Revista Opinión

Las universidades en Estados Unidos: ¿Un timo?

Publicado el 16 septiembre 2014 por Liberal

Hace poco empezó de nuevo el curso escolar/académico en los Estados Unidos. En consecuencia, quiero aprovechar esta semana para hablaros sobre las prácticas cada vez más grotescas de las universidades americanas debido a su total vinculación hoy en día con el mundo empresarial en vez de comprometidas con la educación y la instrucción. Me vino a la mente escribir sobre esto también porque en España, está en vigor el terrible Plan Bolonia. Esta temporada dispongo de más tiempo porque no estoy impartiendo ninguna asignatura y me estoy dedicando exclusivamente al análisis de los temas políticos. En esta entrada, hablaré exclusivamente sobre los métodos que están usando las universidades americanas para ganar dinero y engañar a los jóvenes. La verdad, no sé si hubiése sido más procedente titular esta entrada “Cómo te putean las universidades americanas”. Quizá hago bien en no poner ese título, no vaya a ser que los más delicados se ofendan.
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1. El hecho de que una universidad te “anime” a presentar una solicitud de admisión no significa que te quieran como estudiante.

Una creciente práctica repugnante en Estados Unidos (y seguramente también se va a extender todo esto por Europa con la agresión antidemocrática de “Bolonia”) es la de inundar a jóvenes de la secundaria (los “high schools”) con cartas personales y correos electrónicos con solicitudes de admisión parcialmente rellenadas de universidades animándoles a solicitar una plaza. Estos estudiantes en muchas ocasiones acaban confundiéndose y piensan que las universidades que se ponen en contacto con ellos están interesadas en ellos. En realidad, las universidades quieren que muchísimos estudiantes soliciten admisión para que luego les puedan rechazar.

No, no, no es broma lo que estoy diciendo. Incluso si fuera de broma, sería una broma de muy mal gusto que no debería provocarle la risa a nadie con un mínimo sentido de la vergüenza y lo que significa ser liberal, democrático y comprometido con un sistema de justicia.

Las universidades están haciendo esto porque quieren inflar el número de estudiantes solicitando plaza. Al hacer esto, pueden rechazar más alumnos y así caen sus índices de admisión. En consecuencia, pueden fingir ser instituciones muy competitivas, altamente selectivas y exclusivas para subir sus “rankings” en la famosa revista U.S. News & World Report. Esta es una de las revistas más consultadas por padres de clase media y media-alta para saber cuáles son las “mejores” universidades en EEUU. La mentalidad en EEUU está totalmente obsesionada con los “rankings” universitarios y cada otoño, hay una fiebre obsesiva en los “high schools” de estudiantes solicitando admisión a esas “mejores universidades” del país.

¿Qué universidades hacen esto? Pues según el reportaje del Wall Street Journal (sí, sí, no de un diario “rojo” ni mucho menos)…un ejemplo es la Universidad Northeastern en Boston. Esta universidad envía casi 200.000 cartas personalizadas a estudiantes de secundaria cada año. Posteriormente, entonces les envía un correo electrónico. Esto genera una sensación de que la universidad está “interesada” en el alumno atacado, perdón, tentado con propaganda.

Estas tácticas están dando sus frutos y las universidades están haciendo caja. Casi 50 mil estudiantes solicitaron admisión a Northeastern este año para un total de 2.800 plazas disponibles en el otoño del 2014. Más solicitudes que nunca, una proporción de 18 solicitudes por plaza, se jactaba la universidad en un comunicado a la prensa. ¡Con todo el morro lo dicen!

La trampa es por lo menos un factor que ha contribuido al subidón de Northeastern en los “rankings” de US News. Desde el 2002, ha subido más de 200 puntos.

