Revista Opinión

¡Levántate, y come! (1 Re 19 4-8)

Por Campblog
¡Levántate, y come! (1 Re 19 4-8)
Nuevamente estamos aquí presentes para orar con la biblia, en 1 Reyes capítulo 19 del 4 al 8, ¿Puede un hombre de fe y fiel a Dios desanimarse y abandonar su camino después de haber experimentado el placer y el gozo de la victoria? ¿Hay posibilidades que después de haber entrado en la desolación podamos levantarnos y transformar nuestra vida por completo?, escuchemos: 
4 Caminé por el desierto una jornada de camino, Y fui a sentarme por cansancio bajo una retama; Allí le dije, ¡Basta ya! Señor toma mi vida, Porque yo no soy mejor que otro cualquiera. 5 Me acosté y me dormí, venció la tristeza. El cansancio y el desánimo pueden mucho en mi. Pero Tú me despertaste y me dijiste: -Levántate y come, levántate y bebe.
6 Me levante, vi un pan caliente que estaba sobre las rocas y un jarro con agua aun lado, comí solo un poco y me dormí. 7 Y otra vez me despertaste y me dijiste: -Levántate y come porque es demasiado largo el camino para ti. 8 Me levante una vez más y sin querer mirar atrás volví a mi ciudad a ser profeta de Tu nombre.
El pasaje nos narra un episodio en la vida del Profeta Elías, estaba pasando por una crisis, pero era una desolación o una depresión ¿Conocemos lo que es la depresión? son esos factores que se dan con más frecuentes en nuestra sociedad: La tristeza, esa sensación de desamparo, de inutilidad (no sirvo para nada, nada me sale bien), la sensación de culpabilidad, la idea de suicidio, insomnio, esos problemas en el trabajo y desarrollo de actividades, de inhibición, de agitación, de ansiedad psíquica (es que nada más se la pasan hablando de mí), de ansiedad no se que... 
Entonces, Elías estaba viviendo una terrible desolación, ha perdido el contacto, la confianza, la intimidad con Dios y le dice: ¡Basta ya! Señor toma mi vida, Porque yo no soy mejor que otro cualquiera. ¿Qué es la desolación? dice San Ignacio de Loyola que la desolación es toda oscuridad, turbación, ausencia de paz y de alegría, atracción a las cosas bajas, estas del todo bien y de pronto aparecen los deseo malos, deseos egoístas; y dice San Ignacio hay tres causas por las que podemos entrar en desolación y la primera de ellas es por perezosos o negligentes, la segunda es cuando tu vas por un buen camino, eres obediente y servicial, entras en desolación no en depresión, esta desolación la permite Dios para que tu conozcas quien eres; y la tercera para que aprendamos a decir: -qué haría yo sin ti Señor, pero cuando estamos fuera de, y que hacemos cosas buenas, vamos de misiones, al ensayo del coro, al apostolado, pero Dios se aleja y ahora que, te falta entusiasmo, se te fue el gusto por ser bueno, y Dios te dice: -ahora te darás cuenta que sin mí nada puedes hacer. Que importante resulta esta enseñanza, Elías realmente esta muy confundido, ha perdido no solo el juicio sino la confianza y eso lo sabe Dios por lo tanto le trae a su intimidad, al desierto, porque es en esa intimidad donde las cosas cambian, donde él todo transforma.
Y dice el Señor: -Elías, levántate. Que voz escuchamos, escuchamos la voz del "es que quiero ser el primero", "es que no tengo tiempo", "es que tengo muchos problemas", "es que no tengo dinero"; que voces escuchamos. En una ocasión invitaron a un Maestro Religioso a ver un partido de fútbol con jugadores invidentes, y se pregunto: -Pero, cómo pueden ellos patear la pelota, no la pueden ver, cómo lo hacen. Pues, de la curiosidad, fue y ahí estaba muy atento, cuando empezó a ver que inicio el partido, y lo curioso es que el balón llevaba dentro un silbato, y entonces cuando uno le pegaba, el silbato sonaba, y esa era la manera de saber donde estaba el balón. Y nos dice a nosotros: así debemos ser en la vida espiritual, escuchas el silbato, escuchas la voz de Dios que te va diciendo: -Levántate, come, vete por aquí, haz esto, haz aquello, evita esto.
En nuestra vida hay dos espíritus que nos guían, como lo vimos alguna vez en las caricaturas, un espíritu bueno y otro que es muy malo, el bueno es el que te hace sentir que tienes que hacer algo por él, ayúdale ándale, te remuerde la consciencia y te hace sentir tristeza; y el mal espíritu te dice: -ve a la parroquia y se servicial, y quédate ahí toda la mañana, la tarde, la noche, todo el día; y el buen espíritu nos dice: -oye, haces falta en casa, necesitas ayudar a tu hermano con una tarea, quién hará la comida.
Y Jesús también fue guiado por el buen espíritu al desierto, que es el espíritu santo, y también en este tiempo de cuaresma nos quiere guiar a nosotros al desierto, a ese desierto donde el sol quema, donde hay sed y hambre, ese lugar donde se pasa el tiempo a solas con Dios. Dios espera que en este tiempo de cuaresma te dejes llevar al desierto, y sí, el sabe que tenemos mucho trabajo, muchas ocupaciones, la agenda llena, muchos correos por responder. Necesitamos hacer un espacio en nuestra vida y dedicárselo a Dios, para meditar, para platicar con él todo lo que sentimos, lo que queremos hacer, haz oración y lo más razonable es propio de Dios. Este tiempo es cuando más sentimos ganas de hacer algo bueno por los demás, te has dado cuenta, bien raro, como si Dios encendiera los corazones de todos al mismo tiempo y todos de pronto sienten deseos buenos. Dice San Ignacio: -Examina el tipo de amor que te mueve, si es un amor a ti mismo, o si es un amor a los demás, o es un amor a Dios.
Si haz pasado o estas pasando por una desolación, porque bien dijimos, hay una desolación que es culpa nuestra, el pecado siempre nos deja tristeza, nos deja vacíos; si estas viviendo un momento de sequedad, no pierdas la calma, ni decidas nada, no es el momento para tomar decisiones, si no tienes ganas de orar, ora; si no tienes ganas de ir a misa, ve a misa; si no tienes ganas de limpiar tu cuarto, así como yo, entonces limpialo, ordenalo; que Dios al igual que a Elias te dirá: -Levántate, come y bebe, porque largo es el camino para ti.
Tu Amigo, Daniel Espinoza¡Consuela a mi Pueblo! Blog

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