Revista Cultura y Ocio

Leyendas relacionadas con la Cueva de Hércules (I)

Por Pablet
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Con la fundación de la ciudad de Toledo, con personajes mitológicos, y con el último de los reyes godos, don Rodrigo, y la conquista de España por los árabes. Fueron los cronistas árabes quienes comenzaron a desarrollar esta leyenda en torno a un casa cuya entrada estaba protegida con candados, más tarde convertida en palacio y posteriormente en cueva.
Siempre se mencionaban tesoros, talismanes o profecías escondidos en ella: la mesa del rey Salomón, las coronas o d~ademas de todos los reyes visigodos que habían reinado hasta la entrada de los árabes en la Península, los cuatro Evangelios guardados en una arca maravillosa, o escrituras que desvelaban el futuro de España y de la monarquía visigoda.
Sobre el origen de estas leyendas, Ramón Menéndez Pidal escribía: 
«La leyenda de Rodrigo es singular, por no ser de origen castellano ('amo la gran mayoría de nuestras leyendas heroicas.
En esto tiene un interés histórico mucho mayor que ninguna otra, por ser muchísimo más antigua que todas, ya que se remonta a los tiempos visigóticos.
Sin duda otras leyendas existieron en el siglo VIII }' en los anteriores, pero sólo ésta sohrevivió, merced a la enorme grandeza histórica de su catástrqfe, CU)'O recuerdo disfrutó de actualidad durante los ocho siglos que duró en España la lucha de las dos religiones que aquÍ chocaron por primera vez en el desastre del rey Rodrigq.
En su relato trahajaron multitud de narradores musulmanes, tanto de Andalucía como del Oriente; multitud de historiógrafos cristianos; multitud de poetas, novelistas y dramaturgos de España, Inglaterra, Francia, Alemania e Italia.
 A crearla cooperaron los tres grandes pueblos peninsulares de la alta Edad Media: el mozárabe, que le da origen al calor de la lucha de los partidos visigóticos que hundieron el trono de Rodrigo; el árabe,que la exorna con ficciones de gusto oriental, y el de los cristianos del Norte, que la recibe y la refunde con tradiciones propias.»' 
Continuaba diciendo este historiador que, respecto a la leyenda de don Rodrigo, el testimonio coetáneo más antiguo
«se reduce a una breve "Crónica mozárabe del año 754" (antes llamada del Pacense), después de la cual ya no nos podemos auxiliar sino de relatos posteriores en más de un siglo o dos.
Por otra parte, tanto como escasean estos textos antiguos, abundan los tardios, y éstos nos dan relatos tan llenos de variantes que no pueden compaginarse fácilmente unos con otros y no sabemos cómo hacer pie en ellos para no hundirnos en el mayor escepticismo respecto a los pormenores.»
Según Juan Menéndez Pidal, el arábigo-español Aben Habib fue el primer cronista que narró esta leyenda, recogida por tradición oral que alcanzaba al año 791.
En ella se citaban dos «casas» diferentes, la de los Reyes y la de los candados; la primera contenía las coronas de los reyes visigodos que habían reinado, y la segunda una caja de madera con figuras de árabes y la profecía de la pérdida de España:
"Contónos Abdalá Sen Uahab, por haberlo oído á Alaits ben (:aad, que Muza ben Noseir, cuando conquistó el Andalus, fué en su excursión apoderándose de las ciudades á izquierda y derecha, hasta que llegó a Toledo, que era la Corte. Vió allf una casa llamada Casa de los Reyes, la abrió y encontró en ella veinticinco coronas adornadas con perlas y. jacintos, tantas como habian sido los reyes del Andalus; pues siempre que moria de entre ellos un rey, se ponia su corona en esta casa y se escribia en ella el nombre del rey, la edad que tenia cuando murió y cuánto habia permanecido en el reino; y se deda que el número de gobernadores de Alandulus entre los muslimes, desde el dia en que fué conquistada hasta aquel en que se destruyese, seria igual al de los reyes axemies que habian gobernado en ella; esto es, veinticinco.» 
«Al lado de esta casa en que se encontraron las coronas, estaba otra, en la cual habia veinticuatro candados, porque siempre que entraba a reinar un monarca ponia en ella un candado, como lo habían hecho sus antecesores, hasta que llegó a ocupar el trono Rodrigo, en cuyo tiempo fué conquistada Alandalus.
