Revista Salud y Bienestar

Las semblanzas psiquiátricas del asesino de Newtown, Adam Lanza

Por Miguel @MiguelJaraBlog

Continúan las informaciones, todavía confusas, sobre qué pudo provocar que Adam Lanza irrumpiera en un colegio de Newtown (Estados Unidos) y matara a disparos a más de veinte personas la mayoría niños. ¿Padecía alguna enfermedad mental y sería esto determinante? ¿Cual en concreto? ¿Tomaba alguna medicación que lo empujara a ello?

De momento se descarta que estuviera bajo medicación en el momento en que perpetró la masacre, como se había barajado tras las declaraciones de su tío Jonathan, quien dijo que su sobrino estaba siendo tratado contra la esquizofrenia. Sin embargo, los padres de Adam habían dicho en alguna ocasión en su círculo de amigos que su hijo padecía el síndrome de Asperger, una variante del autismo, pero no se sabe aún si había sido diagnosticado formalmente.

La policía no ha encontrado nada en la casa donde vivía que indique que estaba tomando medicación. Las autoridades están a la espera de recibir autorización judicial para estudiar el historial médico del joven. Otras fuentes apuntan a que Adam Lanza era tratado con el fármaco Fanapt, un antipsicótico de Novartis. Destaca además la relación del consumo de determinados psicofármacos con otras matanzas (no es raro considerar que algunos fármacos aumentan el riesgo de suicidio).

Como casi siempre ocurre en estos casos, casi todo el mundo y los periodistas los primeros tiende a hacer conjeturas extremas a toda velocidad. El efecto suele durar días. Un lector de este blog, psiquiatra jubilado y experto en autismo por más señas, escribe en su bitácora lo siguiente:

Los sentimientos de ira corporativa o colectiva y la influencia de sectores de poder que quieren mantener sus intereses, suman una fuerza que evita la búsqueda de respuestas reales y las “encuentra” donde no existen. No es imposible que Adam Lanza esté afectado de un síndrome de Asperger, un modo leve de autismo, como ya han diagnosticado los periódicos americanos y de manera más irresponsable, sin tener una historia del desarrollo temprano o una narrativa mínima del sujeto o sus cercanos, ha aventurado algún agente de la psico-industria americana.

Si estuviera de moda la personalidad narcisista o la esquizoide, serían estas a las que se apuntaría, pero hoy en día es en los trastornos del espectro autista o TEA, donde se buscan “respuestas” y donde está el mercado.

El diagnóstico de los TEA en niños,  ha aumentado en más de un 1.000 x 100 en los últimos años en los EE.UU. y está aumentado espectacularmente en otros países desarrollados (…)

La “falta de empatía” es uno de los leitmotifs de esta expansión. Pero en mi opinión las deficiencias en empatía de los afectados de autismo y síndrome de Asperger son de origen cognitivo, no afectivo o moral. Y si las deficiencias en empatía fueran patognomónicas de los TEA, habría que concluir que un sinnúmero de políticos, banqueros, y bastantes periodistas, académicos  y burócratas, sufren de esos trastornos.

Personalmente me cuesta imaginar o a un “aspi” y no digamos a un “kanner”, seguir todos los pasos necesarios, anticipar juguetonamente, armarse, conducir un coche, eludir porteros, etc,  para llevar a cabo lo de Newtown. Si la falta de empatía discapacita a los afectados para la reciprocidad amorosa, también lo hace para el odio secuenciado (…)

Es también posible que Adam Lanza fuera un muchacho tímido, que vivía confusamente el divorcio de sus padres en un vecindario afluente y exclusivo, donde los clichés morales y las maneras gentiles no dejan sitio para la expresión de malos rollos; los aspersores riegan los céspedes, el Chardonnay y el Zoloft las anomias.

Lo que es cierto es que en la magnífica casa con casi una hectárea de jardines, donde Adam vivía solo con su madre, había varias armas de fuego con las que los dos practicaban juntos.

Es interesante dirimir si padecer un trastorno mental es determinante para cometer este tipo de actos horribles. Escribe el psiquiatra José Valdecasas, que también es lector de este blog, en su web postPsiquiatría que si como algunos psiquiatras que aparece estos días en los grandes medios de comunicación opinan, matar a 26 personas a tiros implica tener un desequilibrio mental, entonces:

¿si se las mata a distancia con un avión teledirigido como hace el ejército americano en Afganistán, también se tiene un desequilibrio mental?; ¿lo tiene el soldado que guía al avión-robot o el general que da la orden?; ¿tal vez lo tiene el Presidente que autoriza todo el mecanismo?; ¿o incluso los votantes que han colocado allí a ese Presidente?

Los condicionantes socioculturales son fundamentales, entiendo que vienen a comentar estos dos psiquiatras. Yo lo comparto. En una sociedad violenta y que hace apología de la violencia es más fácil que ocurran estas aberraciones que una que promueve la paz o la no violencia y la interioriza.


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