Revista Cultura y Ocio

Lenguaje musical II

Por Bcmt
El reto de la escritura musical es intentar reflejar cada detalle de la altura, la duración, de la intensidad o del timbre de un sonido. Para ello, se ha ido desarrollando y perfeccionando a lo largo de los siglos un conjunto de signos que permite representar todas las particularidades del sonido y de la música, e incluso el carácter y los sentimientos que han inspirado a los compositores. La cantidad y variedad de signos que se utiliza en la música es inmensa. Distinguimos tres grandes familias:
¬gráficos: a base de líneas, puntos, figuras geométricas, etc.¬alfabéticos: a base de letras, sílabas e incluso palabras¬numéricos: a base de cifras árabes y romanas, fracciones, etc.
Cuando vemos un fragmento de música escrita utiliza muchos de estos signos. Al principio uno los reconoce muy lentamente y progresivamente puede reconocerlos con más rapidez. Los músicos profesionales los reconocen con la misma rapidez con la que una persona lee las letras, frase y párrafos.
Los signos básicos que permiten leer la altura de los sonidos son:
o   el pentagramao   las claveso   las notas
Los signos básicos que permiten leer la duración del sonido son:
o   las figuraso   los silencioso   los compases
Estos son los signos por los que se empieza aprender la música, sabiendo que todos ellos estarán presentes en el 90% de obras musicales que escuchamos desde el Renacimiento hasta nuestros días, tanto en la música clásica como en otros tipos de música. Por eso, hay que familiarizase con ellos hasta sentir que son algo evidente, como si viéramos una señal de “Stop” en una carretera. Esto es lo que haremos en primer lugar.
En segundo lugar, empezaremos a conocer los instrumentos que tanto ha utilizado la música clásica. Vamos a empezar por la clasificación de las familias, y, a continuación, acercándonos especialmente a instrumentos que podemos ver con más facilidad en una casa, una escuela, una tienda de música, y también cuyo timbre es más fácil de reconocer para alguien que comienza.
En tercer lugar, abordaremos algo esencial en toda obra de arte: la forma. No solo es lo que permite que una obra musical tenga coherencia sino que la manera en que un compositor moldea una forma es uno de los elementos básicos de “su” estilo y del estilo de su tiempo.
El final de este recorrido didáctico son unas reflexiones sobre cómo tomar conciencia de lo que escuchamos al oír una obra de música. Porque no debemos olvidar que todo en la música, incluyendo el lenguaje musical, la escritura, la forma, está al servicio de la audición. Es lo que escuchamos lo que nos fascina o enriquece, lo que nos llena… y todo lo que estudiamos en música nos debe conducir a comprender mejor la audición.

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