Pocos dias antes de la conquista, dijo Rodrigo: "¡Por Aláh! No moriré con el disgusto de esta casa, y sin remedio he de abrirla, para saber qué hay dentro de ella".
Reuniéronse los cristianos, los sacerdotes y los obispos, y le dijeron: "¿Qué pretendes con abrir esta casa? Mira lo que presumes que hay en ella, J' eso tómalo de nosotros; pero no hagas lo que no ha hecho nin- [;UflO de tus antecesores, que eran gente de prudencia y saber, al obrar como lo hicieron ",
Mas Rodrigo no se conformó sino con abrirla, impulsado por el destino fatal, y encontró una caja de madera, y en ella .figuras de árabes llevando corno ellos tocas, arcos árabes y caladas espadas, ricas en adornos.
Hallaron también en la casa un escrito que decía: "Cuando sea abierta esta casa y se entre en ella, gentes cuya figura y aspecto sea como los que aqu{ están representados, invadirán este país, se apoderarán de él y lo vencerán". YfLlé la entrada de los muslimes en esle mismo año.»' (fig. 7.1). 
Esta leyenda iría transformándose a lo largo de los siglos, durante los que diferentes cronistas e historiadores ofrecieron su propia versión. En el Libro de los caminos y de los reinos (844-848), de Aben Jordáhbeh, se seguían manteniendo las dos casas, una de ellas cerrada con veinticuatro cerraduras, mientras en la otra, la Casa de los Reyes, estaba guardada la mesa del rey Salomón, además de las coronas.
Un siglo más tarde, Aben Alkutiya (muerto en el 977) sólo mencionaba una casa -que estaba cerrada, aunque no se decía el número de cerraduras- y sustituía las coronas por un arca donde se guardaban los cuatro Evangelios y en la que estaban pintadas las figuras de los árabes-i. 
En el resumen que nos ofrecía Juan Menéndez Pidal de la versión de la leyenda contenida en la Crónica del moro Rasis (887-955?), el palacio volvía a convertirse en una casa de apariencia maravillosa compuesta de cuatro galerías y por primera vez relacionada con Hércules, en la que aparecían no uno sino varios letreros, el arca estaba hecha de materiales preciosos y dentro de ella había una tela con la profecía y las figuras de árabes:
«Los guardianes de la casa de Toledo invitan al Rey á que ponga en ella su candado. Rodrigo les interroga acerca de la casa J' de la razón por la que ha de añadir un cerrojo, y sabe por ellos que cuando Hércules vino a España mandó edificar en Toledo, cimentada sobre cuatro leones de metal, esa casa maravillosa parecida á "una cuba que está derecha sobre el ténpano" tan alta, que muchos hombres intentaron arrojar pur encima de ella una piedrecilla sin poderlo conseguir, )-' la fábrica exterior era á modu de musáico pulicromo, donde apara'{an .figuradas diferentes historias. Se ignoraba lo que dentro había encerrado Hércules, quien trabó la puerta con candado, escribió en ella que nadie se atreviese á abrirla, urdenó a todus lós re.-ves que después de él hab{an de venir que pusiesen allí sendos cerrojos, y entregó la llave del suyo para su custodia á doce hombres de los mejores de Toledo, haciendo jurar á los de la ciudad que cuando alguno de los guardianes muriese sería sustituido por otro.» «Rodrigo no se detiene por esto, ni cede á los ruegos de custodios, magnates y consejeros, que tratan de persuadirle á que no siga diferente conducta de la observada por sus antecesores.
Dudando si sería encanto ó tesoro lo que dentro hubiese, hizo quebrantar las cerraduras y penetró en el interior del palacio, claro y transparente como el cristal, hecho cual si fuese de una pieza, sin madero ni clavo, y dividido en cuatro galerías, una de ellas blanca á par de la nieve, otra muy negra, verde como el limón la tercera, y la cuarta roja cual la sangre.
Recorriendo sus ámbitos, acertaron á ver cierta pilastra con una portezuela, y encima escrito: "quando ercoles fizo esta casa andava la era de Adan en quatro mil e seis años".
