Revista Cultura y Ocio

Las máscaras de Dios

Publicado el 22 junio 2017 por Elinfiernodebarbusse
Las máscaras de Dios
Decir que Si la editorial Atalanta no existiera, habría que inventarla no es un eslogan que yo deje caer por aquí periódicamente, que también, sino que es una verdad como un templo (a ser posible budista, que suelen ser muy llamativos y generosamente proporcionados). Lo que Jacobo Siruela, en poco más de diez años, ha conseguido es lo que muchos editores -la gran mayoría- no consiguen en toda una vida y, desde luego, lo que cualquier editor serio de nuestro planeta firmaría como el logro de toda una larga carrera profesional: convertir su marca en autoridad, su sello en garantía, su catálogo en discurso necesario.
Desde su fértil retiro ampurdanés y junto a Inka Martí, su mujer (no sé si esto es políticamente incorrecto y habría que decir esposa o desposada o persona del género femenino que guarda una relación conyugal con respecto a, vaya usted a saber), Jacobo, como digo, está confeccionando paso a paso, gota a gota y libro a libro un catálogo deslumbrante que es, por su coherencia, inteligencia y osadía, un verdadero oasis para lectores inquietos del siglo XXI.
Atalanta suma y sigue. La última gran alegría que me ha proporcionado -y supongo que igualmente a todos los que les fascina la mitología (una de las líneas medulares de la editorial)- es la publicación actualizada de un clásico monumental como es Las máscaras de Dios, de Joseph Campbell, obra que aparecerá en cuatro volúmenes y de la que acaba de salir el primero, dedicado a la Mitología primitiva.
Todo lo que podría yo decir sobre lo que significa esta obra ya lo ha dicho, y mucho mejor que yo, Luis Alberto de Cuenca, en una magnífica reseña aparecida hace unas semanas. Así que les dejo el enlace aquí para que puedan leerlo si les apetece, y así nos ahorramos -ustedes leerlo y yo escribirlo- ruido textual absolutamente innecesario. 
 

Las máscaras de Dios

Jospeh Campbell, hacia 1940

Campbell, que dedicó toda su vida al estudio de la mitología comparada, demostró el enorme parecido que guardan unos mitos con otros en cualquier parte del planeta, acuñando para ello el término monomito. Como dice Cuenca en su reseña, "la aventura del héroe, sea cual sea el origen étnico o geográfico de su protagonista, es la misma siempre. Las historias de Osiris, Prometeo, Odín, Moisés, el Buda o nuestro Jesucristo son parecidas. Temas como el robo del fuego, el diluvio, el país subterráneo donde habitan los muertos, el nacimiento de una madre virgen o el héroe resucitado aparecen en todas las latitudes del planeta Tierra, envueltos, eso sí, en ropajes diferentes, pero albergando un único esqueleto narrativo y una misma sustancia conceptual. Esa es la idea nuclear que inspira Las máscaras de Dios y toda la obra de Campbell."
Universalidad y atemporalidad del mito que es razón más que suficiente para no obviar (como se ha empeñado el materialismo desasosegante y ciegamente orgulloso desde el siglo XVII hasta hoy) ese componente esencial y propio del ser humano que es el espiritual, el imaginativo y que lo vincula con el cosmos (su casa en alquiler), le desencadena de lo corpóreo ("El cuerpo no es más que el traje", decía William Blake) y le impele a saber más y más para intentar sofocar al menos alguna de las preguntas de la tríada esencial: Quién soy, De dónde vengo y -sobre todo- Hacia dónde voy.
< El mito es la respuesta del hombre ante lo no hollado, ante lo desconocido, ante el vacío. Por eso es tan fascinante.

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