2. Puede que una universidad no sea tan “selectiva” como parezca.

Otra trampa que usan las universidades americanas para parecer más selectivas de lo que son en realidad es la utilización de una solicitud que se llama Common Application (una solicitud común en la que hasta estudiantes de Francia y otros países europeos utilizan para solicitar plaza en las universidades de EEUU). Este sistema “común” permite a los alumnos solicitar admisión en múltiples universidades. Las universidades se han dado cuenta que pueden usar el “Common App” para inflar el número de solicitudes de admisión para poder bajar su índice de admitidos para aparecer en la “US News”. La proliferación de la “Common App” ha permitido que los estudiantes soliciten admisión en más de una universidad aún cuando NO están cualificados ni preparados académicamente. Más que nunca en la historia, más estudiantes están solicitando admisión a las universidades. En el año 2000, solamente un par de años después de que introdujeron la “Common App”, solo un 12% de estudiantes en EEUU solicitaban admisión en siete universidades o más; en el 2011, ascendía al 29%.

La Universidad de Chicago nos da un ejemplo de los factores detrás de este fenómeno. Durante años, esta universidad rechazaba, públicamente y rotundamente, usar la “Common App”. De hecho, como protesta contra la “Common App”, llamaban su solicitud “UNCOMMON APP”. Pero ya para el 2007, los dirigentes de Chicago se bajaron los pantalones para parecer tan “competitivos” como las otras universidades que ya usaban ese sistema.

¿Cual fue el resultado? Para el 2013, Chicago aumentó el número de solicitudes en 20.000, reduciendo su índice de admisión un 24%. Si en el 2007 el “ranking” para Chicago era 9, para el 2014 ya era 5, estando ya por encima de sus dos grandes rivales – Northwestern y la Universidad de Pensilvania.

3. Puedes acabar en una lista de espera o ser rechazado simplemente porque no eres rico.

Todos los años (y esto ya viene pasando desde casi toda la vida en EEUU), un buen porcentaje de universidades privadas rechazan o ponen en lista de espera a cierta proporción de solicitantes…no por sus notas o resultados en las pruebas de admisión o porque no “encajen del todo” con el perfil que buscan. No, no por eso. Simplemente, son rechazados porque sus familias no tienen el dinero suficiente para pagar todo. Estas universidades, en otras palabras, toman en cuenta la situación económica a la hora de decidir si admitir o denegarle la solicitud a un estudiante.

Esto puede parecer injusto, pero las universidades dicen que no les queda otro remedio porque solo cuentan con una cantidad de dinero limitada para poder gastarse en “financial aid” (ayudas financieras para los alumnos que vengan de familias pobres).

Por ejemplo, si una universidad admite a una clase entera de estudiantes que no podrían costearse los estudios, miles de universidades tendrían que cerrar. Es un caso extremo, pero hay muy pocas instituciones tan ricas como para poder ignorar la situación financiera de los estudiantes y aún así poderle garantizar el 100% de los gastos como hace Harvard o Princeton.

Según las universidades, esto normalmente no afecta a los estudiantes pobres que estén a la cabecera de sus clases y tengan las mejores notas. Las finanzas solo se toman en cuenta con los estudiantes más marginales, dicen.

No obstante, el 19% de universidades privadas ha reconocido que admiten a estudiantes marginales o “mediocres” que puedan pagar por todos sus estudios. Estas universidades, en consecuencia, están aplicando una discriminación positiva, para los ricos, a pesar de todas las ventajas extraordinarias que tienen estos estudiantes o “niños de papá” en comparación con sus compañeros menos afortunados en la vida.

Y no nos engañemos por favor: alguna de la gente más imbécil en el planeta viene de familias “ricas”. Los conozco muy bien, créemelo. Me crié en un entorno donde había montones de gente con dinero pero idiotas.

4. A los estudiantes pobres no siempre les va mejor en universidades “need-blind” (este término se usa aquí en EEUU para las universidades que no toman en cuenta la situación financiera de sus alumnos potenciales).

