Revista Sociedad

Libertad, Igualdad, Fraternidad.

Publicado el 18 marzo 2011 por Lobolupus

Aproximarse a un lema o una frase férrea que es asumida por la historia y la ciudadanía como básicas en las relaciones sociales, siempre es complicado, pero nunca es tan complicado como con el lema “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, compartido por la República Francesa y la masonería.

Una primera lectura consigue un pensamiento allanado al lema, todos queremos libertad, todos queremos igualdad y todos queremos fraternidad, pero una lectura mas atenta nos hace disparar el chip del antagonismo o de idealismo.

Lo cierto es que Libertad, la verdadera Libertad, la soberanía personal entendida como que el ser humano es dueño de si mismo y de sus propiedades sin que otros, por la fuerza o por la imposición legal de colectivización de bienes y éticas puedan decidir sobre el individuo, rara vez puede conjugarse con la Igualdad.

La Igualdad, entendida como la gestión colectiva del trato diferenciado a los diferentes para lograr una reparto justo de los bienes excedentes, si bien a algunos nos puede parecer una organización mas humana de la sociedad, es un termino que, como indicaba, no puede conjugarse con la Libertad.

Y en el animo de rizar el rizo, la Fraternidad reclamada por el clericalismo como parte de su corpus doctrinal y por los socialistas como aspiración en su programa máximo, hace mención al trato como hermanos tanto de iguales como de diferentes.

Libertad, Igualdad, Fraternidad.
Sin embargo, el lema “Libertad, Igualdad, Fraternidad” sigue siendo férreo, incontestable, por que en si mismo esta la clave de la moderación de las relaciones sociales. Dentro de la paradoja esta la respuesta, en su planteamiento de tres palabras y en su orden correcto.

Hago un inciso en el orden correcto, para incluir la anécdota de la proclamación del alzamiento del 18 de julio de 1936 donde se podía leer:

"Como la pureza de nuestras intenciones nos impide el yugular aquellas conquistas que representen un avance en el mejoramiento político-social, el espíritu de odio y venganza no tiene albergue en nuestro pecho; del forzoso naufragio que sufrirán algunos ensayos legislativos, sabremos salvar cuanto sea compatible con la paz interior de España y su anhelada grandeza, haciendo reales por primera vez y en este orden, la trilogía: fraternidad, libertad e igualdad"

En el alzamiento fascista, ponía en esta trilogía el corpus doctrinal clerical-católico representado con la Fraternidad, no entendiéndola como el trato de hermanos entre iguales o diferentes, si no en el dogma religioso emanado del nuevo y antiguo testamento.

Volvamos al lema y leamoslo e interpretemoslo en su orden correcto.

Libertad y soberanía personal del individuo es la base, devolver al ciudadano lo que es suyo, su propia vida, sus propias decisiones y la gestión libre de sus propiedades. Libertad es estar en contra de cualquier autoritarismo, incluso del autoritarismo de los pretendidos regímenes democráticos con un contenido limitado de la soberanía personal mas allá de lo estrictamente razonable. Libertad para auto gestionarse y crecer por los propios méritos en todos los ámbitos de la vida.

La sociedad libertaria, capitalista a la que apunta al concepto es contraria a la propia existencia humana. La asociación colectiva en los primeros asentamientos humanos y el sentimiento de pertenencia inherente a nuestra esencia humana, implica que es necesario el trabajo y aportes comunitarios para mantener una sociedad estructurada. Este es el valor de la Igualdad en la trilogía, parte de nuestra soberanía, parte de nuestros bienes son necesarios socializarlos en una organización, hoy llamada estado, para que este provea los servicios de organización mínimos para tener unas infraestructuras y algunas garantías sociales a la totalidad de los ciudadanos con independencia de su aportación al trabajo o caja común.

En teoría este seria el llamado estado del bienestar que tanto escuchamos nombrar, cuando la realidad es que los estados son extraordinariamente intervencionistas y liberticidas hasta el punto que todos, por incapacidad de adquirir todo el conocimiento de las reglas y leyes de los diferentes organismos públicos, todos somos unos “fuera de la ley”.

El estado del bienestar actual se ha convertido, de una gestión para equilibrar la igualdad entre los ciudadanos en un organismo que oprime la libertad de elección, ya que son burocracias sobre las que el ciudadano tiene muy poco control y las democracias solo lo perpetúan.

La Fraternidad, verdadera amalgama de la coexistencia de la Libertad y la Igualdad es un sentimiento, el sentimiento de que todos los humanos somos libres e iguales, todos estamos en el mismo planeta, caminamos juntos, es el que permite templar el subjetivismo inherente al concepto de soberanía personal moderando sus puntos menos humanistas.

Solo me queda pues, proclamar: Libertad, Igualdad, Fraternidad.


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