Revista Sociedad

Las huelgas

Publicado el 14 diciembre 2010 por José Luis Ferreira

Las huelgas
La huelga es un modo de presión para que un colectivo de trabajadores pueda negociar mejores condiciones laborales.

En un mundo de competencia perfecta, esta medida implicaría un poder de mercado excesivo por parte de ese colectivo. En ese mundo perfecto, cada trabajador estaría valorado según cómo pujan por sus servicios las empresas en competencia. Lejos de ser su salario el marxista de supervivencia, sería el que marcara su productividad.

Claro que el mundo no es perfecto. Los grandes novelistas del 19 nos describían las duras condiciones laborales de muchos grupos de trabajadores. Una comarca en manos de una mina, unas grandes empresas en connivencia con el poder político,... 

El mundo actual en los países desarrollados tiene bastante mejor pinta que el de Los Miserables. Las minas españolas no tienen las condiciones que se describen en la cantata de Santa María de Iquique. Los trabajadores suelen tener más opciones que en otras épocas. Las opciones dan libertad.

Con todo, la cosa dista de ser perfecta. Las opciones de los menos educados son menores. Las opciones disminuyen con la edad, entre otras cosas, porque gran parte de la inversión se ha hecho para un trabajo específico y tiene menos valor para otro alternativo. Los sindicatos pueden velar por que se cumplan los contratos, por que se cumplan las leyes laborales, por que no haya abusos,...

La huelga tiene menos sentido cuantas más opciones tengan los trabajadores. En la sociedad moderna, distintos grupos de trabajadores tienen distinta capacidad de presión como colectivos, y esta capacidad no suele tener nada que ver con que en su empresa o sector los trabajadores estén más o menos oprimidos, sino con el tipo de servicio que presten.

Los ricos controladores aéreos o los pobres basureros pueden hacer huelga con muchísimas más repercusiones que otros colectivos. ¿Qué razón hay para que se puedan beneficiar por este hecho?
Debe haber un derecho de huelga, pero debe haber la posibilidad de que el empleador pueda reemplazar a los huelguistas mientras dure la huelga (p.e., los basureros), y debe haber la posibilidad de parar la huelga si resulta que es el empleador y no el empleado el que no tiene opciones (p.e., los controladores aéreos.

Sigue habiendo un coste para el empleador por tener empleados en huelga, pero disminuiría el grado de presión en los casos exagerados.


Volver a la Portada de Logo Paperblog