Es verdad que en la mayoría de universidades más ricas y “elitistas” como Harvard, se cubren todos los gastos de los alumnos más pobres que admiten. Pero muchas otras universidades que se jactan de ser “need blind” (ciega a la situación económica del alumno) directamente mienten. Al contrario, lo que hacen es dejar al alumno con una brecha brutal entre lo que el gobierno dice que deben pagar y lo que se les cobra.

New York University, por ejemplo, (sí, sí, NYU…esa institución supuestamente tan “progre” en el “gay Chueca” de Nueva York, West Village), admite a estudiantes irrespectivamente de su nivel económico. Sin embargo, los estudiantes de NYU con familias que cobren 30 mil dólares o menos al año se enfrentan a un precio neto brutal: la cantidad que los estudiantes y sus padres deben pagar después de que se haya agotado toda la ayuda financiera pública: 24.000 dólares ANUALES. Eso significa que las familias ahora tienen una deuda que equivale a casi toda su renta anual o incluso más si se toman en cuenta los gastos personal del alumno (en caso que no trabaje y en esta economía “low cost”, se ve a pocos jóvenes trabajando).

Un desastre, señores.

5. Las universidades “ciegas a la pobreza” del alumno realmente no lo son.

A ver, señores. No somos idiotas. No necesitamos saber qué ingresos tienen los padres de un alumno para saber si es pobre, porque tenemos muchas otras pistas.

Por ejemplo, en toda solicitud siempre hay que poner tu dirección y en qué secundaria estudiaste y si trabajaste durante tu época de colegio o si, al contrario, participaste en decenas de actividades optativas como aprender a tocar un instrumento, o jugar deportes, etc. También se pregunta a qué se dedican tus padres y si tienen estudios superiores. En Estados Unidos, todo estudiante debe también escribir un ensayo personal para ser admitido. Los adultos sabemos bastante de tu origen socioeconómico por tu ensayo personal y las inquietudes que expresas.

6. No siempre sale gratis solicitar ayuda financiera pública para estudiar.

Aunque te parezca mentira o una burla, hablo en serio. Cada otoño, llega la época del “financial aid” para estudiantes en EEUU. Hay que rellenar la famosa solicitud FAFSA. Lo que no saben muchas familias es que las instituciones más selectivas y elitistas suelen exigir a los estudiantes rellenar otro formulario más detallado para recibir ayudas. A diferencia del FAFSA, no es gratis. El PROFILE es caro: cuesta 25 dólares solo por enviarlo a una universidad y luego cuesta 16 dólares por cada universidad adicional.

A lo largo de los años, el Departamento de Educación ha ido simplificando el FAFSA para ayudar a familias que hasta hace unos años se tenían que pasar horas rellenándolo. Esto ha provocado la ira de las universidades elitistas que no quieren perder el chollo de las subvenciones federales. Por eso exigen entonces el PROFILE para determinar qué ayudas te corresponden. Cuando el gobierno hizo más fácil rellenar el FAFSA, desaparecieron algunas preguntas relacionadas con las acciones de la familia y sus ahorros. El PROFILE es tan detallado, que hasta piden si la familia tiene casa en propiedad y qué modelo y año es su coche, antes de darle cualquier ayuda.

7. La orden de tu lista de universidades en el FAFSA puede fastidiarte en el futuro.

Aún si un estudiante tiene suerte y no tiene que rellenar más que el FAFSA, debe tener cuidado porque la orden de su lista de universidades. ¿Qué ocurre? Las universidades pueden ver la lista exacta de todas las universidades de tu preferencia y son unos expertos usando esta información para determinar si rechazarte, ponerte en lista de espera o elaborar un paquete de ayudas financieras correspondiente.

El problema es que no todos los estudiantes necesariamente ponen la lista de universidades en orden de preferencia. Por si esto ya no fuera suficientemente problemático, el estudiante no dispone de ninguna garantía de transparencia en el proceso. No tienen ni la menor idea de que la orden de su lista puede afectarles de esta manera tan fuerte.

