Revista Salud y Bienestar

Las heridas de la pobreza

Por Pedsocial @Pedsocial

Las heridas de la pobrezaEsta semana, a menos de 400 metros de nuestro hospital ha fallecido una niña de 2 años y su madre al derrumbarse la techumbre de la vivienda que ocupaban. El accidente se produjo de madrugada mientras la familia dormía. El edificio es una vivienda aislada, abandonada, en una zona de chalets antiguos degradada, que la familia compuesta por el matrimonio y seis hijos había ocupado ilegalmente. Los recursos económicos de la familia se reducían a las ayudas de beneficencia y lo que producía la recogida de chatarra. La niña sufrió graves lesiones traumáticas por aplastamiento y, aunque fue trasladada al hospital con vida, no sobrevivió la gravedad de las heridas.

En este privilegiado país europeo, con una renta per capita demás de 30.000 dólares anuales, que se produzcan situaciones como la mencionada no es extraño. La marginación y la miseria no nos son ajenas. Uno de cada cuatro niños en Catalunya vive por debajo del nivel de pobreza y otros tantos, aunque no los mismos lo hacen en viviendas inadecuadas, especialmente en lo que respecta a servicios higiénicos de agua corriente y sanitación.

Por ahora la pobreza no se manifiesta en forma de problemas de enfermedades infecciosas o de otro modo sistémicas por existir una asistencia sanitaria gratuita y universal. Sí en cambio en forma de problemas carenciales proteico-calóricos o, también, su reflejo opuesto, la obesidad, así como en una deficiente higiene dental.

Pero si la causa más importante de mortalidad infantil, salvado el período neonatal, son las lesiones traumáticas, no es menos cierto que la incidencia de traumatismos es mayor entre los hijos de familias menos privilegiadas. Sin eufemismos: los pobres. Sufren más atropellos, más caídas y más agresiones en todos los grupos de edad infantil, desde el primer año hasta la adolescencia.

Las causas sociales de padecimiento y muerte tienen, en el mundo infantil, la máxima representación. Y poco remedio como no sea su prevención. Ésta pasa por la detección de situaciones de pobreza y marginación, que se puede y debe hacer desde la propia consulta del pediatra y la oportuna notificación a las agencias sociales.

Una vivienda inadecuada es también una forma de maltrato infantil.

X. Allué (Editor

 


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