Revista Diario

Liberarse del estrés

Por Internautabipolar

La vida nos enfrenta constantemente a situaciones que ponen a prueba nuestra capacidad de adaptación. El problema surge cuando queremos controlar mucho más de lo que realmente está a nuestro alcance. Es entonces, al sentirnos desbordados, cuando aparece el estrés. Estar atentos a las señales que nos envía nuestro cuerpo, reconocer con claridad la situación y vivir el presente con confianza y optimismo nos ayudarán a reducir la ansiedad.

El estrés a sido durante hace miles de años un mecanismo indispensable para la supervivencia del ser humano. Así el estrés hace que un alpinista perdido en el Himalaya sea capaz de resistir sin comida y casi sin dormir en unas condiciones extremas, o que los secuestrados por la guerrilla colombiana que consiguieron escapar hace algunos meses sobrevivieran en una selva hostil, caminando sin comida ni casi descanso varios días seguidos. Gracias al estrés, estas personas superan situaciones de emergencia física, donde luchar o huir es lo más razonable.
Sin embargo para lo que vivimos en la ciudad y nuestra causa de estrés es un jefe “tóxico” –la presión del trabajo, el desafío de llegar a fin de mes, los problemas de pareja, las dificultades con la familia, la soledad o una enfermedad crónica-, el estrés deja de ser un aliado para convertirse en una complicación más. Los desafíos de la vida moderna no se suelen resolver con patrones de comportamiento primitivos, como luchar o huir, sino que precisan de estrategias de afrontamiento nuevas, mucho más complejas.

Cynthia trabaja en una empresa de servicios cuyas ventas, por vaivenes del mercado caen dramáticamente. Como tiene una hipoteca y un prestigio profesional, la situación es francamente delicada. Su mente lo percibe como un peligro para su bienestar e, inconscientemente activa en el cuerpo el mecanismo de actuación ante emergencias que conocemos como reacción del estrés. La combinación de emociones negativas tales como la rabia ante las causas del problema y el miedo a perder el empleo o su reputación, hacen que discuta a menudo con sus compañeros y su pareja.

La tensión mental se convierte en muscular y Cynthia empieza a sufrir dolores de cabeza, cuello y hombros. Su apetito también se descontrola y la ansiedad hace que coma en exceso. Además toma mucho café y no duerme bien. Por si fuera poco, su vida afectiva se resiente, pues está de mal humor y no tiene mucho interés en mimos ni en cenas románticas. Cynthia debería liberar la tensión haciendo ejercicio o saliendo con su pareja y amigos, pero como se queda a trabajar hasta tarde está agotada y el fin de semana intenta descansar como puede. Su vida se está volviendo gris. ¿Qué le está pasando?
Cuando las ventas caen, no tiene ningún sentido activar el cuerpo físicamente para luchar o huir. Estos problemas laborales no se resuelven con rabia o miedo de nada sirve acumular tensión muscular, aumentar el apetito para acumular grasa activar el sistema nervioso para estar alerta, sin dormir. Ese patrón nos servía para los peligros de la naturaleza, pero lo que necesita es bien distinto: Cynthia precisa recuperar el equilibrio, es decir, reducir el estrés y poner todo su talento a trabajar. Y ello lo puede conseguir usando la conciencia plena.

Un día Cynthia cae en la cuenta de la situación y ve con claridad cómo la disminución de las ventas le agobia tanto que el estrés se está convirtiendo en una constante en su existencia. En ese momento de claridad delimita el problema en dos frentes; por un lado la caída de ventas a nivel externo y, por el otro, el estrés a nivel interno, que afecta a su calidad de vida y a su ambiente de trabajo. Este es el primer beneficio de aplicar la conciencia plena, la capacidad de parar y ver antes de actuar.

