Revista Cultura y Ocio

Las guerras de Elena, de Marta Querol

Publicado el 27 julio 2014 por Goizeder Lamariano Martín
Las guerras de Elena, de Marta Querol Título: Las guerras de Elena Autora: Marta Querol Editorial: Ediciones B Año de publicación: 2014 Páginas: 458 ISBN: 9788466654104 Han pasado ya ocho meses desde que leí El final del ave fénix, la primera novela de Marta Querol, que da inicio a una trilogía. Y en este tiempo no me he podido quitar a su protagonista de la cabeza. Estaba deseando leer la segunda parte, Las guerras de Elena, cosa que hice en abril. Y por fin ahora he encontrado el tiempo, las ganas y, por encima de todo, la necesidad de volver a escribir una reseña. Nunca me ha gustado dejar pasar mucho tiempo entre el final de un libro y sentarme delante del ordenador a contaros mis impresiones.  No sé si a vosotros os pasa, pero incluso me gusta escribir la reseña antes de comenzar una nueva lectura. Pero 2014 está siendo demasiado caótico y hay que amoldarse a las cosas tal y como vienen. Además, más vale tarde que nunca, ¿no?
Una de las cosas que más he disfrutado de esta novela es reencontrarme con personajes que ya en el primer libro se convirtieron en amigos, incluso parte de la familia casi. Queridos unos, como Elena o Carlos, odiados otros, como Dolores o Verónica, pero todos ellos carismáticos, únicos y necesarios. Al comienzo de este segundo libro la autora nos mete de lleno en la historia. Y así nos encontramos a una Elena agotada, destrozada, cansada, derrotada. Derrotada por Carlos, que la ha abandonado por Verónica. Pero, al mismo tiempo, una Elena que no ha perdido su esencia, su fuerza, su coraje, sus ganas de luchar, de sobrevivir, de renacer y, por encima de todo, de defender los intereses y el futuro de su hija Lucía. La pequeña es un personaje esencial en la historia. Víctima del odio que día a día crece entre sus padres y del insaciable egoísmo de Verónica, su madrastra. Una madrastra peor que la de los cuentos. Porque decir que es mala es poco. Es un personaje que página a página nos sorprende por su maldad y hace que, al menos en mi caso, mi repugnancia, asco y odio por ella creciesen hasta el infinito. Porque si algo consigue esta novela es transmitirnos sentimientos, muchos, muchísimos. Odio por Verónica. Ternura por la pequeña Lucía, tan frágil, tan vulnerable, tan manipulable. Lástima por Elena, pero también por Carlos. Lástima y admiración. Porque los dos son reales, cercanos, humanos. Y creo que eso es lo mejor del estilo de Marta Querol. Que sus personajes son de carne y hueso. Y precisamente por eso no son ni buenos ni malos, ni negros ni blancos. Tienen muchos matices. Y todos ellos nos aportan algo. Porque son capaces de lo mejor y de lo peor. Y esa afortunada ausencia de maniqueísmo combinada con una trama adictiva, sorprendente, llena de giros, da como resultado una novela altamente recomendable que sin duda, igual que le ocurre a la propia Elena, va de menos a más, crece, avanza, mejora y se hace fuerte en nuestras manos y en nuestros pensamientos. No quiero desvelaros nada de la trama porque quiero que la descubráis y disfrutéis vosotros mismos. Sin duda, si habéis leído El final del ave fénix esta segunda parte de la trilogía no solo no os defraudará sino que cumplirá vuestras expectativas y las superará con creces. Pero eso sí, os aviso, si leéis Las guerras de Elena el final os dejará con la boca abierta y, sobre todo, con unas ganas inmensas de leer la tercera y última parte de la saga de Marta Querol y saber qué les deparará el futuro a Verónica, a Carlos, a Elena y, por encima de todos, a la pequeña Lucía. Marta Querol lo ha vuelto a conseguir. Una trama que nos atrapa sin que podamos resistirnos. Unos personajes carismáticos, inolvidables y tremendamente cercanos. Unos sentimientos a flor de piel. Y, por si fuera poco, una ambientación igual o incluso mejor que en El final del ave fénix. Porque si en el primer libro de la trilogía la autora nos trasladaba al Valencia de la Guerra Civil y el franquismo en esta segunda parte nos hace viajar a los años setenta, el último aliento de la dictadura y los primeros pasos de la libertad. Pero también nos traslada hasta Beirut, la capital de Líbano. Un escenario que fascina, sorprende y sobresalta a Elena, pero también a nosotros, los lectores. Y todo por una guerra civil tan sangrienta y cruenta como la que habían dejado atrás, como lo son todas las guerras. Pero, sobre todo, por culpa de Djamel, un personaje enigmático, misterioso, atractivo... y peligroso. Tan complejo y completo como todos los personajes de esta historia. Porque todos tenemos matices, un lado bueno y otro malo, somos capaces de lo mejor y de lo peor. Todos tenemos batallas que librar. Y sin duda puedo decir que acompañar a Elena en sus guerras ha sido una auténtica delicia.  Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí

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