Revista Cultura y Ocio

Las garras del imperio

Publicado el 13 enero 2015 por Revista Pluma Roja @R_PlumaRoja

No llevo mucho tiempo en este planeta, sin embargo, algunas cosas he aprendido en este poco tiempo. Una de esas cosas es dudar SIEMPRE de los pasos de la dictadura más grande y solapada del mundo: la gringa.

El reciente anuncio de restablecimiento del diálogo entre los gobiernos de Cuba y el gobierno de EE.UU ha sido recibido con gran alegría y optimismo por muchos, y no es para menos, la situación de no diálogo entre ambos países, en plena era de las comunicaciones era, por decir lo menos, cavernaria y atemporal.

Sin embargo, debo ser justo, y antes de exponer mis dudas ante esta apertura de ambas naciones, es preciso que me sienta feliz por el pueblo cubano. Si ellos se sienten felices, luego de tantos padecimientos, injusticia y aislamiento por parte de la dictadura gringa, es preciso que yo, amante lejano de esas tierras y costas, también comparta con ellos esa alegría. Pues no es poco lo que han debido pasar. Sometimiento, abandono y castigo de gran parte del mundo perteneciente a la órbita capitalista gringa, por el solo hecho pensar distinto y querer ser independientes.

Es preciso que destaque el valor de ese pueblo de declararse libre de la mano imperial y de mantenerse digno ante las presiones internacionales por más de medio siglo. Y de no ceder jamás ni claudicar en sus convicciones. Los métodos para sostener esa autonomía pueden ser discutibles, sin embargo, no se puede soslayar el encomiable valor y fortaleza de aquel pueblo.

Hecha esta aclaración parto por exponer mis dudas.

Hay un dicho muy extendido por Latinoamérica que dice: “si nunca ha habido un golpe militar en Estados Unidos, es porque en ese país no hay una embajada gringa”. Sin embargo, más allá de la ironía del dicho, que puede sonar gracioso, detrás se esconde una tremenda verdad. Y es que las embajadas gringas, lejos de ser establecimientos diplomáticos, en Latinoamérica, siempre han sido utilizadas como verdaderos caballos de Troya, a través de los cuales, históricamente se ha colado dinero y tráfico de influencias para mantener los territorios alineados con el imperio del norte.

Demasiado bien sabemos lo que hicieron en Chile –y aun hacen–.

En la década del 60, por ejemplo, impulsaron la llamada “revolución en democracia” como método “civilizado” para sustituir los aires emancipadores que soplaban de la gran Cuba hacia toda Latinoamérica. En este periodo, la embajada gringa jugó un rol importante en la coordinación de los esfuerzos para que en las elecciones presidenciales del 64, en Chile, ganase el candidato que en el discurso proponía una “revolución democrática” por sobre una revolución armada: Eduardo Frei Montalva. Y lo lograron, impidiendo de paso, una revolución armada.

Luego, 6 años más tarde, cuando el pueblo logró lo “impensado” en 1970, y eligió al primer presidente socialista en la historia del mundo votado de manera democrática, Salvador Allende, esa misma embajada y desde la Casa Blanca se digitó el asesinato de generales democráticos y respetuosos de la constitución, como lo fue el general Scheneider. Y luego, bueno, ya sabemos el resto de la historia. Quemaron la casa de gobierno y junto con eso, mataron al presidente del Pueblo, Salvador Allende.

Es por eso que tengo dudas ante el restablecimiento del diálogo entre Cuba y EE.UU, pues si eso significa una embajada gringa en suelo cubano, sería realmente peligroso, no solo para Cuba, sino que para todo Latinoamérica.

El peligro está en destruir a Cuba desde adentro. Piensen cuántas veces han intentado a asesinar a Fidel Castro y la Revolución (sin embajada gringa en territorio cubano de por medio). Y ahora, con una embajada allí, en su territorio, ¿creen que Washington resistirá la tentación de no hacer nada?

Desde un punto de vista global, la movida de EE.UU solo obedece a esos temores eternos que tiene de perder su supremacía militar.

A sabiendas que el sueño de Bolivar sigue extendiéndose desde Venezuela al resto de Sudamérica, lo que el imperio pretende por un lado es: separar a Cuba de Venezuela, y luchar por conquistar el territorio de Chavez, y además, evitar que una nueva crisis de los mísiles con Rusia; país con el cual se ha vuelto demasiado hostil en los últimos años.

Es por todo esto que no se puede confiar en un estado como el gringo que por una lado pretende “hacerse amigo” de Cuba, mientras que por otro sigue instigando y gestionando un golpe de estado en Venezuela.

Lo que Estados Unidos pretende con esta jugada es sacarse todas esas piedras del zapato que le molestan, y tener un continente americano subyugado en toda su extensión; desde Alaska hasta Tierra del Fuego, y para eso, era imprescindible penetrar en la isla caribeña, y a su modo, sutil y lento, tomar posesión de un territorio que siempre ha temido se convierta en una base militar rusa que los ponga en peligro -siendo que ellos tienen bases por todo el mundo y nadie puede quejarse.

En fin. No puedo confiar en las palabras del premio nobel Obama. En ese hombre que mata a distancia con sus drones. Que motivó una revolución nazista en Ucrania. Que invade Siria. Que castiga a Venezuela. Que es heredero de quienes mataron a Allende. Que conspiró para matar a Chavez. Lo siento, pero no puedo confiar en ese gobierno, para mí, todo esto del restablecimiento del diálogo es solo el primer paso para someter a Cuba y a Venezuela, desde dentro, y de paso, acabar con el sueño de la Patria Grande.

Sin embargo, confío en el Pueblo Cubano, que se ha preparado y educado por años para hacer frente a las dificultades.

Espero que Cuba y Venezuela nos sigan iluminando el sendero a recorrer y que la revolución no se venga abajo.

Por Pablo Mirlo


Las garras del imperio
Las garras del imperio

Volver a la Portada de Logo Paperblog