Revista Cultura y Ocio

Las Tibias Cruzadas, de Patrick Carman

Por Eltiramilla

Las Tibias Cruzadas, de Patrick CarmanRyan y Sarah han descubierto por fin el misterio de Skeleton Creek (¡había cantidades industriales de oro escondidas en la draga!) y el del fantasma de Joe Bush (resulta que Joe estaba muerto y bien muerto, y que Henry, un diablo con piel de cordero, era el que se vestía de espectro para ahuyentar a la gente de la draga). ¿Y entonces? ¿No se acababa ahí la historia? Para nada. Primero porque con el oro que les tocó en el reparto, Sarah se muda con sus padres a otra ciudad; segundo porque Ryan encuentra la manera de recuperar a su amiga, y sus e-mails y sus vídeos; y tercero porque cuando vuelvan a juntarse, aunque sea virtualmente, descubrirán que Las Tibias Cruzadas era algo más que una organización de pueblerinos y que su objetivo iba más allá de las fronteras de Skeleton Creek…

Las Tibias Cruzadas, en librerías el próximo 16 de noviembre, es el tercer volumen de El diario de Ryan, saga de Patrick Carman más conocida en estos lares por el título de su primer libro, Skeleton Creek (literalmente “Arroyo del esqueleto”, un nombre que le viene a la serie al pelo). Sus pilares estructurales y argumentales son sencillos y bastante clásicos. Cuenta con un ritmo ágil que atrapa y no suelta hasta que la historia se termina, en parte gracias a capítulos breves o muy breves en forma de entradas de un diario; un lenguaje sencillo, directo y coloquial (muy juvenil); pocos personajes con los que perderse y dos claras voces narradoras (Ryan sobre el papel, Sarah a través de sus vídeos); y un misterio fácil pero bien construido y estupendamente ambientado. De hecho todo esto es la base de los tres primeros libros, y todo apunta a que el cuarto y final, El cuervo, siga la misma trayectoria. A Patrick Carman se le da bien contar, pero en especial se le da bien atrapar; además es un escritor con una gran capacidad gráfica. La suya es una historieta sencilla, sin complejidades ni grandes artificios: tiene un misterio, un pueblo donde sucede ese misterio y tiene a un par de adolescentes para hacerle el trabajo de investigación que luego contarán, entre paranoias y suposiciones, en un diario y una cámara de vídeo. ¿Pero qué sería de esta saga sin Internet? Carman es un pionero en lo que ha hecho, fusionar literatura, cine e Internet. A través del diario, del papel, sólo conocemos a Ryan: sus palabras, su mundo interior, su visión de las cosas y de la propia Sarah, sus miedos y ñoñerías; mientras que es gracias a los vídeos colgados en Internet, en la página sarahfincher.es, como nos acercamos al personaje de Sarah: fuerte, rebelde, vulnerable y valiente, un personaje que encuentra un placer morboso en el miedo más sobrenatural, algo que queda todavía más patente en Las Tibias Cruzadas (en una ocasión se pone a cavar en un cementerio en plena noche; de locos). Por supuesto, de nuevo en esta aventura los dos amigos se las apañan bien para burlar la sospecha y vigilancia de sus padres, y dedicarse a resolver peligrosos misterios sin que nadie, salvo los fantasmas, los moleste. Donde sí he notado un cambio es en el hilo argumental. Si bien las dos primeras novelas tenían en común el misterio de la draga, esta tercera nace con eso ya resuelto, luego se busca las mañas para ofrecer un nuevo conflicto. Éste, que tiene sus raíces en el misterio original, me parece un poco traído por los pelos (intuyo que en los planes de Carman al principio de los principios sólo estaba escribir dos libros), aunque el autor al final consigue darle una pequeña vuelta de tuerca al asunto y atraparnos otra vez en sus redes. Y con una historia con tintes históricos y referencias culturales, además (todo muy norteamericano, por si las dudas). 

Las Tibias Cruzadas, de Patrick Carman
En esto precisamente Las Tibias Cruzadas es diferente deSkeleton Creek o El fantasma de la draga: la historia sale del pequeño y agobiante pueblo, y los propios protagonistas verán ampliadas sus fronteras e intercambiados sus roles. Tampoco me olvido de la cantidad y calidad de los vídeos de Sarah que encontraremos en este tercer título: alucinantes y tan inquietantes como siempre, tal vez incluso más. Una saga recomendabilísima, juvenil por todos sus poros y sin una gotita de amor, algo que gustará a unos cuantos.



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