Las voces en mi cabeza – Microficción

Un hombre joven encendió una cerilla, su faz oculta se iluminó, él sonreía y el reflejo de la flama llameaba en sus ojos… La estática se disipó al contemplar el vacío… una pequeña, diminuta e insignificante chispa fue la causa del desastre… –Bernabé, ¿qué escuchaste esta vez?– preguntó su sargento, –la frecuencia AM de hace 3 años cuando el incendiario comenzó sus estragos, los escombros tienen memoria, lo que ahora parece un almacén abandonado, en sus días de esplendor fue un cine de antaño, nos estamos acercando y él lo sabe– contestó el detective Bernabé Belliard, –salgamos de aquí– ordenó.

La oficina estaba en penumbra y Bernabé escuchaba atentamente, como lo había hecho desde que tenía 4 años de edad; pocos son los niños que nacen con una habilidad especial, implantada en la cabeza por los ingenieros del embrión, con propósitos claramente clasificados para la gente normal, este es el caso del detective Belliard, su cerebro funciona como una radio, capta las señales en forma de ecos, AM para el pasado y FM para el futuro.

Logró con algo de esfuerzo sintonizar el noticiero local en FM: Eso es todo este 20 de diciembre… aguarden… un reporte de última hora… el crucero estelar Danteriano con salida a las 20:30 hora del este fue consumido por las llamas al despegar de la plataforma 66, más de 6500 pasajeros quedaron atrapados… la cifra de decesos aumenta… el siniestro comenzó en la sala de calderas hidrógenas… los bomberos encontraron…

Bernabé desconectó la señal y se puso en marcha contando con pocas horas para impedirlo.

Belliard apuntaba su arma en modalidad de red, el hombre que tenía de frente dijo –buen trabajo detective, parece que sus oídos están en perfectas condiciones– mientras sostenía un fósforo cerca del reactor principal, –no has perdido tu toque con el manejo de cacharros arcaicos, estás bajo arresto, ni siquiera lo intentes– enfatizó firmemente Bernabé, –nada de eso detective, este cacharro es una herramienta eficaz muy atrayente– aseguró el pirómano, –no hagas movimientos bruscos Emian, todo acabó– dictó Belliard, –eso mi querido detective está por verse– le contradijo el maníaco del fuego, Bernabé disparó su arma y el prisionero quedó asegurado en segundos.

Sin tan solo las cosas hubieran sido así, si el detective se hubiera percatado que el Emian a quien se enfrentaba era un holograma, si Bernabé no hubiera desconectado la señal de su cabeza tan pronto, tal vez la catástrofe no hubiera existido, esa ucronía pasa por mi mente siempre que prendo una cerilla, la nave estalló en el aire… los bomberos encontraron un único sobreviviente al desastre, se trató del dueño de la radiodifusora local Emian Calder quién quedó en estado comatoso por las heridas sufridas, 5 años después estoy de pie en el mismo cine reconstruido donde el

pirómano inicio su leyenda incendiaria, acabo de cumplir 20 años y tengo una cerilla encendida, siento el reflejo de su flama en mis ojos, este día daré vida a mi herencia, yo soy su hijo Emian Calder II, el fósforo cayó al suelo pero ningún fuego comenzó, una voz detrás suyo dijo –las ucronías pueden ser útiles para tender una trampa–, el click de un apagador sonó y la habitación se desintegro reformándose en una celda, Emian II entró en la fase inicial de coma inducido por los ingenieros del embrión, el detective Bernabé Belliard se acercó al nuevo recluso mirándolo a la cara, –supongo que es hereditario joven Calder, engañé a tu padre con la misma treta ese 18 de diciembre, yo sabía quien era él, su intento por modificar la fecha del incendio con su reportaje radiofónico me dio la pista que necesitaba para su captura, al redactar los hechos antes de que ocurriesen cometió un grabe error, yo escucho al conjunto de radiodifusoras interplanetarias, varias voces en mi cabeza me enteraron de la verdad con 2 días de ventaja, uno de mis recursos favoritos del departamento policíaco es el uso de hologramas materializados, tu padre creyó realmente estar dentro del crucero Dantoniano sin embargo él mismo caminó hacía su prisión, al igual que tu, Emian Calder II estás bajo arresto, llévenselo–.