Revista Conciertos

Letras Traducidas 52: “ROCK SALT AND NAILS”. Bob Neuwirth.

Publicado el 02 mayo 2011 por Alejandro Caja

Letras Traducidas 52: “ROCK SALT AND NAILS”. Bob Neuwirth.

Posted by Caja de Música (Blog & Roll) on mayo 2, 2011 · Dejar un comentario 

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Letras Traducidas 52: “ROCK SALT AND NAILS”. Bob Neuwirth.
¡Este post al completo es una colaboración para Caja de Música del escritor Juan Pablo Caja. Muchas gracias, Juan, por continuar deleitándonos con tus preciosas aportaciones a este blog!

–¿Qué haces, corazón?
Levanté la vista y vi el rostro de un desconocido que lucía las gafas de sol perfectas.
–Escribo.
–¿Eres poeta?
–Puede.
Cambié de postura, fingí desinterés y simulé que no lo había reconocido, pero su forma de arrastrar la voz era inconfundible, y también su sonrisa taimada. Sabía a quién tenía delante; era el tío de Don’t look back. El otro. Bobby Neuwirth, el provocador pacifista. El álter ego de Bob Dylan.
Era pintor y le gustaba el riesgo. Era el confidente de muchos de los grandes cerebros y músicos de su generación, solo un poco anterior a la mía.
Para disimular lo impresionada que estaba, me levanté, asentí con la cabeza y me dirigí a la puerta sin despedirme. Él me llamó.
–Oye, ¿dónde has aprendido a andar así?
Me volví.
–En Don’t look back.
Él se rió y me invitó a un chupito de tequila en El Quixote. Yo no bebía, pero me lo tomé de un trago, sin limón ni sal, sólo para parecer interesante. Era fácil conversar con Bobby y hablamos de todo, de Hank Williams al expresionismo abstracto. Me pareció que le caía bien. Me quitó el cuaderno de las manos y lo hojeó. Supongo que vio potencial en él, porque dijo: “¿Te has planteado componer canciones?”. No estuve segura de qué contestar.

Letras Traducidas 52: “ROCK SALT AND NAILS”. Bob Neuwirth.
Así cuenta Patti Smith cómo conoció a Bob Neuwirth, en el vestíbulo del Chelsea Hotel, y cómo fue él el primero que la animó a escribir canciones. Así lo cuenta, digo, en “Éramos unos niños” (“Just kids”), el libro en que narra su amistad con Robert Mapplethorpe, cuya parte central está destinada a la época en que vivieron en el Chelsea, y en el que aparecen multitud de personajes de la época. Tenía yo olvidado a Neuwirth y encontrarlo en el libro de Smith me lo ha recordado, más que en Don’t look back, tocando la guitarra y cantando junto a Dylan en los conciertos del 75/76, Rolling Thunder Revue (él fue quien montó la banda de esa histórica gira), y en Renaldo y Clara. Sí, me he acordado de Neuwirth, de su voz, de sus payasadas en el escenario, y me he puesto a buscar en Youtube, donde he dado con un magnífica, hipnótica versión (filmada por Pennebaker en un bar de Greenwich Village, un par de años antes del encuentro que narra el libro de Patti Smith) de un tema del repertorio bluegrass, “Salt rock and nails”.

La canción, compuesta por Utah Philips, se ha incorporado ya al repertorio (la ha tocado gente como Earl Scruggs, J. D. Crowe, Waylon Jennings, Buddy y Julie Miller, John Martyn…). Y, aunque en ella aparecen ríos, sauces y pajarillos, como en cualquier tradicional balada de los Apalaches, el origen de la canción es ligeramente más moderno: al volver de la guerra de Corea, parece que Utah Philips se encontró con una carta de ruptura. Su mujer le dejaba, Y, con la rabia del momento, él compuso esta canción de desamor contra el género femenino: el río, los sauces que él recuerda como escenario de sus primeras citas se han convertido, de repente, en testigos de las primeras mentiras. Pero antes de la canción, una opinión sobre Neuwirth como músico, aquí es T-Bone Burnett quien habla de él en las notas de la carpeta de “Back to the front”, disco de 1988, en el que Burnett colaboró: “Nunca pensé que Neuwirth grabaría un disco. Pensaba que era demasiado peligroso. Demasiado peligroso para sí mismo… y para los demás. Nos hemos sentado a la mesa muchas noches, a altas horas, pasándonos guitarras, y cuando una guitarra llegaba a Neuwirth, él empezaba a tocar la mejor canción que cualquiera de nosotros hubiera escuchado nunca. Alguien le preguntaba quién escribió aquella canción, y, pasado un rato, quedaba claro que la había ido improvisando y que no podía recordar ni una nota de lo que había cantado, ni siquiera recordaba haber cantado nota alguna. Sólo quería decir que pienso que, desde muchos puntos de vista, él es el mejor cantautor puro de entre nosotros”Y aquí va este “Rock, salt and nails”. Una versión, ya digo, hipnótica: ROCK SALT AND NAILS On the banks of the river where the willows hang down
Where the wild birds all warble with a low moaning sound
Down in the hollow where the water runs cold
It was there I first listened to the lies that you toldNow I lie on my bed and I see your sweet face
And the past I remember time cannot erase
The letter you wrote me it was written in shame
And I know that your conscience still echos my nameNow the nights are so lonely lord sorrow runs deep
Nothing is worse than a night without sleep
I walk out alone and look at the sky
Too empty to sing too loneseome to cryNow if the ladies were blackbirds if the ladies were thrushes I’d lie there for hours in the chilly cold marshes If the ladies were squirrels  with them high bushy tails I’d fill up my shotgun with rock salt and nails CLAVOS Y SAL En las márgenes del río, donde cuelgan los sauces
y los pájaros gorjean un débil canto de protesta.
Abajo, en la poza, donde el agua corre helada,
Allí fue donde escuché por primera vez tus mentiras.Tumbado ahora en mi cama veo tu dulce rostro y el pasado que recuerdo no puede borrarlo el tiempo.
La carta que me enviaste fue escrita en la vergüenza.
Sé que el eco de mi nombre aún resuena en tu conciencia. Ahora las noches son tan solitarias, Señor, honda corre la pena. Nada es peor que una noche sin dormir. Paseo en soledad y miro al cielo, demasiado vacío para cantar, demasiado solitario para llorar.Si las mujeres fuesen mirlos, si las mujeres fuesen tordos,
acecharía durante horas en los fríos pantanos.
Si las mujeres fuesen ardillas con una cola larga y poblada,
cargaría mi escopeta con clavos y sal.

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