Revista Cultura y Ocio

«Las niñas del naranjel», de Gabriela Cabezón Cámara

Por Guillermo Guillermo Lorén González @GuillermoLorn

«Abordaje lírico e irreverente del personaje histórico de la Monja Alférez, que nació en España como niña en 1592 y se sumó travestida como varón a la Conquista de América.»


«Las niñas del naranjel», de Gabriela Cabezón CámaraDesde la publicación de La Virgen Cabeza en 2009, Gabriela Cabezón Cámara ha ido definiendo un lugar propio dentro de la literatura latinoamericana con sus historias protagonizadas por personajes que habitan en los márgenes de la sociedad y que están contadas con una lengua de singular musicalidad que es amalgama de voces y registros. A la excelente recepción que tuvieron en Argentina sus primeras novelas no tardó en seguir el reconocimiento internacional con Las aventuras de la China Iron, una obra que hubo quien creyó intraducible y quedó entre las finalistas del Premio Booker Internacional 2020. En esa novela, Cabezón Cámara vuelve al Martín Fierro, obra fundacional de la literatura argentina, y le da una perspectiva femenina a la tradición de la poesía gauchesca y el paisaje pampeano con una aventura que se desvía de los grandes relatos de la Historia y ofrece otra versión posible. Esta voluntad de ampliar la mirada y revelar las historias replegadas en una historia que se asume como única es la premisa que la escritora retoma en su nueva novela, Las niñas del naranjel. Como punto de partida esta vez, sin embargo, no nos encontramos con una pieza de ficción, sino con un personaje real que bien podría haber surgido de la imaginación literaria del Siglo de Oro.

Figura histórica involucrada en los crueles episodios de la conquista, la Monja Alférez ha trascendido hasta nuestros tiempos a través de pinturas, relatos, unas memorias que algunos especialistas consideran apócrifas. De su heroicidad militar a su pureza religiosa, pasando por el travestismo y las resonancias queer [es una palabra que describe una identidad de género y sexual diferente a la heterosexual y cisgénero] de su biografía, son muchos los rasgos que se han resaltado de un personaje controvertido y sujeto a diversas reinterpretaciones que Gabriela CabezónCámara convierte ahora en protagonista de una novela que se nutre de la historia y los documentos del pasado a la par que excede lo biográfico y cobra la forma de un relato de aventuras y un irreverente y luminoso ejercicio de fabulación. Entre nobles, religiosos y militares, Antonio se mueve en los círculos de poder de la época y a la vez es un outsider, un personaje digno de la picaresca que, en una huida hacia adelante que es búsqueda de libertad, construye y reinventa su identidad en cada peripecia hasta perderse, o deshacer su yo, en esa selva en la que inesperadamente encuentra un lugar de pertenencia. A través de las sucesivas transformaciones de este personaje, las fronteras entre ser y parecer se descubren tan movedizas como aquellas que separan a la realidad de la ficción, uno de los temas esenciales de la literatura que la escritora recupera en la carta que escribe Antonio y en la composición misma de una novela que reconstruye los días de la conquista de América desde diversas perspectivas narrativas –una confesión epistolar que se lee como una novela de pícaros, la visión desde lo alto de un jote, las voces de las niñas–, abriendo resquicios para mirar y repensar un pasado donde el presente se refleja. En el cruce entre imaginación e historia, por otra parte, Las niñas del naranjel hace de su materia, el lenguaje, una de sus claves. Al ritmo de la circulación de narradores y personajes, la obra de Cabezón Cámara trenza lenguas y registros –del español del Siglo de Oro al porteño más coloquial, pasando por el latín, el guaraní y el vasco–, se vuelca a la proliferación de imágenes, incorpora citas y palabras ajenas que acaban sonando un poco propias y deviene, como la selva, un animal hecho de muchos.

Catalina de Erauso, la legendaria Monja Alférez, inspira una historia que nos traslada a la selva paranaense en tiempos de conquistadores. Una historia que es la de una extraordinaria transformación humana en el corazón de una tierra que se siente amenazada por la destrucción, el fuego y la codicia imperial pero se sabe tan viva como un animal hecho de muchos.

La autora:«Las niñas del naranjel», de Gabriela Cabezón Cámara
Gabriela Cabezón Cámara (San Isidro, Argentina, 1968) es autora de la novela La Virgen Cabeza (2009), publicada también en el Reino Unido; de las nouvelles Le viste la cara a Dios (2011) y Romance de la Negra Rubia (2014); de las novelas gráficas Beya (Le viste la cara a Dios) (2011) e Y su despojo fue una muchedumbre (2015) -ilustradas por Iñaki Echeverría- y de los relatos Sacrificios (2015). Estudió Letras en la UBA. En 2013 fue escritora residente en la Universidad de California en Berkeley, California. Desde entonces, coordina talleres y clínicas de escritura. Trabajó como editora de cultura de Clarín, y actualmente ejerce el periodismo de manera independiente, colaborando con medios como Página/12Fierro, el blog de Eterna Cadencia y la revista Anfibia.

El libro:
Las niñas del naranjel ha sido publicado por la Editorial Random House. Encuadernado en rústica con solapas, tiene 256 páginas.

Para saber más:
Gabriela Cabezón Cámara en Wikipedia.


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