8. Las cartas de ayuda financiera pueden aparentar algo falso que a la larga es más caro.

Las universidades americanas no siempre son honestas con los jóvenes y sus familias a la hora de que sepan cuánto van a pagar exáctamente después de sus 4 años de estudios.

Un problema bastante extendido aquí es que las universidades incluyen préstamos y sueldos de trabajo en el campus (que no son realmente ayudas) como “ayudas financieras” que contribuyen a, en apariencia, reducir los costes. Esto oculta lo que realmente deben las familias, haciéndoles pensar que es un chollo cuando en realidad están asumiendo bastante endeudamiento. Recordad que las deudas estudiantiles en EEUU no se perdonan y te siguen durante toda la vida hasta que las pagues.

Algunas universidades incluyen en el paquete de “ayudas” los famosos PLUS LOANS — son préstamos exclusivamente para los padres. Estos préstamos conllevan un tipo de interés bastante más alto y menos flexibilidad a la hora de devolver el dinero. Los padres tienen que obviamente someterse a un “credit check” para determinar si tienen buen crédito suficiente para recibir este préstamo. Estos “credit checks” no son gratis, como tampoco sale gratis reservar la plaza para el alumno. Después del “credit check”, los padres que no cualifican de repente se dan cuenta que ya han perdido dinero al reservar la plaza y que además no pueden pagarle los estudios a sus hijos.

Por si este caos ya no fuera suficientemente inaceptable, cada universidad aquí elabora su propia carta de ayudas financieras. Esto dificulta enormemente que los estudiantes y sus padres puedan hacer una comparación seria entre las universidades.

Se mire como se mire, esto es totalmente inaceptable.

9. Algunas ofertas de “ayuda” financiera están diseñada para disuadirte en realidad, para que no te matricules.

Muchas universidades ofrecen ayudas muy generosas a los estudiantes que más quieren y dejan abismos de poca financiación para los que no les interesa mucho. Esto se llama “admisión-denegación”. Con esta práctica, la universidad “queda bien” admitiendo al alumno pero no le ofrece ayudas suficientes para que puedan matricularse.

Desafortunadamente, no todos los alumnos se dan cuenta de este desprecio encubierto. En vez de coger un mechero y quemar esas cartas, en vez de enviarle una carta a esas universidades diciéndoles “iros a la mierda, sinvergüenzas”, acaban matriculándose y endeudándose para toda su vida.

10. Las ayudas financieras son bastante menos generosas después del primer curso.

CUIDADO, jóvenes: ese paquete de “ayudas” financieras tan atractivo que recibes durante tu primer curso quizá ya no será tan impresionante cuando pases al segundo curso. Puede que el primer año universitario te den una suerte de descuento para engancharte, pero a partir del segundo año hasta que finalizas la carrera, ohh, perdón, ahora se dice “el grado”…tendrás que pedir préstamos estudiantiles y endeudarte.

Parte del problema es que muchos padres y estudiantes no se dan cuenta que deben solicitar ayuda financiera todos los años mientras estudies y que el precio puede variar notablemente cada año. Una beca puede exigir una nota mínima, por ejemplo, pero también puede ser una beca para solo un año, con la intención de atraer al estudiante/cliente en realidad, porque hoy en día todo se prostituye y se vende. Es lo que tiene convertir la educación en un producto más.

Indignante, señores. Lo más triste de todo es que en España está clarísimo que el PPSOE quiere esto para las universidades. Con todos los terribles problemas que tenía la universidad española, por lo menos nuestros jóvenes no tenían que hipotecarse para el resto de su vida. En cuanto a la “calidad”, bueno…bueno…otro día señores, otro día, pero digamos que no existe ninguna “calidad” que justifique hipotecarse en cientos de miles de dólares solo para decir que estudiaste en “Harvard” o “Columbia”. Y lo más trágico para los alumnos de orígenes más pobres: en nada te garantizará un puesto de trabajo en estas economías “chinificadas”. Es un timo, sí.

Hasta la próxima.


Las universidades en Estados Unidos: ¿Un timo?

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