Revista Economía

Lecciones inútiles

Publicado el 03 diciembre 2013 por Torrens

Me parece fantástico que el archimillonario hindú Lakshmi Mittal, venga a Barcelona a celebrar con lujo asiático desmesurado la boda de su sobrina durante el próximo puente de la Purísima Constitución.

Lo que ya no me parece tan bien es que en la India haya tantos millonarios  y que el tremendo salto que la economía del país ha hecho en unas tres décadas no haya servido para que la mayoría de hindúes vivan mejor, sino para restablecer el tipo de sociedad feudal, clasista y dramáticamente injusta, con la única diferencia que hoy no tienen unos pocos maharajás sino muchos millonarios, todo y que representan una pequeña porción de su población, mientras más de la mitad de sus habitantes sigue estando en el linde de la pobreza y muchos de ellos todavía pasan hambre.

Cuando en los años 70 se empezó a hablar de desregulación de la economía, liberalismo salvaje y globalización, se nos vendió la idea de que aquello iba a solucionar los problemas de la economía mundial, y aunque supondría una dura competencia para los entonces países industrializados, tendría como compensación el inmenso crecimiento del mercado mundial gracias al desarrollo económico, industrial y social de países subdesarrollados como India, China, Brasil y otros.

Si ha resultado cierto que la competencia ha provocado la destrucción de parte importante del tejido industrial de países como España, destrucción que ha resultado mucho peor que la prevista, pero no solo el crecimiento del mercado mundial no ha sido el esperado porque muchos de los países que han crecido de manera espectacular han mantenido sus estructuras sociales feudales con una pequeña parte de su población que se ha hecho extremadamente rica mientras el resto trabaja y vive en condiciones cercanas a la esclavitud, y con diferencias sociales crecientes, sino que al no haberse producido en esos países la revolución social al tiempo que la económica, nos obliga a los antiguos países industrializados a entrar en competencia con ellos destruyendo también nuestro tejido social e industrial, dando a líderes políticos como Frau Merkel razones de peso para recortarlo casi todo, empezando por los sueldos y salarios. ¿Quién puede competir con potencias industriales que pagan unos salarios de como mucho 300 € al mes, la mayoría de trabajadores a duras penas llega a 100 € mensuales, no tienen más costes laborales que el salario porque prácticamente no tienen Seguridad Social, y los sindicatos están prohibidos?.

Si añadimos que además la barbaridad que se cometió en los años 70 y 80 nos ha llevado a una crisis peor que la del 1929, que ha afectado además a muchos más países que la del siglo pasado, ni se explica ni se entiende que ni un solo líder político de ningún país y ningún partido haya aprendido la lección y no solo no estén echando el freno y marcha atrás, sino que su receta consiste en más de las medidas económicas que nos han llevado al desastre, más desregulación y más globalización sin condiciones.

Y hablando de lecciones no aprendidas, el lio que se ha armado con el “caganer” con la imagen de la Virgen de Montserrat me parece una demostración más de que vivimos en una sociedad enferma que comete una estupidez tras otra impulsada por la publicidad y los medios de comunicación. Personalmente, el hecho de que a la empresa en cuestión se le haya ocurrido la idea me parece una barbaridad absurda, probablemente debida a que sus expertos en marketing deben ser de esa desastrosa mayoría que hoy día piensan que lo importante no es demostrar ingenio, sino sorprender al personal, aunque sea a base de inmensas burradas. Pero la reacción tremendamente airada de algunos medios, políticos e instituciones, me parece muy exagerada y muy poco inteligente.

Exagerada porque el asunto tampoco es tan sumamente grave, la única manera eficaz de garantizar el máximo respeto a las creencias religiosas es la que practican los musulmanes radicales, es decir, matar al irreverente, pero es una alternativa nada recomendable.

Poco inteligente porque los que han hecho mucho ruido protestando por lo que consideran falta de respeto a sus creencias no se han dado cuenta, una vez más, que como que vivimos en una sociedad estúpida, que con frecuencia se mueve por impulsos absurdos, muy probablemente el “caganer” en cuestión será de los más vendidos este año.

Recuerdo un caso que refleja lo absurdo de las reacciones desproporcionadas, que además se refería también a la Virgen de Montserrat. Hace algo así como 10 años atrás los periódicos barceloneses publicaron una serie de cartas y algún artículo sobre una imagen de la “moreneta” que vendían en una de las tiendas del aeropuerto de El Prat, que tenía la particularidad que el Niño Jesús que la imagen sostiene en sus brazos había sido sustituido por un mono. Tanto las cartas como los artículos exigían su inmediata retirada, que no fue necesaria porque al cabo de una semana del inicio de la reacción en su contra se habían acabado las existencias de la mencionada imagen, y las críticas airadas se habían transformado en eficacísima campaña de publicidad. Por lo visto fue otra lección inútil.


 


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