Revista Economía

Leni Riefenstahl, la mujer que fascinó a HItler

Publicado el 13 agosto 2014 por Emarblanc

Leni Riefenstahl HItler
La mujer que fascinó a Hitler
Este mes de agosto hace cien años que nació Leni Riefenstahl, la cineasta predilecta de Adolf Hitler. Calificada por algunos como ¿la directora del diablo¿, la maestría con la que realizó la exaltación del ideal nazi en los documentales ¿El triunfo de la voluntad¿ (1934) y ¿Olimpíada¿ (1936) ha ensombrecido una larga vida dedicada a la fotografía y al séptimo arte.
¿En mi juventud fui una persona feliz. Me crié como una ¿hija de la naturaleza¿, entre árboles y arbustos, con plantas e insectos, protegida y resguardada.¿
(Leni Riefenstahl, Memorias).
Leni Riefenstahl fue la hija primogénita de Alfred Riefenstahl, un acomodado hombre de negocios berlinés, y de Berta Sherlach. Ya desde su tierna infancia Leni destacó por su ambición y firmeza de carácter. Niña de variados intereses ¿entre los que ya tenían un lugar destacado el teatro y el baile¿, su vitalidad ponía constantemente a prueba a sus padres. En la escuela solo sus continuas faltas de comportamiento ensombrecieron su brillante expediente.
Primeros pasos en el arte
¿Me propuse entrenarme duro [...] y sobre todo demostrarle a mi padre que me convertiría en una buena bailarina y que no hacía nada deshonroso, que era lo que él tanto temía.¿
(Leni Riefenstahl, Memorias)
La danza fue la auténtica pasión de Riefenstahl durante su adolescencia. A pesar de la oposición de su padre y de la edad tardía en que inició sus estudios de danza ¿19 años¿, consiguió convertirse en poco tiempo en la alumna más aventajada de Eugenie Eduardova, una ex bailarina de San Petersburgo. Leni debutó como solista por primera vez el 23 de octubre de 1923 en Munich, e inició así una breve pero brillante carrera como bailarina que la llevaría a actuar en los principales teatros de Centroeuropa.ç
Su llegada al cine
¿Confusa y henchida de un nuevo anhelo, salí del cine. Por la noche estuve mucho rato sin conciliar el sueño. Reflexionaba sobre si realmente era solo la naturaleza lo que me fascinaba o el arte con que había sido hecha la película.¿
(Leni Riefenstahl, Memorias)
En 1925, durante la convalecencia de una lesión, Leni descubrió el cine. La visión de La montaña del destino de Arnold Fanck la fascinó. Su fijación por este nuevo universo la llevó a convencer, pocos meses después, al mismo Fanck para que la contratara como actriz. A pesar de los contratiempos del rodaje, su colaboración fructificó en La montaña sagrada (1926), película que impulsó la carrera de actriz de Riefenstahl. A esta la siguieron otros títulos como El gran salto (1927), El infierno blanco de Piz Palü (1929) o Tempestades sobre el Montblanc (1930), con la que Riefenstahl superó el paso al cine sonoro.
¿[El director de cine Arnold Fanck] me enseñó que se podía fotografiar todo. [...] se trataba de huir de la rutina y verlo todo, en la medida de lo posible, con ojos nuevos.¿
(Cita publicada en Las mujeres de los nazis de Anna María Sigmund)
Con Arnold Fanck, director de la mayoría de las películas en las que intervino, Leni se inició en los secretos de la dirección cinematográfica. En 1931 fundó su propia productora, en la que desarrolló las técnicas adquiridas al lado de Fanck y las perfeccionó. La primera película que dirigió y protagonizó fue Das blaue Licht (La luz azul). El film fue un gran éxito de crítica ¿mereció la medalla de plata en la Bienal de Venecia del año 1932¿ y de público, pues logró mantenerse en cartelera catorce meses en París y dieciséis en Londres.