Abrieron, y en el interior había otro letrero: "esta casa es una de las maravillas de ercoles", y una arca de plata guarnecida de oro y piedras preciosas, cerrada con candado de alj~far, que también mostraba escrito en caracteres griegos: "o rrei en tu tiempo esta arca fuere abierta non puede ser que non vera maravillas antes que muera". Picado por la curiosidad ó tentado por la codicia, el Rey llega a escudriñar el fondo del arca; pero no halló más que una tela prendida á dos tablas, y en ella "aláraves fegurados con sus tocas en sus caberas, e en sus manos lanras con pendones, e sus espadas á los cuellos, e sus bestias trasí, e en los arzones de las sillas sus linguaeras", y sobre las figuras el siguiente pronóstico: "quando este paño fuere estendido e paresf:íeren estasjiguras, omnes que andan ansí armados tomarán e ganarán a españa e serán della señores". Pésale al Rey del hallazgo; prohibe hahlar de él á los que allí estaban presentes, y manda cerrar de nuevo las puertas y echar los cerrojos. »
En la Crónica del moro Rasis, versión del «Ajbar Muluk al-Andalus» de Ahmad ibn Muhammad ibn Musa al-Razi, 889-955", romanzada para el rey Dionís de Portugal hacia 1300 por Mahomad, alarife, y Gil Pérez, clérigo de don Perianes Pon;el, reproducida por el Seminario Menéndez Pidal en 1975, no aparecen estos párrafos, que, según Juan Menéndez Pidal estaban contenidos en uno de los manuscritos de la Crónica general de 1344.
Decía este escritor que pudo ser que la traducción hecha al portugués de la Crónica del moro Rasis se ampliara el texto árabe «con varias tradiciones cristianas)' árabes», apareciendo entonces el episodio del palacio encantado de Toledo.
Estas crónicas, modificadas con el paso de los años, llegaron hasta los escritores cristianos posteriores a la Reconquista, quienes las incorporaron a sus obras.
En el siglo XIII, el arzobispo toledano Jiménez de Rada - quien, según Ramón Menéndez Pidal, fue el primero en introducir en la historiografía cristiana el relato del fabuloso palacio encantado de Toledo- recogía en su Crónica la leyenda del palacio encerrojado.
En esta nueva versión se mantenía el arca, dentro de la que se encontraba un paño con las figuras de los árabes y la profecía; la casa volvía a convertirse en palacio, se la ubicaba ya en un lugar concreto -el Alcázar-, y desaparecían los letreros que hacían mención a Hércules: 
"DE COMO EL REY RODRIGO ABRIO EL PALACIO EN TOLEDO, E DESCUBRIO EL PAÑO".
«En esta c¡bdat de Toledo avia entonces un palacio que eSludiera siempre cerrado del tiempo de muchos reyes pasados, e tenia muchas cerraduras e era en el alcQ(;ar. E el rey Rodrigo flzolo abrir, cuydando que esta va en él alxund avaio guardado; mas cuando lo abrieron non fallaron en él nenguna cosa, sy non un arca muy bien cerrada. E el rey Rodrigo mandola abrir, e non fallaron en ella sy non un paño en que estavan escritas letras latinas, e decian as)': Quando estas cerraduras fueren quebrantadas, e el arca, e el palacio fueren abiertos, e lo que y .vacefuere visto, gente de tal manera como en este paño están pyntadas, entrarán en España, e la conquerirán, e serán dende señores. E el re.-v Rodrigo quando aquello vió, pesóle mucho porque fiziera el palacio abrir, e .fizo cerrar el palacio, e el arca, asy como estava primero, e en aquel paño esta van pinturas de omes de caras, e de parescer, e de vestido, as)' como agora andan los alárabes e tenian sus caberas cubiertas. de tocas e esta van cavalleros en cavallos, e los vestidos dellos eran de muchas colores, e tenian en las manos espadas, e ballestas, e sáías airadas, e el color e lasJiguras dellos eran de muchas guisas, e eran espantosa gente de rostros e de cataduras. E el re:)! e los altos ames, ji/eron muchos espantados por aquellas pynturas que vieron en aquel paño. »
FERNANDO ARANDA GUTIÉRREZ JESÚS CARROBLES SANTOSJOSÉ LUIS ISABEL SÁNCHEZ 
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