Revista Coaching

Las vanguardias musicales y Mondrian

Por Antonio J. Alonso Sampedro @AntonioJAlonso
Las vanguardias musicales y MondrianA la izquierda, el cuadro "New York City 1" como ha estado colgado hasta la fecha y a la derecha, en su sentido original…

En asuntos de preferencias y gustos, queda admitido en las sociedades democráticas el principio de la autonomía personal, de tal manera que la libertad se viene a instalar en las elecciones de cada cual. Esto, que supone un derecho a ejercitar sin más, en numerosas ocasiones se utiliza por algunos para configurarse una imagen pública de calidad que no se corresponde con la verdad.

Proclamar filias relacionadas con aquello más exclusivo e intelectual (en teoría solo reservado a unos pocos) ha sido el fin de muchos desde la antigüedad, pero aún lo es más en este mundo actual en donde el “postureo” reina como salvoconducto de éxito social. Modelar una personalidad entendida en aquello que para la mayoría resulta difícil de interpretar y apreciar parece que instala en una división superior y es por muchos la manera elegida de epatar.

Ser amante del “Ulises” de Joyce, el “Wozzeck” de Berg o el “New York City 1” de Mondrian, es algo que parece reservado a una reducida élite cultural, aunque sean innumerables los que dicen pertenecer a la misma, pues no se pide carnet de identidad: con decir que la obra gusta, ya está. Pero… ¿de quién se compone esa supuesta élite cultural? Podríamos decir que de unos pocos que parecen apreciar este tipo de obras y de otros muchos que, ajenos a las mismas, se suben al carro de la exclusividad. Distinguir entre unos y otros no es tarea fácil, pues incluso los expertos más acreditados pueden ser sospechosos de falsedad.

En estos días hemos conocido que el cuadro “New York City 1” de Mondrian, durante los últimos 75 años, ha sido expuesto boca abajo en diferentes museos con el beneplácito de los directores, comisarios y especialistas de los mismos, que en estas décadas no han ahorrado parabienes a lo que tergiversaba la obra original. ¿Alguien se atrevería a ensalzar “Las Meninas” colgado del revés? Sin duda que nadie pues el mundo entero, capacitado para poderlo valorar, se lo vendría a afear. No obstante, el citado cuadro de Mondrian pertenece a ese tipo de vanguardia plástica cuyos recónditos secretos de belleza son desconocidos hasta por los más entendidos del mundo mundial, que también aplaudieron en su día obras de Matisse, Van Gohg, Picasso o Dalí colgadas como sus autores nunca las quisieron pintar,

Y esto no es diferente a lo que podría ocurrir si, por algún error, se descubriese que el “Ulises” de James Joyce se ha estado editando con las páginas intercambiadas o las partituras originales del “Wozzeck” de Alban Berg se hubieran transcrito equivocando aspectos de su atonalidad. Y todo porque la legitimación artística del arte de las vanguardias deja mucho que desear.

En 2007, el multipremiado compositor Tomás Marco publicó “Elogio de las vanguardias”, un pequeño ensayo del que solo se imprimieron 150 ejemplares a modo de tesoro editorial. Yo he podido conseguir el numerado “132”, con la esperanza de poder hallar en sus páginas mi tan demandada explicación sobre la supuesta bondad de la música contemporánea y en especial la atonal.

En las páginas 30 y 31, Marco escribe:

“...una nueva vanguardia debe plantearse la música como un acto de creación pura, y consiguientemente nueva, independientemente de otra consideración. Esta creación obliga a una investigación que, como toda investigación, exige un acto mental, una actividad intelectual importante que no tiene más remedio que resultar compleja. Cualquier facilidad o simplificación a priori son contraproducentes… La grandeza y dificultad de la vanguardia no está solo en que cambia constantemente sus puntos de partida sino la manera de aproximarse a los de llegada por parte del que lo recibe. No se trata de agradar, de pasar el rato, de entretenerse… sino de reflexionar, pensar y crear. Y todo esto exige un esfuerzo, tanto del creador como del receptor. La creación artística no tiene las mismas cualidades placenteras que los masajes o las cosquillas. Sus placeres, que no son prioritarios, son de la inteligencia y la sensibilidad, no de la sensorialidad inmediata...”.

¿Sobre esto... Bach, Mozart y Beethoven, que opinarán…?

La entrada Las vanguardias musicales y Mondrian apareció primero en El Blog Personal de Alonso-BUSINESS COACHING.

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