Revista Cultura y Ocio

Las hermanas coloradas, de Francisco García Pavón

Publicado el 05 enero 2011 por Goizeder Lamariano Martín
Las hermanas coloradas, de Francisco García PavónTítulo: Las hermanas coloradas Autor: Francisco García Pavón Editorial: BibliotexAño de publicación: 1970Páginas: 189ISBN: 8481302848

Las hermanas coloradas ha sido el primer libro de 2011, el primero que he leído de Francisco García Pavón y con el que he descubierto al genial policía Plinio. Como el domingo 2 de enero en Pamplona hacía muy mal tiempo, opté por pasar la mañana en casa, recuperándome de la cena y la juerga de Nochevieja y de la comilona de Año Nuevo y lo primero que se me ocurrió fue mirar en la biblioteca de mi madre.

Y lo que más me llamó la atención fue esta novela. La elegí por ser cortita y, sobre todo, porque me apetecía leer novela negra española, ya que la novela negra en general y la española en particular son una de mis muchas asignaturas pendientes.
Y la elección fue todo un acierto. El libro me duró únicamente la mañana, con eso os digo todo. Me ha encantado la trama de esta novela y, sobre todo, su protagonista. Manuel González Rodrigo, alias Plinio, es el jefe de la Policía Municipal de Tomelloso (Ciudad Real). Pero ante todo es un enamorado de su pueblo, de su mujer y de su hija. De su vida tranquila y apacible, de sus vecinos, de su rutina. Pero también es un enamorado de las aventuras, de la investigación policíaca y detectivesca. Y no porque busque obtener éxitos y reconocimientos, sino porque eso es lo que más le gusta y le divierte y lo que más le hace sentirse vivo. Y lo mismo le pasa a su ayudante, Don Lotario, el veterinario del pueblo, que siempre le acompaña a Madrid. Porque lo que les gusta a los dos es precisamente eso, viajar a Madrid, alejarse de Tomelloso por unos días y ayudar a la Brigada de Investigación Criminal a resolver los casos que están relacionados con paisanos de Tomelloso. En este caso Plinio y Don Lotario deben aclarar la desaparición de Alicia y María Peláez, conocidas en el pueblo como las hermanas coloradas por ser pelirrojas. Estas dos mujeres sesentonas, solteras, ricachonas y santurronas son las hijas de un antiguo notario de Tomelloso que hace años se trasladó junto a toda su familia a trabajar a Madrid. Y en la madrileña calle de Augusto Figueroa es donde viven ahora estas dos singulares hermanas a las que Plinio al principio odia con todas sus fuerzas y por las que poco a poco acabará sintiendo lástima e, incluso, compasión. La novela engancha desde la primera hasta la última página no sólo por la intriga que despierta la investigación policial, sino también por las reflexiones que realiza Plinio sobre las diferencias que existen entre la vida en Madrid y en Tomelloso, sobre la relación que le une a su mujer y a su hija, sobre las ventajas e inconvenientes del progreso o sobre las apariencias y lo que ocultan y cómo es realmente la vida de las personas que nos rodean y con las que compartimos nuestro día a día. Así, a lo largo de las páginas, Plinio irá poco a poco recomponiendo el puzzle de la vida de las hermanas coloradas para averiguar dónde están y por qué una tarde estas dos mujeres salieron precipitadamente de casa después de recibir una extraña llamada. Para lograrlo, este singular y entrañable policía se entrevistará con Jacinto Amat, el confesor de las hermanas Peláez, un sacerdote que tendrá sus más y sus menos con Don Lotario. Con José María Peláez, primo y administrador de las hermanas pelirrojas, un hombre estirado, chulo y obsesionado con la filatelia. Con la Gertrudis, la criada de las hermanas, que también es de Tomelloso. Con el señor Novillo, un extraño funcionario del ministerio que se gana la vida con mentiras y, sobre todo, con mucho ingenio. Con Dolores Arniches, la costurera de las hermanas Peláez, y con la portera de su edificio.Una de las cosas que me ha gustado mucho de Las hermanas coloradas es cómo ha alternado García Pavón la trama policial y de investigación detectivesca con los ratos de ocio y diversión que Plinio y Don Lotario disfrutan en Madrid junto a su vecino de Tomelloso Antonio El Faraón, un barrigudo que solo piensa en comer, beber y disfrutar de la vida gastando bromas y adulando a las mujeres. Los tres recorrerán los cafés, los restaurantes, las tascas y las marisquerías de Madrid más frecuentados por tomelloseros que, como ellos, disfrutan de la gran ciudad con la misma intensidad con la que añoran los terruños de su querido Tomelloso.Pero la solución a este misterio no está, como creen Plinio y Don Lotario, en la calle Augusto Figueroa y en el presente, sino en el chalet Villa Esperanza de Carabanchel Alto y en el pasado. Precisamente el desenlace de esta historia es lo que más me ha gustado, porque me ha sorprendido y me ha hecho reflexionar mucho, sobre todo porque al final el lector comprende que las hermanas coloradas y las personas implicadas en su misterio no son culpables, solo víctimas. Víctimas de los horrores de la Guerra Civil, víctimas de la sociedad que les ha tocado vivir, víctimas de sus sentimientos. Víctimas de la vida.

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