Su relación con Hitler
¿Embrujaba a la gente. He visto a muchos que estaban en contra de Hitler, pero cuando hablaban con él se entusiasmaban.¿
(El País Semanal, 17-12-2000)
Leni conoció a Adolf Hitler en 1932. Ella le había escrito una carta para manifestarle su admiración y su deseo de conocerlo, tras haber oído hablar de él en Berlín ese mismo año. La respuesta de Hitler supuso el primer encuentro entre el líder y la artista. A partir de esta fecha Riefenstahl se convirtió en una asidua a las fiestas y reuniones del NSDAP (Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán). A raíz de estos contactos nacería El triunfo de la voluntad, un documental sobre el congreso del partido en Nuremberg de 1934, que le valdría a su directora la concesión de la Medalla de Oro en la Exposición Internacional de París de 1937.
Juegos Olímpicos de 1936
¿...la antorcha era llevada desde el templo de Zeus hasta el Berlín de 1936... un puente desde la antigüedad hasta la Edad Contemporánea. Así sentí visionariamente el prólogo de mi película olímpica.¿
(Leni Riefenstahl, Memorias)
A petición del comité organizador de los XI Juegos Olímpicos de Verano que debían celebrarse en Berlín en 1936, Leni Riefenstahl grabó Olimpíada, un documento de singular belleza que la directora dividió en dos partes: ¿La fiesta de los pueblos¿ y ¿La fiesta de la belleza¿. Leni recibió por su obra la medalla de oro del Comité Olímpico Internacional. Sin embargo, su película fue boicoteada en su presentación en Estados Unidos en 1938. Riefenstahl fue recibida como una delegada del régimen nazi, una mala tarjeta de presentación para una visita que coincidió con la agresión a los judíos en la Noche de los Cristales Rotos (del 9 al 10 de noviembre de 1938).
Símbolo del Tercer Reich
¿Por primera vez me encontraba en una celda [...]. La privación de la libertad me parecía peor que la pena de muerte.¿
(Leni Riefenstahl, Memorias)
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, Riefenstahl fue encarcelada por hacer propaganda nazi y estuvo sometida a diversos procesos contra los nazis. Ya no pudo reimpulsar su carrera; para el público se había convertido en un símbolo del Tercer Reich. En 1954 consiguió estrenar Tiefland (Tierra Baja), película en la que había trabajado desde 1939, pero el film era anacrónico y no tuvo éxito alguno. Cuando se difundió el rumor de que los gitanos que actuaban como extras en la película habían sido internos en campos de concentración, la película desapareció de las pantallas. Su carrera como directora había terminado.
Dedicación a la fotografía
¿Mi época en las montañas de Nubia fue el período más bello de mi vida.¿
(El País Semanal, 17-12-2000)
A los 60 años la realizadora inició una nueva vida dedicada a la fotografía. Consiguió el reconocimiento internacional gracias a la publicación de las fotografías que realizó de la tribu de los nuba del Sudán. A pesar de las críticas que creían ver en las imágenes de los esbeltos cuerpos africanos una resurrección de las artes de la época nazi, el Art Directors Club lo declaró el mejor trabajo fotográfico de 1975. Cuando Leni preparaba en 1968 una expedición al Sudán, conoció al joven cámara, Horst Kettner ¿cuarenta años menor que ella¿ con quien desde entonces comparte su agitada vida.
Tiempo de Memorias
¿Parece como si hubiese vivido muchas vidas que me llevaron por las alturas y profundidades y nunca me dejaron descansar.¿
(Leni Riefenstahl, Memorias)
A la edad de 80 años Leni Riefenstahl escribió sus memorias, a las que dedicó cinco años de trabajo y que acabarían convirtiéndose en un best seller en todo el mundo. En la actualidad y a pesar de la edad ¿en agosto cumplirá cien años¿, esta realizadora alemana rebosa energía. Está a punto de estrenar Impressionen unter Wasser (Impresiones bajo el agua), un documental sobre los arrecifes de coral. Ella misma lo ha rodado aprovechando su afición al submarinismo, deporte que empezó a practicar en 1974, cuando fingió tener solo 52 años para tomar clases de buceo.
Un talento a la sombra de la esvástica
Pocos personajes han suscitado tanta controversia como la realizadora alemana Leni Riefenstahl. Condenada por muchos como propagandista del régimen nazi y admirada por otros gracias a sus geniales películas, la larga trayectoria de esta artista no deja indiferente al gran público. Y es que resulta extremadamente difícil discernir la auténtica identidad de esta cineasta centenaria cuya historia personal está ligada a algunos de los episodios más cruentos de la reciente historia europea.
