Revista Salud y Bienestar

Las Vitaminas II

Por Nell

Las Vitaminas IIHemos clasificado las vitaminas en liposolubles, que se disuelven en grasas y aceites y en hidrosolubles que se disuelven en el agua.

Las vitaminas liposolubles son: A, D, E, K,

La vitamina A también llamada Retinol

Es necesaria para la protección de la piel,  la visión y para la humedad de la conjuntiva (la capa transparente más externa del ojo) y de las mucosas, también protege la retina.

Su déficit produce ceguera, sequedad en los ojos y en la piel. Y su exceso puede producir alteraciones óseas,  incluso inflamaciones y hemorragias en distintos tejidos.

Esta vitamina solo la encontramos como tal en los alimentos de origen animal, aunque en los vegetales la encontramos en forma de carotenos, que se transforman en vitamina A en el organismo.

Se almacena en el hígado y en el tejido graso de la piel (palmas de las manos y pies principalmente) por lo que podemos pasar un tiempo sin su aporte. Se destruye muy fácilmente con la luz, las altas temperaturas y con los utensilios de cocina de hierro o cobre.

Son fuentes de vitamina A: la leche, el queso, el hígado, los aceites de pescado, y como caroteno la encontramos en el tomate, zanahoria, y en los vegetales de hojas verdes, así como en los frutos fuertemente coloreados.

La vitamina D

Es imprescindible para la absorción del calcio y del fósforo. Se forma en la piel con la acción de los rayos ultravioletas en cantidad suficiente para cubrir las  necesidades de esta vitamina.  Si tomamos el sol de vez en cuando no tenemos necesidad de aportarla con la dieta.

No existen alimentos con gran cantidad de esta vitamina, aunque podemos encontrarla en los huevos, pescado azul y en el hígado.

Su insuficiencia produce, descalcificación de los huesos (osteoporosis), caries dentales graves e incluso raquitismo, esto puede suceder en países donde apenas hay horas de sol.

Tomada en dosis altas es tóxica, por lo que hay que tener cuidado con los alimentos enriquecidos con esta vitamina.

La vitamina E

Gracias a su capacidad para captar el oxígeno, actúa como antioxidante en las células frente a los radicales libres presentes en nuestro organismo. Al impedir la oxidación de las membranas celulares, permite una buena nutrición  y regeneración de los tejidos. Debemos asegurarnos un aporte suficiente de vitamina E si queremos mantenernos jóvenes y saludables.

El déficit de vitamina E puede ocasionar anemia, destrucción de los glóbulos rojos de la sangre, y degeneración muscular. Un exceso de esta vitamina puede dar lugar a trastornos metabólicos, por lo que debemos limitarnos a consumirla en los alimentos de la dieta (cereales integrales, germinados, aceites vegetales, avellanas, almendras etc.,) hay que tener en cuenta que gran parte de esta vitamina se destruye con la cocción de los alimentos. No se debe tomar a la vez que los suplementos de hierro, puesto que ambos interactúan y se destruye.

Vitamina K

Se la llama antihemorrágica porque es fundamental en los procesos de coagulación de la sangre. Se encuentra en las hojas de los vegetales verdes y en el hígado de bacalao, pero normalmente se sintetiza en las bacterias de la flora intestinal. Es muy difícil que se produzcan carencias, quizá  puede darse el caso si nos sometemos a un tratamiento con antibióticos durante un largo periodo

En caso de déficit de vitamina K pueden producirse hemorragias nasales, en el aparato digestivo o el genito-urinario.


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