Revista Cultura y Ocio

Leído: Pórtico de Frederik Pohl

Publicado el 14 diciembre 2015 por Debarbasyboinas @DeBarbasYBoinas

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Estamos ante un libro sumamente interesante, Pórtico, de Frederik Pohl. Es considerado por muchos una obra maestra. Tiene una estructura curiosa y muy original. Comenzamos con el protagonista, Robinette, en el consultorio de su psicoanalista, Sigfrid, que es nada más y nada menos, que un ordenador. En estas sesiones vamos descubriendo los miedos y anhelos de robinette, causados por su pasado, el que le llevó a ser el hombre de éxito y podridamente rico  que es hoy. A capítulos intercalados con las sesiones de psicoanálisis, nos van contando la historia del protagonista, de cómo era un don nadie, trabajando en las sumamente insanas minas de pizarra bituminosa, que se usaba para sintetizar el alimento de una superpoblada tierra. Ante esta situación tan dramática, Robinette se dedica a beber y a jugar a la lotería, hasta que un buen día le toca. Rob, al encontrarse con esa cantidad de dinero, en vez de decidirse a tener una vida tranquila y poco derrochadora se juega el todo por el todo y se paga un billete a Pórtico, un asteroide en órbita en torno al sol, que en un pasado remoto fue poblado por unos alienígenas llamados heechees, que al irse, dejaron atrás cientos de naves listas para despegar con un rumbo prefijado. Ante esto, todos los aventureros de la tierra se embarcan en estas naves para descubrir nuevas fronteras y, si tienen suerte, traer de vuelta algún artefacto u observación científica que merezca una recompensa. Lo cierto es que la mayoría no tienen suerte y muchas naves vuelven con cadáveres, o directamente no vuelven.

Ante esto, nuestro amigo Robinette, una vez en Pórtico, pierde el valor y se encuentra con que en vez de ir a Pórtico a ser un aventurero, tiene que trabajar de jardinero-basurero para poder pagar el cuantioso impuesto por agua, comida y aire respirable. En este momento del libro se nos describe una minisociedad de aventureros extremadamente libertinos donde el sexo, el juego  y las drogas están a la orden del día.

Entre tanto, las sesiones de psicoanálisis siguen alternándose con la historia y en ocasiones nos permiten tener un atisbo de lo que va a pasar en siguientes capítulos. Además, ahonda en la sexualidad del personaje, su homosexualidad reprimida y su síndrome de Edipo, porque lo cierto es que Robinette, lo tiene todo. Una parte fundamental de sus problemas es un profundo sentimiento de culpabilidad, aunque no sabemos porque hasta al final del libro, se nos insinúa que se debe al modo en que consiguió sus riquezas gracias a un viaje en una nave Heechee y hasta aquí puedo contar sin cometer spoiler.

Lo cierto es que es un libro entretenido y original, pero para mi gusto, con un final tremendamente decepcionante. Cuando lo terminé de leer me quede con la sensación de que en realidad había leído el prólogo de un libro más largo.  Es como si al nudo de la historia, a la parte más interesante, solo le concediera una extensión marginal dentro del libro. Es una pega que le pongo a pesar de que me ha gustado mucho. Me da la sensación, de que entre todas las historias que podría haber contado en el maravilloso universo creado durante la novela, se quedara con la menos espectacular e insípida.

A pesar de ello, recomiendo encarecidamente su lectura. Es un libro de ciencia ficción muy original y muy bien escrito, sin pelos en la lengua y que además de contarte la historia, te cuenta que consecuencias tuvo en la psique del protagonista, algo comúnmente olvidado en otros libros.

Orson López


Leído: Pórtico de Frederik Pohl

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