Su vida podría recibir, al igual que una de sus películas más celebradas, el título de El triunfo de la voluntad, por sus similitudes con una carrera de obstáculos que solo gracias a su firmeza y ambición ha conseguido superar. Nacida, prácticamente con el siglo, en la ciudad de Berlín, ya desde muy joven tuvo que luchar contra la opinión de su padre para seguir los impulsos que le dictaba su corazón. Unos impulsos que la han llevado a vivir su vida ¿o sus vidas, tal y como ella lo expresa en su libro Cinco Vidas (2000)¿ con una inusual intensidad. Desde la primera que vivió convertida ¿a pesar de la oposición paterna¿ en una reconocida bailarina clásica, a la última que ha consagrado a mostrar la belleza de los fondos submarinos. Pasando por la que la convirtió en una estrella del celuloide, interpretando papeles de heroína en las llamada películas de montaña, y por la que la llevó a descubrir el continente africano junto a la tribu de los nuba. Sin olvidar la más célebre, la que vivió como realizadora cinematográfica y amiga de Adolf Hitler. La vida que mayores críticas y elogios ha suscitado y que la ha llevado a la fama mundial. Una etapa inquietante y oscura pero también clave para entender el mito de Leni Riefenstahl.
Sin duda, buena parte del fundamento de la controversia que rodea la figura de esta realizadora se halla en el documental que elaboró en 1934 sobre el congreso del partido nazi en Nuremberg, El triunfo de la voluntad. Un documental técnicamente revolucionario que le valió el reconocimiento internacional pero que acabó convirtiéndose en la mejor arma propagandística del partido nazi y en el peor crimen que se ha imputado a Riefenstahl.
A este impresionante documento seguiría Olimpíada (rodado en 1936), una nueva muestra de la capacidad de esta cineasta cuya influencia perdura aún en las técnicas cinematográficas actuales.
Sin embargo, tras la Segunda Guerra Mundial la estrella de Riefenstahl se desvaneció. La maestría de sus obras fue interpretada como una inigualable aportación a la exaltación del ideal nazi. Fue considerada cómplice pero no implicada, y no se la inhabilitó para el ejercicio de su profesión. Ella planeó una nueva carrera pero para el gran público su nombre y su arte se hallaban ya irremediablemente atados a una de las peores pesadillas del siglo XX: el nazismo. Ni una sola de las once películas que planeó rodar entre 1950 y 1964 pudo realizarse.
Empezó entonces para ella una nueva lucha destinada a defender su reputación y los derechos de sus películas. Una tarea que la ha llevado a interponer, a lo largo de su vida, más de cincuenta querellas por difamación. Las ha ganado todas menos la relacionada con la utilización de gitanos de un campo de concentración alemán como extras durante la grabación de su película Tiefland (Tierra Baja). a pesar de ello, para un importante sector de la opinión pública Leni Riefenstahl seguirá siendo la directora del diablo, cuyo arte condujo al Tercer Reich a la gloria.
Ahora, convertida en una ancianita centenaria, no deja de suscitar interés ¿existen dos proyectos para llevar su vida a la pantalla¿ ni de sembrar la polémica con sus equívocas declaraciones que contribuyen a ensombrecer más aún el auténtico papel que desempeñó en el partido nazi. Aunque reconoce la fascinación que sintió por la figura de Hitler, resulta más difícil creerle cuando afirma que ella nunca quiso rodar El triunfo de la voluntad ¿que si lo hizo fue en respuesta a las constantes súplicas de Hitler¿, que nunca conoció los excesos antisemitas de la Alemania nazi y que solo la búsqueda del arte ha tenido algún significado en su apolítica existencia. Declaraciones que para muchos parecen teñidas de una ingenuidad inverosímil.
Llegados a este punto, es quizás el momento oportuno para, más allá de cualquier ideología política, empezar a juzgar a Leni Riefenstahl por sus obras, muestras excepcionales de talento cuya huella ha quedado firmemente marcada en la historia del séptimo arte.


Volver a la Portada de Logo Paperblog