Revista Solidaridad

Las llaves de la convivencia

Por Guerrerodrigues @guerrerodrigues

Ya se lo que parece pero si habéis leído mis anteriores artículos quizás ya esperéis que el título no sea error gramatical alguno y si cualquier tipo de “juego de palabras”. Y en efecto así es, al igual que ocurría con mi anterior artículo acerca de este tema “Helarte de la convivencia”, como podréis comprobar a lo largo de este escrito.

La verdad es que desde el primer momento en que leí la propuesta de esta preciosa iniciativa me cautivó por completo. Además coincidió con que me había ocurrido una bonita historia que me había hecho apreciar como nunca una de las principales “claves de la convivencia” y que os narro a continuación:

Las llaves de la convivencia
Esa mañana amaneció con un precioso sol veraniego de esos que nada mas ver te hacen pensar en playa, así que eso fue lo que hicimos, preparar las cosas y marchar a nuestro destino más visitado durante los veranos, Cubelles. Pasamos un día estupendo de nados en el mar, de baños de sol y castillos de arena hasta que llegó la hora de recoger y volver a casa. Nos dirigimos hacia el coche y una vez allí eché mi mano al bolsillo pero allí no había nada.

- Bueno, supongo que estarán en la mochila – pensé…

Pero todavía no había acabado de abrirla cuando se me acerca una pareja y me preguntan:

- ¿No estarás buscando las llaves del coche?

Yo y mi mujer nos miramos perplejos. En efecto tampoco estaban dentro de la mochila. Entonces nos contaron la historia de como dirigiéndose hacia la orilla dieron con unas llaves perdidas en la arena y de como las habían llevado a la policía por si alguien las reclamaba. Al ver que estábamos buscando algo al lado de un vehículo que coincidía con marca de las llaves que habían hallado y que estaba en la zona no dudaron en dirigirse a nosotros.

Esta pareja ejemplar como ninguna había pasado todo el día preocupados por si veían a alguien buscando en la arena hasta que dieron con nosotros. Teniendo en cuenta que habíamos llegado al medio día y ya eran las 20:00 horas tiene muchísimo mérito. Aunque no os lo creáis se ofrecieron además para acercarme a la comisaría ya que no se encontraba cerca del lugar. Allí un guardia municipal después de preguntarme por los detalles del concesionario que figuraba en el llavero y hacerme darle una breve descripción del mismo (blanco y de goma) me entregó mis llaves y me dijo:

- No sabes la suerte que has tenido, no todos los días se da con gente así. Te podrían haber abierto el coche. Se lo podían haber llevado. De todo lo que te podías haber encontrado has dado sin duda con el mejor de los casos.

A lo que yo contesté:

- Y no solo eso, si es que además han sido ellos mismos los que me han acercado hasta aquí, figúrese usted…

Me acercaron de nuevo con mi mujer e hijo y realmente agradecido por todo me dispuse a darles un detalle para que disfrutasen aunque fuese de una cena y ni tan siquiera fui capaz de convencerlos para que lo aceptasen.

- Pero, por favor, después de todo lo que habéis hecho por nosotros… si ni tan siquiera nos habéis dado tiempo de preocuparnos por la pérdida, ¿qué menos que aceptéis un pequeño detalle?

Entonces me dijo una frase. La frase:

- Simplemente nos hemos limitado a hacer lo que nos hubiese gustado que hiciesen por nosotros de vernos en la vuestra situación.

En aquel momento se habían ganado ser los protagonistas de este post, ya que por más vueltas que le dé no podría encontrar una mejor definición para convivencia, ¿estáis de acuerdo?


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