Revista En Femenino

Letras para un hijo perdido, Duoda de Septimania (Siglo IX)

Por Sandra @sandraferrerv
Letras para un hijo perdido, Duoda de Septimania (Siglo IX) Las letras escritas por manos femeninas han sido escasas en la antigüedad. A medida que avanzan los siglos, sin embargo, el número de mujeres que dejaron su impronta en el papel fue aumentando. En la Edad Media encontramos pocos nombres propios, muchos de ellos relacionados con la mística, pocos con la vida seglar. Uno de ellos, en el lejano siglo IX. La noble carolingia Duoda o Dhuoda de Gascuña nació a principios del siglo IX en el seño de una familia perteneciente a la alta nobleza. Sus padres fueron el duque de Gascuña, Sancho I López, y Aznárez de Aragón, hija a su vez del conde de Aragón, Aznar I. Duoda recibió una buena educación aprendiendo a leer y escribir en latín, como demostraría tiempo después. Tendría poco más de 14 años cuando Duoda se casó con Bernardo de Gothia, duque de Septimania. Bernardo era primo de Carlomagno y su vida estuvo muy ligada a las empresas militares del rey.  En noviembre del 826 nacía Guillermo de Septimania, primer y único hijo de la pareja. Poco tiempo después Duoda se trasladó a vivir a Uzes, lejos de la corte imperial y alejada de su marido al que vería en escasas ocasiones en el futuro. Duoda tuvo que hacerse cargo de la organización y gobierno de sus tierras con la tristeza de ver marchar también a su querido hijo. Bernardo de Gothia se llevó a Guillermo a la corte imperial donde permanecería hasta el fin de sus días. Un manual para su hijo En la soledad de sus dominios, donde había sido relegada contra su voluntad, Duoda continuó trabajando sin descanso y para consolar su añoranza hacia su hijo perdido, decidió escribirle un manual de conducta.  Duoda empezó la redacción del Liber Manualis hacia el 841. En sus páginas reflexionó sobre la vida, sobre su sentido y cómo vivirla, al tiempo que intentaba enseñar a su hijo normas de conducta ética y moral. Con el Liber Manualis Duoda escribía el primer tratado pedagógico de la Edad Media acercándonos a las reglas educativas y teológicas de aquellos tiempos.  En 843 Duoda terminaba su obra, en la que no sólo quiso enseñar a su hijo sino también nos mostró su propia personalidad. Moriría tiempo después en sus dominios de Uzes. 

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