Revista Cultura y Ocio

Lasr Von Trier, número dos del 95

Publicado el 18 julio 2013 por Ruta42 @ruta42

El Manifiesto Dogma de Lars von Trier, Thomas Vinterberg, Kristian Levring y Soren Kragh-Jacobsen es al Dogma 95 lo que «Une certaine tendance du cinéma français» de Truffaut fue a la Nouvelle Vague.

Los daneses, al igual que hicieron los galos de décadas anteriores, intentaron en el ocaso del siglo XX, revelarse con la industria cinematográfica de entonces en pro de una nueva forma de hacer cine. Y como el propio Jean -Luc Godard, los hermanos dogma rechazan las grandes producciones; pero a partir de éstas someras similitudes, el fondo de ambas corrientes parece distanciarse inevitablemente.

Fue Lars Von Trier y su colega Thomas Vinterberg quienes hablaron por primera vez de sus intenciones para devolver al arte su pureza. Para los daneses, la democratización del cine, y las nuevas formas de producción -en concreto las de Hollywood– ligado al desarrollo tecnológico de las nuevas películas, habían hecho del séptimo arte algo artificial, individualista y burgués que nada tenía que ver con el desarrollo que ellos querían para con su trabajo.

En esta huida hacia delante, Von Trier y Vinterberg deciden firmar el Manifiesto Dogma, un conjunto de diez normas que los autores cumplirán taxativamente con la intención de conseguir películas naturales y que guarden la esencia de las historias que quieren contar.
El manifiesto rechazaba todo tipo de decorado o iluminación, además de negar también la postproducción de la obra. Todo ello con la intención de devolver a la historia que se cuenta su naturalidad y la esencia de un buen guión.

Creados los denominados por los propios signatarios votos de castidad, Vinterberg estrenaría el movimiento con La celebración (Dogma #1), y que tendría una muy positiva respuesta en la crítica; muestra de ello fue el Premio del Jurado en el Festival Cannes. Ese mismo año, Von Trier estrenaría Los idiotas, la película número dos del Dogma 95.

La película habla de un grupo de jóvenes que comparten una forma de actuar basada en la deficiencia mental; todos ellos se comportan como idiotas ante la sociedad, pero también en el interior de su comuna en el extrarradio de Copenhague, donde darán rienda suelta a todos sus instintos. Los idiotas es una película tan provocadora y subversiva como las alborozadas orgías que los idiotas realizan en el suelo de su casa.

Lars von Trier graba cámara en mano –como así dicta la regla número tres del manifiesto- la crudeza de unos actores a quienes se les brinda libertad en su trabajo, una espontaneidad que ha de ligar con la pureza buscada por el director: la verdad de la historia ha de salir de los propios actores, conforme a la historia del guion.

Para von Triet, el espectáculo sedicioso de Los idiotas es un trabajo colectivo en el que el resultado final es mayor que la suma de sus partes; y así, su nombre no aparece en los títulos de crédito, el último voto de castidad del manifiesto.

Pero ni siquiera en su película estreno del propio movimiento cinematográfico del dorector, Lars Von Trier cumplió todas las reglas del decálogo: obviaría la número nueve, que hablaba sobre rodar en un formato de 35 mm. El danés rodó en vídeo digital, y justificó el cambio por abaratamiento de costes.

Lars Von Trier también llegaría a Cannes el mismo año que su amigo Vinterberg, y con la misma respuesta positiva por parte del festival; algo que no fue visto con buenos ojos por Kragh-Jacobsen, quien pensó que el impacto mediático de los nombres de los directores estaba anulando el voto de castidad que habían firmado tres años antes.

Con esas premisas, es fácil predecir el prematuro final del Dogma 95 que, efectivamente, moriría ocho años después de la firma de su manifiesto, cuando los signatarios llegaron a la conclusión de que el decálogo sólo era cumplido en términos generales y que, por tanto, carecía de sentido mantenerlo.

En cuanto a Von Trier, los títulos más sonados de el director de Los Idiotas, como Bailar en la Oscuridad, Dogville o El Anticristo, se distancian de los votos de castidad impuestos por el cine Dogma, aunque lleven la indudable marca de su director. Von Trier, belicoso, inteligente e inquietante, dejó de necesitar hace tiempo a su Dogma 95.

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Los idiotas (Idioterne)
1998, Dinamarca
Lars von Trier
Zentropa Entertainments2 / APS / DR TV / La Sept Cinema / Argos Film Produktie / Liberator Productions S.A.R.L.

Lasr Von Trier, número dos del 95

Dafne Calvo

Por afecto o por defecto, pero me encanta el periodismo. Sueño con un mundo dibujado sobre viñetas, donde esté prohibido comer palomitas en el cine.

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