#Libros | Lo insólito en Nunca pasa nada

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Lograr un cuento redondo es una tarea ardua, deliciosa, pero ardua. Lograr un conjunto de cuentos que estén amalgamados para formar un libro redondo lo es en mayor medida. Al leer ese hipotético libro, podría parecer que los cuentos no tienen nada que ver unos con otros. Pero no hay que dejarse engañar, en un libro de cuentos redondo, cada pieza debería haber sido trabajada como si fueran engranajes, un cuento apoya al otro y así. Al leer Nunca pasa nada (Bajolaluna, 2014) de Gervasio Noailles(*), tuve esa sensación: las piezas encajaban. Y no hablo de encajar de un modo ortodoxo, hablo de curvaturas, de espirales.
Una de las cosas que más disfruté de Nunca pasa nada es que Noailles es breve y contundente. No hay elementos decorativos ni regodeos innecesarios, todo lo contrario, sólo se dice lo que se debe decir. Algo destacable en cualquier cuentista.
Los 16 cuentos de Nunca pasa nada atraviesan distintos estadios pero ninguno te deja indiferente. Están conformados por personajes y ambientes sólidos, tangibles, muchos transitan lo fantástico, la buena incomodidad. Una invitación a completar lo que falta. Al adentrarte en cada una de las historias comienzas mirando la superficie de un espejo de agua mansa, al avanzar vas descubriendo la corriente turbulenta que remueve el fondo. La nada es una sensación aparente, concentrada para que el final se convierta en latigazo.
Rescato los cuentos “Noche en expansión”, “Silentes” y “Perra suerte”. Este último cierra también el libro. Al terminar de leerlo, me quedé literalmente iterando. ¿Por qué me perturbaba que un perro muriera atropellado en una carretera y, sin embargo, no me inquietara tanto que me contaran sobre los pies inertes de un niño? Tal vez porque ese sea precisamente el logro de Nunca pasada nada: la naturalización de lo insólito.
(*) Gervasio Noailles (1973). Psicólogo y narrador argentino. Se desempeña como psicoanalista, docente e investigador universitario. Su libro de relatos Nunca pasa nada ganó el 2do. Premio del Fondo Nacional de las Artes 2013. Fue becario de maestría de la Universidad de Buenos Aires y ha escrito numerosos trabajos académicos, entre ellos el volumen Estudiantes, Militantes, Analistas, resultado de su tesis de maestría. Actualmente, trabaja en su tesis doctoral en Ciencias Sociales y en su primera novela.