Cynthia decide reducir su estrés lo antes posible y para ello empieza a tomar conciencia de forma intencionada de lo que está ocurriendo en su cuerpo y en su mente, momento a momento, sin juzgar ni echar la culpa a nadie. Comienza a reconocer la situación de forma realista, con aceptación total pero con compromiso y confianza en que ella lo puede afrontar de una forma mejor. Es así como Cynthia presta atención a los signos que le envía el cuerpo y a sus estados emocionales a lo largo de la jornada. Aunque hay ratos en los que está ocupada en asuntos varios como llamadas, reuniones o informes, de tanto en tanto verifica como se encuentra y qué está haciendo al respecto. Su objetivo es recuperar el equilibrio perdido.
Poco a poco, va desarrollando conciencia plena, conectando mejor consigo misma, con sus sensaciones, emociones, pensamientos y con las emociones en su entorno. De este caer en la cuenta, Cynthia empieza a responder de forma consciente y con mayor eficacia a los acontecimientos, en vez de reaccionar automáticamente como lo venía haciendo ahora. Cuando nota que su mente se está ofuscando por situaciones en las que no puede hacer nada, hace una pausa y practica la atención en la respiración durante cinco minutos, observando la entrada y salida del aire por las fosas nasales hasta que la emoción se disipa.

En cuanto nota que se le abre el apetito, en vez de esperar, baja a la cafetería, aunque sea pronto, y pide una gran ensalada. También ha decidido beber más agua y reducir los cafés al mínimo para poder dormir mejor. Si ve que sus compañeros se comportan con excesiva hostilidad o están muy agobiados, intenta escuchar de forma honesta sus problemas, aportando confianza y tranquilidad, lo que no siempre es fácil. Y ante la presión de sus jefes para mejorar las ventas. Cynthia a repasado sus prioridades a fondo y es ahora mucho más selectiva con su tiempo, trabajando solo en aquello que es importante.
Cynthia tiene muy claro que no puede sacrificar su salud o sus relaciones personales a base de quedarse siempre hasta tarde en el trabajo, pues necesita su tiempo para ir al gimnasio y hacer yoga. Es así como ahora puede disfrutar más de su familia y llegar cada mañana renovada al trabajo.

Cuando empezamos a ser conscientes de lo que nos ocurre, solemos tomar responsabilidades sobre nuestros estados de ánimo, nuestras conductas, nuestra alimentación, nuestras prioridades y nuestra comunicación con los demás. El estrés de Cynthia se reduce a medida que ella se va adaptando a los tiempos de crisis, dando de sí lo mejor que tiene, su talento y experiencia, aportando apoyo y confianza a sus compañeros.
La vida no implica ninguna garantía de que las situaciones buenas lo serán para siempre; el cambio es la única constante que existe. Ahora bien, siempre hay algo que podemos hacer para adaptarnos de la mejor forma posible a los acontecimientos, y dejarnos llevar por el estrés no suele ser lo óptimo.

Este enfoque es la base del programa de reducción del estrés basado en la conciencia plena, desarrollado hace más de veinticinco años por el profesor Jon Kabat-Zinn, del Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. Se trata de un entrenamiento integral que incluye yoga para el cuerpo y meditación para la mente; además de presentar diversas herramientas para afrontar el estrés de forma eficaz.
Para desarrollar la conciencia plena debemos reducir al mínimo el piloto automático con el que conducimos el cuerpo y evitar que la mente se ocupe de cosas del pasado que no volverán o de los inciertos acontecimientos del futuro. Muchos de estos pensamientos repetitivos, que ocupan nuestra mente en momentos de estrés, no tienen utilidad práctica, malgastan la energía y nos mantienen en estados de ánimo negativos. Al entrar en contacto con la realidad con apertura y aceptación, nos encontramos con ese espacio privilegiado que es el “aquí y ahora”, el único lugar donde podemos aprender amar o desarrollarnos.

La conciencia plena tiene que ver con vivir la vida con plenitud, con curiosidad en vez de preocupación, con confianza en vez de temor. Es necesario vigilar ese mecanismo que nos hace jugar constantemente los acontecimientos según nuestros gustos o preferencias particulares para poder ver las cosas como son, aunque no nos gusten. Así podremos tomar responsabilidad en lo que está a nuestro alcance, en vez de esperar que sean otros los que cambien las condiciones. La realidad es tozuda y no suele dejarse cambiar fácilmente. Pero cuando aceptamos el desafío que supone vivir de forma consciente y nos comprometemos con el bienestar para nosotros mismos y para las personas que nos rodean, los acontecimientos discurren de otra forma. La conciencia plena nos lleva a entender la realidad de forma diferente, de donde resultan acciones más eficaces que facilitan nuestra transformación y también la de nuestro entorno.


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