después de 1969, momento en que se sitúa la historia que nos ha llevado a comprar y leer la novela. Los dos tiempos narrativos están narrados en primera persona por la misma persona, Evie Boyd, que en el 69 tiene 14 años de edad y ahora ya anda por la cincuentena. Los personajes, salvo en el caso de la narradora -en ambas tramas Evie Boyd- difieren absolutamente de una a otra historia. Es tal el protagonismo de la historia del verano del 69 que como lector me he preguntado muchas veces durante el curso de la lectura qué finalidad tiene la parte de la novela situada en la actualidad. No le encuentro otra funcionalidad que la de servir de introducción a la historia principal, la de la secta que llevará a cabo la matanza. ¿Es un buen recurso? Pues, sinceramente, en mi opinión, no; aunque pueda sonar algo pretencioso por mi parte -perdonadme si así os lo parece- revela bisoñez. ¡Hala, ya lo dije!
La parte fundamental del relato es la que ocupan los sucesos del verano de 1969. La escritora ha insistido muchas veces en que su intención no era la de escribir la historia de los asesinatos de Manson sino, como viene a decir el título, la historia de las chicas en ese momento crítico de la adolescencia. Estamos, pues, ante una historia de iniciación, un bildungsroman, que presenta las inseguridades, dudas, atracciones, indefiniciones de todo tipo, enfrentamientos, arriesgadas experiencias, sentimientos de ser una persona incomprendida, etc., de una chica de catorce años. 
"Mi bolsa era una bolsa cualquiera, sin ningún rasgo distintivo. Las cosas que contenía: ropa, un libro sobre el Caballero Verde, el pintalabios Merle Norman. Las posesiones de una niña que pretendían hacerse pasar por una acumulación adulta" (pág. 313)
Evie Boyd vive en un entorno familiar algo inestable: sus padres se han separado hace poco y han decidido que el próximo curso ella vaya a un internado; Evie piensa que en su casa sobra, que sus padres no la quieren:  Jean, su madre, más preocupada por gustar a los hombres que pasan por su domicilio y Carl, el padre, ocupado con su trabajo y su vida junto a Tamar, asistente suya antes del divorcio y ahora compañera en Palo Alto donde residen desde la separación. Por si esto fuera poco para una chica de esta edad, su amiga de instituto, Connie, se ha enemistado con ella y de ser uña y carne han pasado a ignorarse totalmente. En esta situación de conflicto emocional, la narradora se queda subyugada ante la visión de una chica, Suzanne, de la que le atrae todo: sus ojos, su determinación, la libertad con la que se mueve, y, también la indigencia que parecen denunciar los pobres vestidos que llevan ella y sus compañeras (Helen, Roos y Donna).
Guerra de Vietnam, Drogas y hippies, Amor libre, Sectas, Sexo
Cuando vuelva a encontrarse con este atípico grupo de personas y Suzanne la mire con afecto, Evie creerá que acaba de encontrar sentido a su vida. Las acompañará al Rancho donde viven -malviven, sería mejor decir- en adoración incondicional de Russell, líder del grupo, al que entregan cuerpo y alma. Durante algunos días no continuados Evie vive en el Rancho y conoce de primera mano las prácticas que allí se hacen: consumo constante de drogas (marihuana, ácidos de todo tipo, hachis...), sexo libre, propiedad comunal, búsqueda de comida en los cubos de basura de la ciudad, infundadas ilusiones de triunfo musical por parte de Russell, visitas interesadas al Rancho de Mitch Lewis, un músico triunfador que les da dinero a cambio de compensaciones sexuales...
La historia del 69 sabemos como acaba en su parte real. Respecto a la ficticia, según leemos la novela sólo dudamos sobre qué pasará con Evie. Para saberlo no queda más remedio que leer el relato hasta el final. Quizás este mínimo suspense haya sido el que me ha llevado a leer completamente el texto. 
La historia que acontece en el momento actual es, en mi opinión, más floja que la otra. Aparte de servir para dar pie a la narradora de contar los sucesos de 1969, sólo le encuentro una justificación más: mostrar que las cosas han cambiado poco respecto a 1969. ¿Qué cosas son éstas? Pues sobre todo esa sumisión al macho dominante que muestran las chicas -las hippies del 69 y Sasha de la época actual- en ambos momentos. Si en la historia del pasado Donna, Roos, Helen, Suzanne... se entregan a Russell y a Mitch cuando ellos lo deseen, en la de ahora Sasha se humillará ante Julián y su amigo Zav sólo por no incomodarles.
De refilón se tocan en esta novela otros asuntos además de la reconstrucción de la matanza de Sharon Tate e invitados. Son éstos: la guerra de Vietnam, la rebeldía de la juventud norteamericana frente a esta guerra, el pacifismo, las drogas, el conflicto entre padres e hijos que ahora empiezan a cuestionar la autoridad paterna, la liberación sexual, la música que acompaña en todos los momentos la vida de estos jóvenes [en la página "Música que me gusta escuchar" he colocado una serie de temas que aparecen citados a lo largo del relato. Pinchar aquí], la difícil llegada a la edad adulta, la imperiosa necesidad de gustar, la fuerza del grupo, el deseo adolescente de ser aceptado, la trivialización del sexo ...
Lo mejorA mí me parece que temáticamente el mérito principal de esta novela es avisar de que dentro del ser humano anidan monstruos que conviene no despertar. Si tal cosa se hace o, mejor, si uno se coloca en disposición de hacerlo, el horror puede ser inmenso. Con la debida distancia, este asunto tan tremendo me ha llevado a recordar un poco la extraordinaria novela de Joseph Conrad, "El corazón en las tinieblas"; pero, evidentemente, Emma Bline, no es Conrad. Y no es Conrad porque aunque tiene algunos aciertos formales en el uso del lenguaje no logra mantener un tono constante durante toda la novela, sino que, en mi opinión, ésta contiene muchos altibajos
Lo peorPara mí, sin lugar a dudas, lo peor de la novela es esa primera subparte que aparece en cada una de las tres en que se estructura la novela. Es lo peor porque los personajes que en ella aparecen, salvo Evie, no tienen consistencia, son seres sin fuerza, evanescentes. Se diría que Julián, Zav y Sasha estuviesen siempre en esa nebulosa hippie que una y otra vez piden a Evie que les relate.
Tampoco me ha gustado esa nota de humor a lo Tarantino que introduce en un momento culminante (a mí Tarantino me encanta; pero Emma Cline tampoco es Tarantino) por parecerme impropia e inadecuada:
Gwen "antes de que pudiese levantarse tenía a Donna encima. Arrastrándose por su espalda, apuñalándola hasta que Gwen pidió, educadamente, si podía morir ya" (pág. 309). 

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