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Las vidas posibles de Mr. Nobody, de Jaco Van Dormael

Publicado el 05 septiembre 2010 por Babel

Las vidas posibles de Mr. Nobody, de Jaco Van DormaelDicen los físicos que el aleteo de una simple mariposa en Londres puede desatar un huracán en Hong Kong. La afirmación, que para provenir de la ciencia tiene unas connotaciones poéticas sorprendentes, alude a la interrelación causa-efecto que se da en todos los eventos de la vida, a cómo un simple cambio en alguno de sus factores provocaría grandes resultados en otros parámetros espacio-temporales. En El fin de la eternidad, Isaac Asimov creó una dimensión espacial en la que Los Eternos tenían la capacidad de realizar pequeños cambios en la historia a fin de mejorar el presente y el futuro venidero. Los cambios eran tan nimios que resultaban imperceptibles para quienes vivían en la época; sin embargo, cambios mínimos necesarios originaban grandes consecuencias para la posteridad. También Ray Bradbury, en su relato El ruido del trueno, hace viajar a los protagonistas a través del tiempo hasta la prehistoria, donde accidentalmente matan una mariposa. Cuando regresan, el mundo es totalmente distinto al que conocían en un principio. También el cine se ha hecho eco en más de una ocasión de esta teoría: la película “El efecto mariposa” de Fernando Colomo, desde el género de la comedia, abordaba los devaneos de un joven en Londres enamorado de la Teoría del Caos, aunque en este caso las consecuencias se daban tan solo en el ámbito personal. O Tom Tykwer en Corre, Lola, Corre, donde retrata tres realidades diferentes para la protagonista, que fracasa al disponer de solo 20 minutos para salvar a su novio  por cien mil marcos, pero tiene la oportunidad de volver a empezar la carrera cada vez que no logra el objetivo, desencadenando consecuencia distintas a partir de cambios mínimos en el comienzo de la cadena de sucesos.

Las vidas posibles de Mr. Nobody, de Jaco Van Dormael

¿Que sería ahora de nuestra vida si en determinado momento hubiésemos tomado una decisión distinta a la tomada? ¿O si no hubiésemos hecho o dicho aquello en una ocasión precisa? En esta encrucijada sitúa Jaco Van Dormael a Nemo Nobody (un espectacular Jared Leto), el último hombre que morirá de viejo en el mundo a los 118 años. Porque en el presente de la película, la evolución humana ha hecho que envejezcamos hasta el infinito y la muerte nunca llegue de viejo a nadie. Hipnotizado por su médico y con un periodista para dar testimonio, Mr Nobody revela a los habitantes de un futuro venidero diferentes momentos de su vida desde la perspectiva de tres o cuatro Nemos distintos, cada uno determinado por diferentes decisiones tomadas en su pasado. Es una película compleja, los distintos acontecimientos no se relatan de manera lineal y el director cambia ágilmente entre momentos que corresponden a sueños hipotéticos y los recuerdos reales. Bastante lejos de lo que sería una vida narrada en flashback, plagada además de alegorías, parábolas y algunos apuntes didácticos sobre la teoría del caos, física cuántica o especulaciones cosmológicas sobre determinismo y entropía.

Las vidas posibles de Mr. Nobody, de Jaco Van Dormael
Van Dormael ofrece decenas de soluciones distintas para una vida dependiendo de una mínima decisión susceptible se ser cambiada y, si el espectador logra llegar al final, aunque a veces nos parezca perdernos, disfrutará con el sentido del conjunto.

Casi 30 millones de euros no es un presupuesto baladí para una película europea. Pero el resultado es palpable en cada ajuste, en la atención al detalle de cada fotograma y hasta en los cortes musicales, cuya acomodación es casi perfecta. Los hilos de las vidas posibles del protagonista se entrelazan, se ramifican, despegan para situarnos cada vez en momento distintos diferenciables a menudo solo por el tono y el color. La cámara fluye a través de pinturas, cartas, fotografías, recuerdos, mundos artificiales, sueños o fantasías en el espacio para regresar a la realidad del momento. Con numerosas referencias a la ciencia, la filosofía, el arte, la historia del Cine e incluso al esoterismo, el director belga nos ofrece una película realmente entretenida y que a la vez invita a pensar en la vida de cada uno de nosotros. Catorce años han pasado desde que rodó su último largometraje y, por ahora, solo tres en su haber. Estupenda película de un director a seguirle la pista, esperemos que en el futuro nos ofrezca sus trabajos de manera menos dilatada.


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